Serpientes y escaleras - ¿Ya ganó Morena las elecciones?

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - ¿Ya ganó Morena las elecciones?

No es la primera vez que una fuerza política aventaja a sus opositores. Y no siempre gana.

 

¿Ya ganó Morena las elecciones?

La confianza que muestran diversos actores afines al Movimiento de Regeneración Nacional en Morelos contrasta con el desánimo que tienen los inexistentes actores de la oposición local. A poco más de un año de la elección, las encuestas favorecen a Morena por al menos quince puntos sobre su más cercano rival y ello provoca una seguridad de triunfo absoluta en la 4T. ¿Con estos números es seguro que Morena gane la contienda del 2024?

Pongamos las cosas en contexto: el último gobierno del Partido Revolucionario Institucional en Morelos fue el que ejerció Jorge Carrillo Olea (1994-2000), pero que tuvo que ser concluido por Jorge Morales Barud luego de la licencia definitiva presentada por el general ante la crisis política y de inseguridad que vivió su administración.

Después vinieron dos gobiernos del Partido Acción Nacional: Sergio Alberto Estrada Cajigal (2000-2006) y Marco Antonio Adame Castillo (2006-2012); ambas administraciones vivieron momentos críticos en materia de seguridad, a los dos gobernadores les detuvieron funcionarios por estar vinculados al narcotráfico y concluyeron su mandato en medio de acusaciones por brindar protección a la delincuencia organizada.

El Partido de la Revolución Democrática ganó la elección del 2012 con Graco Luis Ramírez Garrido Abreu; el tabasqueño asumió el cargo con un discurso explosivo: afirmó que recibía un narco estado y un gobierno corrupto, prometió que durante su gestión Morelos recobraría la paz a partir de una estrategia de seguridad que centralizaría el control de todas las policías.

Seis años de gobierno perredista fueron suficientes para los morelenses, porque en ese lapso la inseguridad en lugar de disminuir aumentó y los actos de corrupción cometidos desde el gobierno por el gobernador y su familia marcaron un antes y un después en el robo público institucionalizado. La gestión de Graco Ramírez fue tan mala que costó a su partido la pérdida de su registro como instituto político.

El 2018 Morelos se sumó a la ola morenista y votó en cascada por el proyecto de la Cuarta Transformación que encabezaba el entonces candidato Andrés Manuel López Obrador. El triunfo en esa elección fue de la 4T, la gente respondió al llamado obradorista y votó parejo por todos los candidatos postulador por el Movimiento de Regeneración Nacional.

Algo hay que tener claro en esta historia: quien ganó la elección del 2018 fue Morena, no los candidatos locales, incluyendo a Cuauhtémoc Blanco; esto se puede confirmar al revisar la manera como sufragó el ciudadano: por cada 4 votos a Morena hubo 1 al PES, el partido que abanderó al futbolista.

Cinco años después y en la víspera de que arranque un nuevo proceso electoral las encuestas conceden una cómoda ventaja al Movimiento de Regeneración Nacional. Las cifras son contundentes en lo que respecta a la empatía que siente la gente con Morena y el desprestigio de los demás partidos, pero hay un rubro que también vale la pena observar: los indecisos. La ventaja de Morena sobre su más cercano contendiente es de quince puntos en promedio, pero el renglón de indecisos supera los 25 puntos. ¿Hacia dónde se inclinarían quienes aún no expresan su simpatía?

En Morelos el porcentaje de participación ciudadana en las elecciones está por encima de la media nacional, es decir, los morelenses son personas que salen a votar; item más: en la tierra de Zapata la gente sabe votar diferenciado, analiza el perfil de los candidatos y no tiene miedo de emitir sus sufragios por figuras de diferentes partidos. Lo ha hecho varias veces en múltiples elecciones.

