Serpientes y escaleras - Las locuras del emperador

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - Las locuras del emperador

A los inteligentes el poder los marea… y a los tontos los vuelve locos.

 

Las locuras del emperador

El poder es una droga peligrosa y adictiva que en muchas ocasiones nubla la inteligencia de quien lo ostenta. Gobernar no es un asunto menor, aunque muchos así lo consideren, se trata de una labor que implica una permanente toma de decisiones, enfrentar problemas, definir prioridades, actuar con prudencia, controlar los impulsos personales, sortear crisis, tener empatía social y por supuesto, administrar. A pesar de todo lo que implica, el ejercicio del poder se ha vulgarizado.

Muchas veces hemos visto o conocido a personas que al llegar al poder sufren una transformación en su forma de actuar y hasta en su personalidad; el cambio es paulatino, pero casi inevitable, comienza con la modificación de la forma de vida producto de una mayor percepción económica y continúa con una metamorfosis a veces total de quien se asume como poseedor y dueño absoluto de la verdad.

Casos como estos se ven en todos lados sin importar la edad, la formación profesional o la experiencia de vida; ejemplos de figuras que se han vuelto locas con el poder hay muchas, aparecen en todas las legislaturas, incluyendo la actual, están en las presidencias municipales, en las representaciones legislativas federales, en los cargos públicos y por supuesto en la gubernatura.

Personalmente recuerdo a Jorge Carrillo Olea, un hombre mayor con indiscutible experiencia política y una larga carrera en la administración pública federal; al convertirse en gobernador se transformó. Al general no lo mareó el poder, pues eso ya lo tenía desde mucho antes de llegar a la gubernatura de Morelos. Como exsubprocurador, exdirector del Cisen, expresidente de la OEA y ex en muchos otros cargos más, casi todos en el área de seguridad, era imposible pensar en ese momento en alguien con más fogueo público que el oriundo de Jojutla. ¿Cómo se iba a marear alguien así? ¡Pues se mareó!

A pesar de las cartas credenciales la regla aplicó: Carrillo Olea cambió (o mostró su verdadera personalidad) desde la campaña; como jefe del ejecutivo de Morelos el militar fue un hombre intolerante, arrogante, explosivo, represor y profundamente desconfiado; en corto la actitud era opuesta: el general confiaba a ciegas en sus colaboradores y aceptaba su verdad como absoluta. De nada valió su experiencia en materia de seguridad y la capacidad de análisis que le caracterizó para transformar la vieja Dirección Federal de Seguridad (DFS) en el Centro Nacional de Inteligencia y Seguridad Nacional (CISEN), en Morelos Jorge Carrillo Olea fracaso en el manejo de la seguridad, en la supervisión de su equipo y en el ejercicio político.

Casos como el anterior hemos visto mucho a lo largo de los años; tener experiencia política, buen currículum académico y trayectoria en la vida pública no es garantía de nada; gobernadores, alcaldes, diputados, senadores, regidores o funcionarios, todos están expuestos a perderse en un ambiente en donde el mareo es común y el resultado de las equivocaciones resultan cada vez más demoledores para quienes los cometen.

Cuantas y cuántas veces, lectora lector queridos, han visto cómo una figura aparentemente sólida en su formación y madura en su carácter, que se vuelve loco (o loca) con el poder. No me refiero a personajes que visiblemente eran estúpidos desde que llegaron, como el exalcalde Antonio Villalobos; en estos casos es más que obvio el rumbo que siguen y comprensible la situación en la que terminan, lo llamativo es cuando les ocurre a personajes que aparentemente están más allá de esta circunstancia o como se diría de manera coloquial: curados de espanto. ¿Otro ejemplo? Jorge Morales Barud.

