Trabajo doméstico resulta escasamente remunerado
Se calcula que pasa con el 75% de esa labor

En México el 75% del trabajo no remunerado asociado al cuidado —que no solo incluye a los hijos, sino también a personas dependientes en el hogar— recae sobre las mujeres.
Esta carga representa una tendencia persistente que afecta la equidad de género y la justicia social en la región, según destacó Mercedes Adriana Ríos Irra, directora general de Isonomía Centro de Alfabetización y Formación en Derechos Humanos, Asociación Civil.
El problema del trabajo no remunerado radica en que, aunque estas tareas no reciben pago, socialmente se asumen como una obligación moral de las mujeres. La sanción social actúa como mecanismo para imponer esta carga, lo que genera una desigualdad sistemática. Además, el trabajo doméstico y de cuidados históricamente ha sido invisibilizado y considerado un “trabajo de mujeres”, lo que ha influido en la brecha salarial y laboral.
Ríos Irra explicó que, según el Sistema Nacional de Cuidados, la mayoría de las labores de cuidado —incluidas las realizadas en hospitales, como enfermería— son realizadas por mujeres, reforzando un modelo social que asigna a las mujeres estas responsabilidades sin una remuneración justa ni condiciones equitativas. Aunque la participación femenina en la fuerza laboral ha crecido desde la Revolución Francesa, las mujeres siguen enfrentando pagos menores y discriminación, especialmente cuando son madres.
Esta situación tiene múltiples implicaciones: la maternidad sigue siendo motivo de discriminación laboral, se juzga a las mujeres por tener hijos o familiares a su cargo, y muchas madres no cuentan con acceso adecuado a seguridad social o apoyos estatales. Esto no solo afecta a las mujeres, sino a toda la sociedad, ya que el cuidado es esencial para que otros puedan trabajar y desarrollarse.
La directora de Isonomía llamó a abrir un diálogo nacional que involucre al Estado para crear políticas públicas que reconozcan y apoyen el trabajo de cuidado. Esto incluye discutir licencias de maternidad y paternidad, apoyar la salud mental de las madres, y desmontar estereotipos de género que limitan el desarrollo profesional y personal de las mujeres.
Finalmente, Ríos Irra resaltó la importancia de visibilizar estas “violencias silenciosas” y promover la corresponsabilidad en el cuidado, pues cuidar no solo implica amor sino también una inversión económica y social que debe ser reconocida desde los derechos humanos.