Suponer que Morena tiene el triunfo asegurado en el 2024 es un error; más allá de la simpatía obradorista y la desarticulación de la oposición están los problemas naturales que Morena vivirá en el proceso de selección de sus candidatos. Veámoslo así: ante la falta de una figura propia que tenga rentabilidad electoral, lo que buscan algunos dirigentes de la oposición es captar a alguno de los precandidatos de la 4T para postularlo.

Visto el perfil de los precandidatos que compiten por las candidaturas de Morena en los nueve estados que tendrán elecciones concurrentes en el 2024 es posible advertir que la posibilidad de que en Morelos la ley obligue al Movimiento de Regeneración Nacional a postular a una mujer es sumamente alta.

En la 4T morelense hay tres mujeres perfiladas a la candidatura: Cecilia Rodríguez, Margarita González y Lucía Meza; las dos primeras son damas que se mueven bajo los lineamientos institucionales de la 4T, mientras que la tercera pertenece a la corriente política de Ricardo Monreal, adversario político del presidente Andrés Manuel López Obrador. ¿Falta algo? Si: la senadora está enfrentada con el gobernador Cuauhtémoc Blanco.

Una y otra vez se ha dicho: el reto más fuerte de Morena en el proceso de sucesión es interno, está entre quienes buscan la candidatura y hasta el momento no dialogan entre sí. En este panorama hay un aspecto importante más que se debe considerar: en el morenismo local hay dos bloques políticos: el de los fundadores y los neomorenistas que representan la corriente política de Cuauhtémoc Blanco.

El futbolista tiene en la mesa a dos figuras de su gabinete como propuestas para la candidatura: Víctor Mercado y Cecilia Rodríguez; además están los personajes que rodean a su hermano, que intentarán ocupar otras candidaturas, incluyendo una de las dos posiciones al senado que quiere el propio Ulises Bravo. Si el morenismo histórico se divide y se descuida, las candidaturas más importantes del 2024 las ocuparán figuras propuestas por Cuauhtémoc Blanco Bravo.

La oposición morelense es inexistente, carece de líderes, tiene malos dirigentes, no cuenta con agenda social y está totalmente desarticulada; a casi nadie le interesa competir por esa vía porque se entiende que se trata de una batalla casi imposible de ganar. En Morena ocurre lo contrario: es la primera fuerza política en un estado obradorista, por ello muchos pelean a muerte por los espacios; el riesgo de una división interna producto de lo que algunos llamarían imposiciones es real.

Difícilmente la oposición local le ganaría el 2024 a Morena. A menos de que se vuelvan una plataforma de morenistas resentidos y se presenten como el obradorismo legítimo.

·         posdata

La situación al interior del Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de Cuernavaca es cada vez más compleja; a la crisis financiera del organismo municipal y la angustia social que provoca la temporada de estiaje se suma el pésimo manejo de la dependencia.

Las últimas semanas se han caracterizado por bloqueos ciudadanos en diversas calles de la ciudad, se trata de personas que reclaman la falta de suministro de agua por varias semanas y la indolencia de los directivos del Sapac ante las peticiones; “nosotros pagamos puntualmente y el agua no nos llega, venimos a pedir que nos manden pipas y nadie nos hace caso”.

El viernes pasado nuevamente hubo inconformidad, pero ahora fueron empleados del organismo; el comisario del Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de Cuernavaca, Eleael Acevedo convocó a una rueda de prensa para hablar sobre el tema y al lugar llegaron trabajadores inconformes acompañados de uno de los líderes sindicales.

Eleael Acevedo es un hombre de carácter difícil, afecto al pleito y caracterizado desde hace años por discutir por todo y con todos; “Estoy jubilado y no me importa lo que digan de mi, me gusta pelearme en redes sociales y confrontar a cualquiera” me decía el abogado hace un par de años, antes de incorporarse al gobierno municipal.

Su personalidad y la de la directora se mezclan con su inexperiencia en el tema de agua, ambos son abogados que durante toda su vida han trabajado en distintos sectores del gobierno, es decir, siempre han estado pegados al presupuesto. Hoy enfrentan un reto profesional distinto que demanda además de conocimiento específico en el tema, una tolerancia y capacidad de diálogo que nunca han tenido. Son, pongámoslo de esta manera, personas a las que pocos quisieran tener de amigos.