El mareo del poder se percibe comúnmente en la soberbia y la transformación personal, específicamente en la demostración del nuevo poderío económico, pero esos no son los únicos signos que tiene la pérdida de control del gobernante. Otro elemento clave aparece con la sordera testicular, es decir, el momento en el que “por sus huevos” el gobernante o el funcionario deja de escuchar lo que no le gusta o lo que le incomoda y se resguarda en una burbuja a la que solo acceden quienes le siguen la corriente y aceptan todas sus opiniones sin chistar.

Esto último es mucho más peligroso, lo primero puede considerarse hasta cierto punto natural porque quien ejerce el poder esta rodeado de personas que en automático se colocan debajo de él y en nada le contradicen; el problema es cuando el gobernante o el funcionario se asumen todopoderosos y comienzan a imponer su opinión y deseos sin importarle nada más: ni la opinión pública, ni la realidad social, ni la ley. Otro aspecto que denota el mareo aparece con la intervención de la familia en el ejercicio de poder, aquello que el expresidente Vicente Fox definió como “gobernar en pareja”.

Aquí las historias se repiten por todos lados y no se quedan solo en cargos de elección popular; cualquier persona que tiene poder y capacidad de decisión institucional se marea y en ocasiones extiende su autoridad a la familia. Lo vimos en el gobierno de Marco Adame a través de sus hijos y de su esposa, también en el régimen de Graco Ramírez, en donde los hijos varones y la damota se convirtieron en actores de primer nivel en la toma de decisiones y apareció en Cuernavaca en la administración anterior, donde el ayuntamiento fue manejado por los hermanos Villalobos.

Aunque peligroso, el mareo de poder se ha convertido en algo natural entre la clase política; en Morelos nos hemos acostumbrado a esta situación, hemos aprendido a lidiar con ella, pero eso no resta la delicadeza del tema o lo peligroso que resulta para la sociedad cuando el gobernante pierde el control de si mismo.

También el mareo tiene tiempos y circunstancias, crece conforme aumenta el poder y se va debilitando en el ocaso de su periodo. Hoy mismo es posible ver autoridades mareadas, a muchos representantes populares subidos al tabique sin considerar que su fuerza tiene un plazo de vencimiento, ni pesar que todas sus actitudes tendrán repercusiones. Ahí está el congreso local, por ejemplo, con personajes de los cuales nadie sabía nada antes de que iniciara su periodo parlamentario y no se sabrá más en cuanto concluya su encomienda constitucional.

El poder es algo adictivo, pero también traicionero, no es apto para timoratos, es muy peligroso en manos de gente torpe y tiene efectos diversos en función de lo que se haga con él. Una cosa es clara: tratándose de poder político, la fuerza tiene vigencia, es decir, siempre hay un principio y un final.

Reza el refrán: “No hay mal que dure cien años, ni pueblo que lo aguante”

  • posdata

La sanción que se impuso a 18 gobernadores de Morena por infracciones constitucionales cometidas durante la promoción de la consulta para la revocación de mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador es un asunto que el ejecutivo morelense debe observar y atender con mucho cuidado.

El proceso contra los jefes del ejecutivo de Tabasco, Sinaloa, Sonora, Baja California, Chiapas, Campeche, Baja California Sur, Nayarit, Puebla, Michoacán, Tlaxcala, San Luis Potosí, Colima, Guerrero, Veracruz, Ciudad de México y Morelos puede tener repercusiones mucho más allá de lo que algunos funcionarios observan.

Vincular a las autoridades electorales locales y federales para que actúen en consecuencia los obliga a proceder conforme a derecho y sancionar, en caso de confirmarse las faltas; en caso de reincidencia, como ocurre en el caso de Cuauhtémoc Blanco, se pueden afectar sus derechos políticos, es decir, si las instancias jurisdiccionales correspondientes lo consideran así, el gobernador de Morelos puede quedar inhabilitado para competir por un cargo público en el próximo proceso electoral.

Aunque aparentemente se trata de un asunto de trámite, en casos como el de Morelos, donde existen amonestaciones anteriores, el equipo jurídico del gobierno estatal debe trabajar en la defensa jurídica del tema para que la situación no se les vaya de las manos y de pie, como la propia ley lo establece, a un procedimiento de juicio político.

