Sin pistas, en crimen de un policía militar
Todo un velo de misterio rodea la muerte de un supuesto militar, cuyo cadáver fue encontrado al interior de lujosa camioneta abandonada en el libramiento de la autopista La Pera-Cuautla, en las inmediaciones de Tepoztlán. Tenía un orificio de bala en el cuello y decían que murió de infarto.
La víctima, de nombre Guillermo, de aproximadamente 40 años, vestía ropas civiles y aparentemente recibió el disparo en el cuello cuando se encontraba dormido, recostado en el asiento del copiloto de un vehículo línea Captiva, color negra y con placas del Estado de México, estacionada en el acotamiento, kilómetro 3.
El caso se conoció el domingo anterior aproximadamente a las 10 de la noche y la fotografía del cadáver fue divulgada por algún policía o de periciales, para morbo, debido a lo delicado de este homicidio, ya que podría tratarse de un militar, quizá retirado, en activo o de inteligencia, debido a una credencial a su favor adscrito al cuarto batallón de la policía militar, aunque podría no ser auténtica.
En el cuello se le apreció una herida de bala calibre 25, -la más pequeña y en desuso en armas de fuego-, considerada en su tiempo para uso “de las damas” por su pequeñez y por la posición en que se encontraba la víctima, denota que dormía, o en su caso, así lo acomodaron, porque el asiento trasero estaba colocado como sostén del asiento delantero recostado hacia atrás en posición para dormir.
No se le apreciaron otro tipo de lesiones de forcejeo o simular una riña, se cree que la víctima pudo haber sido ultimado a traición, por alguien allegado y premeditado, -porque ya traía la pequeña arma para el caso-, que pudo haberlo invitado a tomar y liquidarlo cuando dormía.
De la costosa camioneta nada se sabe, pero es sabido, cuando pasa esto la autoridad se apresura a decir: “Cuenta con reporte de robo”, o en su caso, “era del difunto”, tampoco se sabe quién filtró la foto a la prensa, tomada desde el interior de la camioneta y con qué intención, tal y como ocurrió con el caso de “El Barbas”, para exhibir su cadáver.