Columna Desde la Torre - Escoria

En opinión de Roberto Enrique Rodríguez Guerrero

Columna Desde la Torre - Escoria

Llegamos afortunadamente a este año 2022, las dificultades que se tendrán que enfrentar no son pocas, primero que nada buscar evadir el contagio del ómicron una variante más del COVID, quienes lo superen estarán entrando vertiginosamente al umbral sombrío de la precariedad económica,-por desconfianza en el gobierno salieron del país 257 mil millones de pesos y CitiBanamex, el tercer banco más grande de México y uno de los más antiguos del sistema bancario, sale del mercado y pone en venta su marca, activos, sucursales y hasta su patrimonio cultural- pero estos problemas no se encuentran en la agenda de los políticos mexicanos, que a fin de no perder los beneficios de un sistema político decadente, se aprestan a lanzar las candidaturas de quienes desgobernaran en seis estados de la República. 

La sociedad de la mano del gobierno, cayeron en el foso lleno de escoria y no solamente los residuos que dejaran los yerros de quienes olvidaron el deber constitucional de fortalecer el Estado de Derecho de nuestra querida nación, con sus actos abominables, llevaron al clímax, al desgajamiento del tejido social, el ejemplo que a pocos llama la atención es de los padres que sin razón convierten la relación con sus vástagos en la escoria humana, las personas que repugnan y son despreciables. El presidente de la República sea corrupto, no es causa de asombro, desde que se inició en la vida pública Andrés Manuel López Obrador, en su trayecto fue dejando las huellas de un  ser deshonesto, que ahora gobierna con ese mismo estilo de vida,  no tiene parangón alguno por lo detestable, que esa misma forma ruin la trasmita a sus “trivagos”,  no los alejó de la suciedad, AMLO impulsó y convirtió el sistema político en un caos,  de ahí que sus hijos en menos de tres años, superan los actos de corrupción que cínicamente presumen a los mexicanos, y ante el mundo, se les conoce como una viles y despreciables sabandijas. 

López Obrador  y sus tres hijos José Ramón, Andrés Manuel y Gonzalo Alfonso López Beltrán, son la muestra palpable de la desvergüenza, se olvidan, que ellos deben de ser el ejemplo de los frutos benignos, el producto de cuando se cumple al acompañar, cuidar y educar a los hijos, el que lo dude se encontrará frente a una tarea ardua, llena de obstáculos y contratiempos, pero a la vez emocionante y extraordinaria, para quienes logran el mejor cometido que el ser humano tiene para disfrutar antes de su concepción y durante el trayecto, el mejor oficio del mundo, hacer gentes de bien, que es un regalo que a diario se recibe con cariño a raudales, amor sin condición. 

La forma más certera de aprender de los padres que tuvieron el rol de hijos, que cometieron errores, las heridas se fueron restañando para estar prestos a que la descendencia no los cometa, y en el caso del presidente de la República, sus hijos aprendieron el lenguaje de su progenitor, el doble discurso, la doble moral. Andrés Manuel López Obrador, desde temprana edad los despertó asesinando su inocencia,  no les  contagió las ganas de aprender, de descubrir, investigar o crear, la luz que iluminó su vida, fue el de aprender a mentir, a descubrir el dinero fácil, investigar en qué áreas del gobierno podrían meter la mano para apoderarse de los recursos de la nación que dejó de ser del pueblo, y ellos sean sus únicos beneficiarios, creando paraísos para desviar y ocultar el robo que día a día hacen del erario público. 

El presidente de la República es en lo único que no se equivocó, fue al educar a sus hijos a su semejanza, no tiene frustración alguna, los alumnos están superando al maestro, los objetivos que se plantearon sin métodos mágicos, tal y como es el proceder en su administración  del ensayo y error, fue largo y sinuoso el camino, pero los López Beltrán, no son parte de la adversidad de los millones de mexicanos, la seguridad con que se manejó su proyecto tal y como lo planearon a corto plazo desde el 2018 lo impulsan a una velocidad vertiginosa, dieron el salto cuántico, de ser unos ninis, se transformaron en empresarios multimillonarios de nuevo cuño, que sin invertir un solo peso, hoy los tienen una fortuna que en corto tiempo rebasará a los ricos enumerados en la listas de Forbes. No tienen ideologías, de lo único que están ciertos que el poder se hizo para abusar de él y que con todo el dinero que amasen en estos seis años, el brazo de la justicia estará corto para alcanzarlos, esa es la realidad del porqué nuestro país jamás progresará. Las leyes y normas se encuentran bien escritas, pero no  aplicables para aquellos que como el caso de los López Beltrán, con el sobrado lujo de tráfico de influencias pisotean nuestra Carta Magna, crecieron observando a su padre, el político que amenaza y tomaba como rehenes los pozos petroleros de su natal estado y que en lugar de castigarle, recibía millonadas de pesos para levantar el movimiento, el detonante de su riqueza se dio en el plantón en Paseo de la Reforma en la CDMX, recibió más de 9 mil millones de pesos  entregados por el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, su activismo de corrupción no tuvo límites y ahora como presidente no iba a cambiar “el leopardo no cambia de manchas” o como también se dice “el escorpión jamás cambiará su naturaleza, su esencia”. 

El hablar y actuar con incoherencia del presidente López Obrador, es el lenguaje más persuasivo, que mantiene a sus millones de seguidores, construyó un muro acumulado de incongruencias que en 1000 días la cosecha de su 4ta. Transformación es la decepción, un mandatario y su corte de aduladores inmorales, está claro, perecerán, su destino está marcado por la historia. 

AMLO se equivocó, si pretendió una dictadura, primero tenía que estabilizar el país y no confrontarlo, se equivocó también en la gestión frente a la pandemia, en lugar de falsedades, hizo falta un fuerte sistema de salud, ejecutó mal su tarea y propagó el virus que amenaza a la población, provocando la depresión, la ansiedad, la soledad, la desconfianza, más pobreza, la polarización social, el enfrentamiento entre los mexicanos. 

Bien, después de estos dislates sobre la familia inmoral y escoria de nuestra sociedad, viene el alud de imposiciones que vendrán a empeorar los pueriles  intereses de López Obrador, precipitará el  proceso de centralización del poder para engañar y revertir su derrota anunciada para el 10 de abril del ejercicio ciudadano de la Revocación del Mandato, agudizando  los embates contra el INE, para culparlo de cualquier resultado adverso, utilizando la mano negra del crimen organizado, para que interfiera también en el proceso electoral de este año, sembrando el terror al elevar las tasas de homicidios, robos, extorsión y entren de lleno a los negocios que licite el gobierno, la idea de López Obrador es fortalecer los grupos del crimen organizado de la mano de la Secretaría de la Defensa Nacional, para tener con la soga al cuello de los ciudadanos mexicanos; está presente la cooptación de los integrantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y aumentará  la presión y los ataques reputacionales sobre el Poder Judicial de la Federación. 

La última y nos vamos: ¿Que será mejor? quedarse cocinado en el sartén del no pasa nada o dar el salto para enfrentar la realidad de este 2022. Al final, todos pagaremos el precio de nuestros pecados, es imprescindible que la escoria deje de vulnerar a nuestra sociedad mexicana. El temor, incapacidad o complicidad nos dejan a merced de los criminales.