Serpientes y escaleras - El poder de las estructuras
En opinión de Eolo Pacheco
Dos mentiras monumentales: 1- Ganaremos con la estructura. Y 2- Nada más la puntita.
El poder de las estructuras
Cuando Rodrigo Gayosso se convenció a si mismo de que podía gobernar Morelos al terminar el sexenio de Graco Ramírez, lo primero que hizo fue juntar mucho dinero y armar un equipo que lo ayudara en la cruzada. La base de su estrategia decía, era tener una sólida estructura, controlar a la mayoría de las instituciones y cooptar a la oposición para que nadie se le pusiera en el camino. Los planes del hijastro incómodo estaban bien diseñados, pero pasaron por alto algo.
El camino para llegar a la gubernatura comenzó en el partido: aún militando en el Revolucionario Institucional, Rodrigo Gayosso Cepeda se convirtió en el dirigente estatal del PRD. Su doble militancia era secreto a voces, pero nadie se atrevía a señalarla por temor a las represalias que podrían venir del gobernador, quien desde ese momento estaba de acuerdo con los pasos de su hijastro.
Desde el partido Gayosso comenzó a extender su poder; antes de ocupar la presidencia del Partido de la Revolución Democrática el joven ya era una figura preponderante en el estado: todos sabían que junto con su madre Elena Cepeda controlaban los negocios del gobierno estatal y aprobaban los contratos que se celebraban con el ejecutivo estatal. “Si quieres hacer algo en el estado tienes que acudir a la oficina de Rodrigo en la Ciudad de México”, decían.
Después de juntar una sólida fortuna personal, el hijastro incómodo preparó su incursión en la política activa: el PRD era una plataforma para hacerse notar, para volverse conocido y hacer que su figura no resultara extraña para nadie. Desde el partido manejó las candidaturas y de inmediato tomó el control del congreso estatal, donde poco a poco fue ganando terreno hasta el punto de desplazar a todos los partidos y convertirse en el hombre que mandaba al interior del recinto parlamentario. Nada se hacía ahí si Gayosso no lo autorizaba.
Los pasos que deba Gayosso no eran casuales, formaban parte de un plan bien diseñado que incluía el control de la mayor cantidad de instituciones y personas; primero fueron los diputados de su partido, pero enseguida se sumaron a su causa todos los demás legisladores de oposición, incluidos aquellos que como Francisco Santillán tenían diferencias históricas con el personaje, derivado de agresiones personales y familiares.
Con el manejo del gobierno estatal, del partido, del congreso y hasta del Poder Judicial a través de Carmen Cuevas, el siguiente paso de Rodrigo Gayosso fueron los municipios: uno a uno el dirigente perredista se fue entrevistando con los alcaldes, a quienes ofrecía apoyos económicos, obra pública, respaldo en el congreso y candidaturas, todo a cambio de sumarse a su proyecto.
Un año antes de que concluyera el sexenio graquista el poder de Rodrigo Gayosso era casi total: el congreso lo obedecía a pie juntillas y se había convertido en una fuente de financiamiento que se combinaba con los recursos económicos que surgían de las distintas áreas del gobierno estatal que controlaba a través de personajes como Sergio Beltrán Toto, Andrik Ruíz de Chávez o Jerónimo Bernal.
A la par de trabajar en el manejo de las instituciones, el precandidato armaba una enorme estructural electoral que sería la base de su proyecto. Con el apoyo de diputados, presidentes municipales y la estructura del gobierno estatal, Rodrigo Gayosso construyó una de las estructuras electorales más grandes de los últimos años.
La forma de operar de su equipo no era sobre las rodillas, se apoyaba en grandes consultoras expertas en campañas electorales que por supuesto, cobraban millones de pesos por su asesoría. En las oficinas de precampaña había gente trabajando en este tema todo el tiempo: identificaban personas, canalizaban apoyos, definían responsabilidades, establecían metas y auditaban.
“No me voy a confiar” me dijo en alguna ocasión el propio Gayosso: los alcaldes y los diputados nos ponen gente, pero también tenemos nuestros propios promovidos a través de los programas de gobierno y en todos los casos hay gente que por un sueldo se encarga de supervisar y auditar permanentemente a todos los integrantes de la estructura.
¿Y cómo vas a asegurarte de que voten por ti? Le pregunte. “Generando compromiso: semanalmente reciben como apoyo una despensa, también les damos un sueldo cada quince días y les canalizamos recursos varios a través de diversos programas del gobierno estatal y federal que tenemos. Si a la gente le apoyas por un buen tiempo se genera un vínculo de confianza y compromiso que se va a reflejar en la boleta. Además cuento con el liderazgo de los presidentes municipales y de su gente: cada uno de ellos es líder en su región y si están con nosotros su gente también va a jalar”
El manejo de Gayosso era estructurado: tenía operadores de su confianza y él mismo dedicaba muchas horas del día a supervisar cada uno de los pasos que daba. “Cada cierto tiempo, sin avisar, auditamos a la estructura para comprobar que exista lo que estamos pagando. Y el día del aniversario del partido vamos a programar una movilización masiva para ver el tamaño de nuestra fuerza”
En el papel y bajo la óptica del hijastro todo era perfecto: tenía a los diputados, a los alcaldes, controlaba a los tres poderes del estado y los delegados federales estaban a su servicio; a la par de ello había logrado controlar a casi todos los dirigentes de la oposición, a la prensa y hasta los precandidatos de otros partidos. Aquel aniversario perredista fue histórico para los militantes del Sol Azteca: nunca en toda su historia local habían visto a tanta gente reunida marchando en favor de sus siglas.
