Casos y Cosas de Morelos - La Zona Roja de Morelos
En opinión de Sergio Dorado
Si en la entrega anterior nos referíamos a la dilación del Congreso para el nombramiento del titular de los Derechos Humanos de Morelos, que sucedió hace apenas unos días con la designación del graquista Raúl Israel Hernández Cruz, que dejó al estado por largo tiempo sin cuidador de víctimas que abundan por todos lados, peor estamos en materia de fiscalización donde los diputadazos prometen que en unos días tendremos flamante titular de la Entidad Superior de Auditoría y Fiscalización (ESAF), después de 7 meses de espera, lo que rompe el récord en demora y negligencia, además de levantar la sospecha sobre qué habrán hecho los diputadazos de la 54 con el erario público sin fiscalización. Por eso de que cuando el gato anda fuera de casa, los ratones tienen fiesta.
Lo bueno es que seguramente, estimado y único lector, los diputadazos de la 54 agarraron harta experiencia en el nombramiento del titular de los Derechos Humanos del estado, pues tuvieron que analizar 23 expedientes en torno a la formación, honestidad y experiencia de los suspirantes antes de seleccionar por unanimidad al discípulo amarillento de Graco Ramírez. En cambio, con el nombramiento para la ESAF, el Congreso tiene que analizar 29 expedientes, figúrese usted, y en pleno verano vacacional, carajo.
La lógica dicta que si hubo unanimidad en el nombramiento del Ombudsman, también debe haberla en el nombramiento del Auditor, para mostrar así a la sociedad que con este empate de unanimidad, los diputadazos mas que Congreso son una Sociedad Anónima envidiable, pues en todo se ponen de acuerdo y merecen emolumentos más allá de los 108 mil pesos mensuales, además de la certificación ISO 100,000, si permite usted la exageración, entre otras distinciones. Y eso desde luego, ante la vertiginosidad del mundo que nos toca vivir, que apenas da tiempo de ir al baño, da sosiego al electorado. Da sosiego porque finalmente el poder legislativo se ha vuelto “cuerdo”, y tal cordura, desde luego, siempre lleva a paraísos políticos felices.
Aunque también, por otro lado, puede que esta vez el Congreso sea quien escoja su propio delfín para disimular desapego al dinero de Graco Ramírez, quien anda como padrino de pueblo arrojando billete al aire para que en el empedrado los niños diputadazos se desgarren las vestiduras por millones de pesos a ras de suelo. Digo, en política todo se vale mientras el velero vaya con buen viento hacia el derrotero común de la corrupción, que es volverse solvente sempiterno a la brevedad posible. Porque un Auditor a modo, con la venia del ex mandatario, claro, hará lo mismo que Loredo Méndez; es decir, hacerse… y servir a sus jefes, el Congreso y el ex gobernador,quienes sin repercusión alguna, hicieron lo que se le pegó la ganacon las arcas del estado.
Por eso últimamente urge a la 54 el nombramiento fiscalizador, porque hay que asirse a algo que su respetabilidad convenza al electorado para la relección del 2021. Y como la línea de Andrés Manuel López Obrador es la transparencia totalmente desnuda, bien se presta el disimulo tras bambalinas; por eso pueden seguir el ejemplo de la ex diputadaza Hortencia Figueroa, de la mafia 53, quien sin temor a la justicia, no solamente se llevó las sillas y los trapeadores del Congreso sino cheques millonarios por su admirable labor parlamentaria.
Todavía no se dan cuenta los angelitos que con la reputación de la 54 que cargan a cuestas, jamás serán reelectos. Por eso rapidito, rapidito, antes de que el gato güero retorne a casa con las uñas afiladas, los diputadazos venden cara la dignidad al mejor postor, justo como las que mercaban el cuerpo en lo que fue el barrio de Acapantzingo en mis años mozos: La Zona Roja de Morelos.