¿Somos un país municipal?

En opinión de David Colmenares Páramo

¿Somos un país municipal?

Son tantos los asuntos de los que se ocupa la agenda pública, que se nos olvidan temas pendientes desde hace muchos años, como el del desarrollo armónico e integral del municipio.

Recordemos que somos un país federal con más de 2,500 municipios y muchas más localidades, orden de gobierno que, en un país federal, es el único que tiene territorio, que su desarrollo es totalmente asimétrico y que en ellos aún vive una parte importante de la población rural, así como la población indígena, como es el caso de los estados del sureste, particularmente Oaxaca, con 570 municipios, de los cuales 417 son de Usos y Costumbres. De ese número tan grande de municipios, la mayoría tienen menos de 25 mil habitantes y la mayor parte de la población rural.

En otro extremo en 200 municipios, se concentra el 60 por ciento de la población, son los municipios mayores a 200 mil habitantes, ahí se recauda el 84 por ciento de la recaudación de predial y de los derechos de agua.

Extremos: los 570 de Oaxaca y los cinco de Baja California.

Veamos asimismo el tema de la deuda municipal, que asciende un poco más de 41 mil millones de pesos, en los municipios de cinco estados, Jalisco, Baja California, Nuevo León, México y Sonora, se concentra más de la mitad de la deuda municipal, solo en 14 capitales se tiene más de la cuarta parte del endeudamiento, también se concentra en pasos fronterizos del norte y zonas turísticas, como Cozumel y Puerto Peñasco.

En la lista de los municipios que concentran el 80 por ciento de la deuda, solo hay cuatro del sureste: uno de Chiapas, Guerrero, Tabasco y Campeche.

 

En contraparte la recaudación tributaria de los municipios es poco representativa, ya que si quitamos a la CDMX que es un gobierno central o unitario, donde las alcaldías no son municipios, la misma apenas rebasa el cero punto uno por ciento y se ha repetido mucho el desnivel que existe desde hace muchos años en la recaudación municipal, a pesar de que tienen nuevas facultades impositivas desde 1997. Las razones son varias, la dispersión poblacional, la cantidad de municipios en condiciones de pobreza y alta marginalidad, recordemos lo que pasó en la crisis de 2008, cuando creció la población en condiciones de miseria, nivel solo igualado entonces por un país del Caribe.

 Otra causa fue la modificación en 2008, de los criterios para la distribución del Fondo de Fomento Municipal, eliminando su vinculación a la dinámica recaudatoria de predial y agua, contrario a como había quedado establecido en las reformas a las fórmulas de distribución de participaciones de 1990, cuando su dinámica se vinculó en la fórmula de distribución de dicho Fondo, cambiando en 2008 a la población domiciliada para el cien por ciento, con lo cual los municipios con menor población se vieron afectados. Ya no era siquiera por la fortaleza económica de algunos municipios, como las capitales económicas y políticas, así como los centros turísticos del País. Adicionalmente en 2012 se elimina el impuesto a la tenencia, cuya recaudación equivalía a un mes más de participaciones, cambio unilateral por parte de los estados, omitiendo que a los municipios correspondía por lo menos el 20 por ciento de lo recaudado por tenencia, generalmente sin consultarles y menos sin compensarlos.

Existe una resistencia a cobrar este impuesto, igual que el predial porque se les “educo” con el llamado “costo político”, cuando es todo lo contrario. La entidad que mejor recauda predial y tenencia es la CDMX eso es muy claro, por eso no es tan vulnerable, a la dependencia de las transferencias de impuestos federales, por ejemplo, no recibe las aportaciones para educación básica, esto es el FONE, antes el FAEB.

brunodavidpau@yahoo.com.mx