Los ilícitos presuntamente cometidos por los gobernadores de Morena estarían tipificados en la constitución y en la ley electoral vigente y las sanciones a las que pudieran hacerse merecedores dependen del criterio con que juzguen las autoridades del tribunal federal electoral que, por cierto, está integrado por tres magistrados afines a la Cuarta Transformación y cuatro contrarios al proyecto de nación que impulsa el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Si hay algo que en este momento debe cuidar el gobernador Cuauhtémoc Blanco Bravo es que no lo vayan a dejar fuera de la contienda electoral del 2024, porque ahí radica su fuerza con el presidente de México; las infracciones que se le atribuyen pueden ser vistas como algo menor desde un ángulo social, porque en nada afectan el funcionamiento de la institución a su cargo, ni representan un quebranto al erario, sin embargo su tipificación y los alcances de las sanciones están perfectamente estipuladas en la ley y pueden ser sumamente graves en términos políticos.

Pongámoslo en castellano: independientemente del afecto personal que Andrés Manuel López Obrador sienta por Cuauhtémoc Blanco Bravo, el apoyo y la protección que le brinda es porque el futbolista puede acarrearles muchos votos en el proceso electoral del 2024, sobre todo si compite en alguna posición en la capital de la república. Si por un descuido legal viniera una inhabilitación para que el jefe del poder ejecutivo de Morelos participe en la contienda del 2024 ¿Qué sucedería con el apoyo que recibe Blanco Bravo del presidente de México y del gobierno federal?

En este punto del sexenio y ante momento político tan intenso como el que se está viviendo, el gobernador no puede descuidar ningún tema, sobre todo aquellos que, por formalismo, si se quiere ver así, conllevan una sanción legal.

El punto que observar en este tema es la violación reiterada.

  • nota

El poder público es efímero y viendo lo que ocurre con quienes lo manejan mal, el dinero también.

Una y otra vez hemos visto a diferentes actores políticos, diputados muchos de ellos, que en tres años transforman su nivel de vida como consecuencia del incremento exponencial de sus ingresos; ergo: se vuelven ricos de la noche a la mañana. Algunos han llegado literalmente a pie al congreso y a la vuelta de unos meses se pasean en camionetas último modelo, visten ropa de marca y se hacen acompañar de un nutrido séquito de colaboradores. Sus viajes y sus lujos quedan retratados en sus redes sociales.

Por sus manos pasa mucho dinero que se combina con el poder que les confiere el cargo; de la noche a la mañana se vuelven importantes, todo mundo los busca y no hay funcionario o presidente municipal que no les tome la llamada; algunos de ellos hasta se codean con el gobernador.

¿Qué pasa cuando concluye su periodo?

En las legislaturas de la última década la mayoría de los diputados han quedado en el ostracismo; desde que existe la posibilidad de reelección, solo uno ha logrado refrendar su posición y el resto regresó al olvido.

¿Y el dinero que recibieron?

Acostumbrados a vivir como reyes, a quienes se van a la banca les cuesta regresar a su nivel de vida original, son incapaces de vivir como antes y por ello en poco tiempo se agota el dinero que acumularon en unos años.

Lo que sí les queda es el desprestigio.

  • post it

¿Cuál será el destino de los integrantes de la 55 legislatura de Morelos?

¿A cuántos volveremos a ver en un cargo público o en un puesto de elección popular después del 2024?

  • redes sociales

¿Recuerdan cuando en una de las tantas manifestaciones contra el gobierno de Antonio Villalobos su hermano amenazó en su cuenta de redes sociales que: “o retiran el bloqueo en diez minutos o diré la verdad de quién estaba detrás de los ataques contra el ayuntamiento”?

Pasaron los diez minutos, los manifestantes no se quitaron y nunca supimos quien estaba detrás de las marchas.

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