Con lo que no contó Gayosso fue con el ambiente social que existía alrededor del gobierno de Graco Ramírez y la falsedad de las estructuras electorales: por un lado había muchas personas molestas con el tabasqueño y con su gobierno y por otro Morelos es un estado altamente politizado, con gente bien informada que aunque se presta a las pantomimas de los partidos, al final les da la espalda en las urnas.
¿Qué fue lo que sucedió? Todos los actos políticos, de precampaña y campaña de Rodrigo Gayosso y de sus candidatos eran un éxito, había llenos totales con gente entusiasmada que aplaudía todos que decían quienes estaban en el templete; derivado de este escenario el perredista estaba confiado, se sentía invencible y hasta tuvo la ocurrencia de mandar colocar desde la mañana del día de la elección un templete en la plaza de armas para celebrar su victoria. ¿Qué podía salir mal?
Una y otra vez a lo largo de los años en Morelos hemos visto este tipo de historias: constructores de estructuras electorales que engañan, porque se trata de mecanismos que llenan plazas, pero no generan votos. La gente no es tonta, como lo asumen los operadores: acuden a los eventos, toman el dinero y los apoyos que les dan, entregan copias de su credencial de elector, pero a la hora de votar lo hacen por quienes ellos quieren. No hay manera de que los obliguen a votar por alguien en específico.
Le pasó a Jorge Messeguer y a Maricela Velázquez en el 2015, a Rodrigo Gayosso en el 2018 y a Jorge Argüelles en el 2021. La conclusión está a la vista: las estructuras electorales construidas en función del dinero son ficticias, no funcionan, ni garantizan el triunfo en las urnas. Los únicos beneficiarios de este tipo de estrategias son los operadores, porque es a través de ellos que baja el dinero y siempre son ellos quienes rasuran el recurso y se quedan con la mayor parte.
Es un engaño en dos vías: la gente sabe que los están comprando y que los “líderes” se roban el dinero, luego entonces les siguen el juego, les dicen que sí a todo y al final votan en contrario de lo que les piden.
La reflexión es simple: ¿Cómo esperar un resultado distinto haciendo lo mismo?
· posdata
Tratemos de entender cómo está el escenario político local bajo una lógica futbolística.
Quince diputados del congreso local recibieron el paquete económico 2023 enviado por el ejecutivo; lo modificaron y entre otras cosas crearon un fideicomiso de obra municipal con más de 500 millones de pesos que ellos mismos repartirían con entera libertad; anularon la cláusula de transferencias del gobernador y crearon cajones financieros en todas las dependencias del ejecutivo estatal para limitar el funcionamiento de las áreas.
El ejecutivo se inconformó, presentó una controversia ante la Suprema Corte de Justicia de la nación y solicitó una suspensión a lo aprobado por los diputados; los ministros la negaron. Gol del congreso.
Hace un par de semanas, por unanimidad, los ministros de la SCJN retomaron la solicitud del ejecutivo de Morelos y admitieron la suspensión que anteriormente se había negado; se ordenó suspender entrega de recursos del fideicomiso de infraestructura municipal hasta que la corte resolviera de fondo el tema. Gol del ejecutivo.
El miércoles pasado en sesión pública los integrantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación resolvieron, por unanimidad, rechazar el recurso de reclamación presentado por el Congreso de Morelos contra la admisión de la controversia otorgada al Ejecutivo en el tema del presupuesto; ergo: dejaban firme la suspensión de recursos del fondo de infraestructura municipal hasta que el asunto se resuelva. Gol del ejecutivo.
No existe un plazo establecido para que los ministros resuelvan de fondo el tema del presupuesto de Morelos, pero en ambos poderes consideran que el fallo podría ocurrir entre los meses de junio y julio. De lo que se decida ahí depende el futuro del fideicomiso y el resto de los temas controvertidos: en este caso en concreto, si los ministros conceden la razón al congreso el fideicomiso se reactiva y los recursos pendientes se deberán entregar de manera retroactiva; caso contrario: el ejecutivo podrá decidir el destino de los recursos en cuestión y las obras iniciadas quedarán en el aire.
Lo votado hasta ahora por los ministros no resuelve el tema de fondo, pero dos votaciones unánimes previas podrían dejar ver alguna tendencia. El marcador al momento en la cancha de la SCJN es dos a uno, favorable al Ejecutivo.
Lo único tangible, al menos por el momento, es que se apestó el millonario negocio de obras de los diputados.
· nota
Hace algunos meses a propósito del incremento del robo de autopartes en distintas colonias de Cuernavaca la secretaria de seguridad pública de la capital Alicia Vázquez Luna tuvo la ocurrencia de culpar de los hechos a los propios afectados: “Si no quieren que les roben sus llantas no lo dejen estacionados en la calle”.
La declaración no fue ajena a críticas de todos lados, pero se perdió luego de la siguiente ocurrencia de la abogada policía.
La semana pasada ante otra oleada de delitos de este tipo tocó el turno al presidente municipal de Cuernavaca José Luis Urióstegui: “Lo que deberían hacer es ponerles birlos de seguridad a las llantas para que los ladrones no se las quiten tan fácilmente” dijo. What?
Lo Vázquez Luna se pega.
· post it
Cuando un político trata de engañar a la gente con dinero, el engañado es él. Hoy el ciudadano recibe lo que le dan, pero entiende que se trata de un acto de corrupción y en la mayoría de los casos vota en contrario de lo que le piden.
No hay forma de que los obliguen a votar por quienes les dicen; además se trata de autoridades que ya se van.
· redes sociales
Los diputados lloran: mentalmente ya se hacían con una bolsa millonaria y algunos ya hasta se habían gastado lo que suponían iban a recibir como comisión de obras.
Le dicen karma.
Comentarios para una columna optimista: eolopacheco@elregional.com.mx
Twitter: @eolopacheco
Facebook: Eolopachecomx