La crisis del Sapac es multifactorial: es económica, es operativa, es técnica, es ambiental y también de liderazgo; ni Evelia Flores ni Eleael Acevedo son líderes, vamos, ni siquiera son personas agradables; ninguno de ellos tiene empatía con los trabajadores, ni tampoco una actitud que genere respeto o empatía. Son difíciles, de malos trato y poca paciencia ¿Cómo es posible que funcionarios así estén a cargo de una dependencia en crisis a punto de la ebullición?

El alcalde José Luis Urióstegui lleva a cuestas la pesada carga que le generan los hermanos Martínez Terrazas y el panismo que lo acompaña, pero también la incómoda compañía de funcionarios que se suponía iban a ayudarlo y le están causando mucho daño, como Eleael Acevedo.

Lo que pasó en esa rueda de prensa no es casualidad, ni será el único momento incómodo que vivirá el comisario.

·         nota

Al alcalde de Cuernavaca lo que le gusta es el ambiente policiaco y que le aplaudan, por eso su decisión de encabezar una lucha personal contra la delincuencia y acudir a todos los eventos posibles, aunque no sirvan de nada. Quienes conocemos a José Luis Urióstegui lo hemos escuchado hablar durante años del tema de seguridad y afirmar que él y solo él tiene la fórmula para resolver el problema delictivo. Es, digámoslo de esta forma: un policía frustrado.

El problema es que de la teoría a la práctica hay una diferencia notable: desde hace más de un año el abogado está a cargo de la seguridad en Cuernavaca y la situación en lugar de mejorar ha empeorado. Al alcalde le incomoda que le pregunten por las fallas de su equipo y al estilo López Obrador maneja “otros datos” que le permiten reiterar que las cosas van bien en la capital a pesar de los imparables hechos de violencia.

Esto es lo que el presidente municipal dijo el viernes sobre el enésimo cuerpo humano encontrado sin vida en las calles de Cuernavaca:

“Los trabajos se siguen realizando, pero como saben esta pugna entre bandas de delincuencia organizada siguen dejando evidencias: la persona que fue privada de la vida y abandonado el cuerpo en vía pública es una muestra de ello, sin embargo son hechos que corresponderá a la fiscalía investigar; nosotros seguiremos buscando a manera de prevenir lo mejor posible.

-          El gobierno del estado presume que a pesar de que ya no está en el mando coordinado de policía le brindan apoyo ¿Es cierto?

Si, desde luego que hemos recibido apoyo en vigilancia, en presencia y nosotros también hacemos la parte que nos corresponde; no dependemos completamente del apoyo del estado, sino también y más del propio esfuerzo de la Seprac”

No hay peor ciego que aquel que se rehúsa a ver.

·         post it

Graco Ramírez destinó miles de millones de pesos a la seguridad, construyó un centro de comando, control y vigilancia (C5), rentó dos helicópteros, alquiló cientos de patrullas, contrató a miles de elementos, importó a un jefe de policía de Tijuana para que encabezara la estrategia de seguridad y construyó varios cuarteles para las fuerzas de seguridad federales. Seis años después su plan fracasó.

Cuauhtémoc Blanco dejó la estrategia de seguridad estatal en manos de un marino enviado por el gobierno de México, supuestamente apoyado por la milicia; van cinco años y la situación no ha mejorado.

José Luis Urióstegui dice que va a lograrlo en Cuernavaca en el mediano plazo sin dinero, sin patrullas, sin elementos y con la exjefa de policía de Graco. Ya va a la mitad de su mandato y la capital es más peligrosa que nunca.

·         redes sociales

La FGE detuvo ya a uno de los implicados en el asesinato de tres jóvenes en Huitzilac; van por otros tres.

Un aplauso para el fiscal y su equipo.

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