Serpientes y escaleras - Juan Ángel gobernador
En opinión de Eolo Pacheco
El alcalde de Jojutla es popular, pero no lo suficiente para ganar sin Morena.
Juan Ángel gobernador
El presidente municipal de Jojutla es uno de los que buscan la candidatura del Movimiento de Regeneración Nacional a la gubernatura de Morelos en el 2024. La trayectoria de Juan Ángel Flores es larga, comenzó al lado de Graco Ramírez como su secretario particular e incluye el congreso local, una alcaldía y la presidencia estatal del Partido de la Revolución Democrática. Su apuesta se sustenta en la popularidad personal.
De todos los precandidatos de Morena el jojutlense es el único que entendió desde el principio que el camino para obtener la postulación era una encuesta. La regla ha sido clara en todos los casos: los aspirantes se sujetan a una medición y el mejor posicionado obtiene la candidatura. Esa es la manera formal como la 4T define.
A pesar de lo obvio, varios de los aspirantes locales optaron por buscar otros caminos para ser nominados: Rabindranath Salazar se alejó del estado por muchos años confiado en que su designación vendría de una deuda personal del presidente. Rafael Reyes creyó que sería el plan B de Morena si por alguna razón Salazar Solorio no contendía. Margarita González y Víctor Mercado fueron los últimos en sumarse a esta carrera y por lo mismo empezaron tarde su trabajo de promoción. El tiempo que aprovechó Juan Ángel Flores se refleja hoy a su favor en las encuestas.
En el terreno de la percepción el presidente municipal jojutlense tiene en este momento un mejor posicionamiento que los demás, pero no tan grande como para suponer que ya ganó la encuesta. Juan Ángel Flores ha sabido combinar su desempeño como autoridad con su carisma personal, pero de unas semanas a la fecha parece haber perdido el rumbo y se ha cargado más hacia la frivolidad, dejando un mal sabor de boca en algunas personas que le reconocen su capacidad para estar presente en todos sus espacios, pero también preguntan ¿A qué horas trabaja?
Aunque algunos precandidatos han perdido terreno y otros han logrado mejorar su posicionamiento, por ahora ninguno puede darse por desechado, ni puede afirmar que tiene en sus manos la candidatura. Todos los contendientes, Rabindranath Salazar, Juan Ángel Flores, Rafael Reyes, Margarita González y Víctor Mercado tienen elementos a favor y en contra, pero nada que les asegure la postulación.
La estrategia de Juan Ángel Flores es correcta, pero no por ella determinante; apostar por ganar terreno en el espectro social pensando en la encuesta está bien, pero el plan luce frágil porque el edil no tiene apalancamiento político nacional, ni alguna figura de peso en el partido que meta la mano por él en la mesa donde se tomará la decisión.
A menos que el alcalde arrase en la encuesta, es decir, que supere por al menos diez puntos a su más cercano competidor, la posibilidad de que se muevan los números en la mesa es totalmente posible, porque quien la realizará será el partido y ha quedado claro que Morena no acepta discusiones, ni réplicas. Ahí está el riesgo que puede correr un candidato sin apoyo, porque a menos que su triunfo sea abrumador (y eso lo sabrá primero la dirigencia nacional cuando conozca los resultados), siempre es posible que cuchareen los datos.
Localmente el de Jojutla es un personaje bien posicionado, pero sin la formalidad de una encuesta; Juan Ángel Flores ha manejado bien la percepción, se ha hecho notar y sembró la idea de que aventaja a todos, pero no hay un solo documento que lo certifique. Muchos creemos que está bien calificado, que los números le favorecen, pero no hay nada oficial que lo confirme.
El trabajo que ha realizado al frente del ayuntamiento es bueno no solo porque ha manejado bien la administración, sino por el toque humano y personal que le ha puesto; el gobierno de Jojutla es Juan Ángel Flores Bustamante, todo lo bueno y todo lo malo se le atribuye a él, porque ninguno de sus colaboradores resalta. Puede ser que sea un gabinete de muy bajo perfil o porque la línea marcada es esa: nadie brilla más que yo.
Conforme se acerca el inicio del proceso electoral la carrera será más compleja: todo lo que han hecho los precandidatos a lo largo de los últimos años es importante, pero puede reducirse a nada si en los meses siguientes cometen un error, se confían o yerran el camino. Hasta ahora la estrategia del presidente municipal ha sido buena, mejor que la de los demás, pero sin ser sobresaliente.
En las últimas semanas Juan Ángel ha cometido errores, ha pecado de frívolo y eso ha comenzado a generar la idea de que no es un gobernante serio. Obvio: esa percepción es alentada por los otros precandidatos que resaltan los excesos, su forma de manejarse, de comunicarse y de hacer política. Algo de lo que dicen es cierto: Juan Ángel Flores ha perdido seriedad, tiene un poco de carisma, pero peca de arrogante. La pregunta que se ha vuelto frecuente es ¿A qué horas trabaja si se la pasa todo el tiempo en actividades que nada tienen que ver con su ayuntamiento?
Lo ocurrido a Rabindranath Salazar debe servir de ejemplo a los demás sobre la importancia de actuar con prudencia; el funcionario federal se equivocó al suponer que tenía la candidatura asegurada, se equivocó al alejarse del estado que quiere gobernar, se equivocó al tener a su lado a un mal equipo, se equivocó al dejar que su familia abusara y se equivocó cuando se fue a Las Vegas de paseo, anteponiendo su gusto personal a su responsabilidad profesional. En política todo cuenta.
