Cuando sea demasiado tarde… - Comienza marzo.
En opinión de Gabriel Dorantes Argandar
En cosa de nada se pasaron las primeras 9 semanas del 2022, y la cosa no ha sido nada fácil. De entrada, ya se inició la 4ta Guerra Mundial, y digo que es la cuarta porque insisto en que la tercera fue el conflicto del Golfo Pérsico. Creo que no me expliqué muy bien la semana pasada cuando quise decir que casi no conozco sobre la historia de Rusia, de cómo en algún momento se aglutinaron varios países en la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas, y en algún momento de finales del siglo pasado se regresó a la lógica de Rusia y un puñado de países dispuestos a conocer la democracia. Lo que sí he podido observar es que casi la totalidad de países del mundo han manifestado su desacuerdo con la invasión de Ucrania y el rechazo a las acciones del Putín, entre los cuales lamentablemente no se encuentra mi país. El presidente López mandó al canciller Ebrard a medio masticar una declaración de desapruebo y luego procedieron a iluminar la sede del gobierno de la Ciudad de México con los colores de la bandera de Rusia. Después dijeron que no, que eran los colores de la bandera de República Dominicana, y hasta casi que me inclinaría a creerlo, pero lo que no puedo creer es que a nadie se le haya ocurrido que TAL VEZ la comunidad nacional e internacional podría creer que el zócalo de la ciudad de México, justo donde se encuentra Palacio Nacional, la ahora casa del preciso mismo, se hubiese iluminado con los colores de la bandera de Rusia y no con los de la bandera de la República Dominicana justo en la coyuntura histórica de la Cuarta Guerra Mundial. ¿De verdad les sale más barato sostener que somos inocentes a que apoyamos a un país que está invadiendo la soberanía de otro? Al final todo resultó en una gran cantinfleada que nos dejó con la imagen que nos hemos comprado en los últimos 40 años: un país controlado por intereses ajenos a los domésticos. Sobresale el hecho de que en el lapso de tres días, el presidente de Ucrania se muestra al frente de la defensa de su país, enfundado en un traje de guerra, exigiéndole a los gringos que manden municiones en lugar de ofrecerles aventones, haciéndole frente a un hombre formado en la mismísima KGB, y el presidente de México es sacado antes que todos del show de la Mañanera por un temblor 6.1 con epicentro en Veracruz, quesque por protocolo.
Por otro lado, sucedió el “Ayotzinapa” de este sexenio. Un comando armado (como cualquier otro de los que se encuentran habitualmente en este país) visitó bajo circunstancias poco claras el funeral de un individuo, y luego procedieron a ejecutar a un número tampoco clara de individuos. Pude observar una declaración del presidente municipal de dicho municipio sosteniendo que las autoridades se tomaron su tiempo en acudir a la escena (con el clásico policiaco de esperar a que terminara el problema), aceptando que las autoridades municipales no están a la altura de la capacidad de ataque del desgobierno desorganizado. Las unidades de desgobierno procedieron a acribillar a 17 individuos, para luego levantar ellos mismos los cadáveres y hacer uso de sendas Karchers para eliminar los rastros de las banquetas. Al parecer las autoridades han decidió argumentar que como no hay cadáveres, por lo tanto, no hay crimen, por lo que entonces no se puede realizar una investigación. Lo que más llama la atención es que fue uno de los primeros argumentos que esgrimió (adivinó usted correctamente) la administración del expresidente Enrique Peña Nieto a finales de septiembre de 2014, en la que otros miembros del mismo desgobierno desorganizado ultra incineraron hasta la evaporación 43 cadáveres de estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa. La conclusión a la que llego es la misma, que este sexenio no es ni mejor ni peor que los anteriores. Es, cuando menos, igual.
También anunciaron que Pedro César Carrizales Becerra, mejor conocido como “El Mijis”, quien fuera diputado local del estado de San Luis Potosí, apareció muerto en un accidente automovilístico casi un mes de que se haya reportado su desaparición. Un hecho de tránsito, alegan las autoridades, pero encontré una nota en la que el papá del individuo en cuestión manifiesta que el auto reportado en el incidente no era la unidad propiedad del exdiputado, y pues por supuesto queda la duda al respecto del accidente de tránsito que tardó un mes en terminar con la vida de un legislador mexicano. Con gran seguridad ya no sabremos más al respecto.
Finalmente, pusieron a la sombra a quien fuera Secretaria de Obras del desgobernador Graco Ramírez (el pequeño), por un aparente desvío de vaya usted a saber cuántos millones de pesos que se desaparecieron durante el sexenio del peor gobernador que haya tenido el glorioso estado de Morelos. Diría que el Commander in Absence ya tocó fondo saliendo en un programa de opinión deportiva solicitando se le permita administrar el Club América, que tengo entendido que está hundido en la peor racha de toda su historia como equipo. Vamos, que las prioridades del desgobierno actual de mi estado están debidamente apuntadas hacia los temas más relevantes y a los intereses más prioritarios. Harta calma al respecto, así que vamos a ver si el tema del agua en la capital se resuelve, porque la seguridad no tiene para cuándo.
En temas de coronavirus parece que la cosa va muy a la baja, la pandemia de por sí ya no estaba en la mente de los transeúntes y automovilistas de Cuernavaca. Así que, si tiene que salir al super o a lo más indispensable, tal vez pueda hacerlo, aunque el riesgo de que pierda usted sus posesiones (ya deje usted el envenenamiento masivo por plomo al que se puede encontrar), sigue estando latente, porque febrero ha muerto, pero marzo a penas viene empezando.
Seamos pacientes en ver qué sorpresas nos trae.