Árbol inmóvil - Encuestitis, la patología psíquica

En opinión de Juan Lagunas

Árbol inmóvil - Encuestitis, la patología psíquica

Los errores en las encuestas (en este periodo comicial) no son infrecuentes. El alarde de las mismas se ha vuelto una patología psíquica en quien las financia. El político, dentro del escenario actual (Morelos, incluido), está inmerso en un éter falaz, ataviado de conjeturas estériles.  

Por lógica, quienes ahora lideran el sofisma son los “punteros” a la alcaldía de la capital, que ven en peligro la saciedad de sus concupiscencias. El más proclive es Sergio Estrada-Cajigal. En el reciente “debate” (acto circense), auspiciado por Canaco, el expanista evadió una disputa contra Cipriano Sotelo. ¿La causa?: conoce, aun con su ignorancia supina, la inmundicia intestina de un partido político y, con base en eso, asume el “mutis” total; o sea, la no confrontación, como una estrategia para avanzar. Sobre el camino (funesto) hace uso de esos instrumentos de “medición”, manipulándolos. Inadmisible. 

Es común divisar que, tras la “spotización”, sobrevienen las encuestas y los sondeos (símiles a un viento inadvertido, pero que recorre el rostro en la oscuridad).  

Motivado por el cinismo o la “bondad”, uno de ellos cometió la osadía de manipular una encuesta. El lucro no tiene corolario. Es un elemento que sobrepasa a la insolencia. En fin… 

Retornando al exgobernador (Sergio “El Bailador”), es preciso exponer que el ansia del poder atrae. El temperamento de la cordura se disipa a medida que la desvergüenza puebla los sentidos. El caso es “liquidar” al de enfrente, a través de argumentos científicos tergiversados. 

Ante eso, me asalta este busilis: ¿cuáles serían las regulaciones mínimas en materia de publicación de encuestas en época comicial? Pese a todo, éstas forman parte del paisaje del condicionamiento del voto. Los medios de comunicación son encubridores (coberteras o celestinas de la maniobra tenebrosa). 

Las redes sociales se han vuelto, además de dehesas de la oralidad rival, encubridoras del descaro. En ese sentido, cabe decir que el político no actúa solo. Su avaricia abre un abanico de corrupción (a la postre, impunidad), que se asemeja a un río caudaloso.  

La denominada “guerra sucia” no tiene parangón; es incesante. Se vuelve “noticias falsas”, bulos, “bots”… Algarabía adelantada (y venidera). El ejercicio político no conoce de transparencia ni rendición de cuentas.  

Epílogo: el contorno es impudor prístino. Ya vendrá el “Día D”. Ahí se verá la realidad, junto con la jornada de escrutinio y cómputo (el nueve de junio de 2021).  

Por el momento, la “encuestitis” pone en primer lugar a todos y a ninguno. Nadie sabe diferir con la idea del dinero en el pensamiento. Gatopardismo…  

 

ZALEMAS 

            No era necesaria la disputa. El Ungido siempre une…