Lo que le sucedió a Salazar Solorio le puede ocurrir a cualquiera y en este momento el más susceptible es Juan Ángel Flores; lo único a favor que tiene el edil en esta carrera es su trabajo y su proyección personal y eso se puede venir abajo en cualquier momento si continúa por el mismo camino. Peor: si se posiciona la idea de que es un hombre frívolo que abandona su trabajo para irse de paseo o a conciertos, su buena imagen se puede caer más rápido de lo que creció.
La opinión pública es cambiante. Nadie quiere otro gobernador como Sergio Estrada.
· posdata
La destitución de la titular de la Entidad Superior de Auditoría y Fiscalización no fue sorpresiva, quizá lo único que llama la atención es el tiempo que se tardaron los diputados para darle el golpe final.
El trabajo de América López es indefendible: al frente de la dependencia no hizo nada salvo calentar la silla, no se recuerda ninguna actuación sobresaliente, ni mucho menos acciones fiscalizadoras contra quienes manejaron mal los recursos públicos.
A pesar de su mediocre actuación, el cambio en la ESAF no puede aplaudirse porque fue desaseado y deja la sospecha de que se trata de una jugada de protección y revancha: para proteger lo hecho por los expresidentes municipales que ahora son diputados y para atacar al gobernador.
A pesar del control de las dos terceras partes de la cámara local, el bloque opositor ha sido descuidado en su comunicación, por eso sus acciones no se socializan, no se argumentan y precisamente por ello casi siempre se enmarcan en un pleito personal con el jefe del ejecutivo.
Durante mucho tiempo se filtró desde la Entidad Superior de Auditoría y Fiscalización que había observaciones a las administraciones de los cuatro superdiputados, que tanto Agustín Alonso, como Francisco Sánchez, Luz Dary Quevedo y Alberto Sánchez habían dejado irregularidades en sus cuentas. A pesar de los rumores América López nunca hizo nada.
La postura política y los movimientos recientes del parlamento local han mermado la imagen y la credibilidad de los diputados; en independencia a las razones que los han llevado a actuar de esa manera, lo que queda en el imaginario colectivo es que se trata de un duelo entre poderes, de una lucha personal con el gobernador y acciones con la única intención de ganar dinero.
El problema no radica en que los diputados decidan enfrentar a Cuauhtémoc Blanco, sino que en ese proceso han afectado a los municipios y se enriquecen. En castellano: los ciudadanos podrían aplaudir que el poder legislativo se vuelva un contrapeso del ejecutivo, lo que no es aceptable es la forma, ni que en el camino roben millones.
Personalmente no encuentro un solo punto para defender a la extitular de la ESAF, profesionalmente hablando América López fue mediocre, torpe y convenenciera, nunca dio resultados en su trabajo y solo se dedicó a cobrar; no merecía ocupar la posición que tenía, pero removerla de la manera como lo hicieron, deja la sospecha de que se trata de una jugada de protección a supuestos actos de corrupción.
Reitero: puede ser que las intenciones de los diputados sean buenas, pero la forma como actúan y como comunican su trabajo son profundamente deficientes.
¿A ver cuántos de ellos logran continuar en el escenario político después del 2024?
· nota
José Luis Urióstegui rindió su primer informe de gobierno; fue un acto desangelado, con poca asistencia y sin el brillo que tuvo su toma de protesta. En un año el abogado ha acabado con la imagen que le acompañó en campaña; hoy se ve viejo, triste y distraído.
El vacío social y político es reflejo de sus acciones, de su actitud y de la falta de rumbo en la ciudad; Cuernavaca no ha mejorado, se mantienen los mismos problemas y continúa la corrupción.
La falta de resultados fue justificada con hechos del pasado: “no hay obra porque nos dejaron muchas deudas”. Cierto: el desastroso gobierno de Villalobos comprometió las finanzas de la capital, por eso se requería un gobernante diferente, alguien con un buen equipo y conocimiento de lo que requiere la ciudad.
En lugar de ello tenemos a un buen hombre, secuestrado por un partido y engañado por sus colaboradores. Lo que pasaba en el ayuntamiento era sabido por todos, el alcalde no se puede llamar sorprendido, ni debe continuar excusando su ineficiencia con las raterías de su antecesor, debe ponerse a trabajar.
Por eso era importante que después de ganar la elección el abogado dedicara tiempo a conocer el ayuntamiento y a planear cómo salir adelante, por eso es urgente que en lugar de un compadre y una amiga, tenga colaboradores que le demuestren su lealtad con resultados.
El primer año de gobierno de José Luis Urióstegui es un periodo perdido.
· post it
“El problema de los asaltos es que los cuentahabientes que retiran dinero del banco salen con el efectivo y se van a hacer compras o a restaurantes con el dinero" dice la secretaria de seguridad pública de Cuernavaca Alicia Vázquez Luna, la misma que culpó a los automovilistas del robo de sus unidades por “dejarlos estacionados en la calle” y a los padres de familia cuyos hijos forman parte de la estadística delictiva “porque no los educaron bien”.
La que parecía una esperanza ciudadana se ha convertido en una profunda decepción personal; el odio reprimido en la abogada/policía se refleja contra la ciudadanía cada vez que abre la boca.
Hoy Cuernavaca es una ciudad insegura, peligrosa, en donde roban autos, secuestra, extorsionan, asaltan, asesinan y se comete todo tipo de delitos a cualquier hora del día. La promesa de regresar la paz a la capital quedó en el olvido y en lugar de ello hay decepción y enojo.
Alicia Vázquez Luna ya es una carga muy pesada para el alcalde José Luis Urióstegui. Tanto como el secretario que trabaja de compadre.
· redes sociales
Las payasadas en redes sociales no son un buen camino para hacer política. Pregúntenle a Ricardo Mejía Berdeja.
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