Serpientes y escaleras - El nuevo delegado de Morena
En opinión de Eolo Pacheco
Los mensajes de México siguen llegando a Morelos; el nombramiento de Ulises Bravo no es casual.
El nuevo delegado de Morena
Los ataques que en los últimos días han lanzado los adversarios políticos de Cuauhtémoc Blanco en contra de su gobierno y persona, más que debilitarlo, lo han fortalecido. Una y otra vez los críticos del ejecutivo morelense han transitado por el mismo camino sin éxito, han tratado de desgastarlo ante Andrés Manuel López Obrador sin detenerse a pensar que por esa vía nunca lograrán nada. Sin menoscabo de los argumentos y las críticas, es evidente que el presidente no dejará de apoyar a sus gobernadores, sobre todo a quienes como el futbolista son sus aliados y amigos. La designación de Ulises Bravo como delegado de Morena es una muestra más del respaldo presidencial.
A esta altura del sexenio y en la víspera de que se oficialicen las candidaturas de la 4T y del frente opositor al gobierno de México cada movimiento político tiene un significado; los ataques al mandatario morelense, como lo señaló el presidente López Obrador en su conferencia mañanera, han sido constantes desde que inició el sexenio y han arreciado conforme se calienta el ambiente electoral. De muchas maneras y en distintos espacios los golpes se han replicado, pero cada vez que llegan al gobierno federal la historia se detiene y las quejas se anulan.
En los últimos meses hemos visto muchos golpes en contra de Cuauhtémoc Blanco en dos sentidos: los públicos, como el de la conferencia mañanera, que no pasan del escándalo mediático; y los institucionales, como el que implementa el congreso a través de las fiscalías estatales, la comisión de derechos humanos y el poder judicial. Los primeros solo provocan morbo, pero los segundos pueden volverse muy peligrosos.
Pongámoslo en contexto: el golpe en la conferencia mañanera fue igual a muchos que en el mismo sentido han lanzado contra el gobernador desde hace mucho tiempo, se utilizaron los mismos temas, los mismos argumentos y al final, más que una pregunta fundamentada, se trató de una perorata personal con el único fin de exhibir las inconsistencias de Cuauhtémoc Blanco como jefe del ejecutivo. La respuesta del presidente a lo dicho por la conductora morelense en la conferencia mañanera fue tajante “es tu opinión, no la comparto… yo tengo otros datos… el gobernador está haciendo las cosas bien… Cuauhtémoc Blanco es muchísimo mejor gobernador que Graco Ramírez”. En lugar de debilitar al futbolista, el cuestionamiento sirvió para que López Obrador lo volviera a respaldar públicamente.
Tratar de golpear al ejecutivo morelense ante el presidente es un acto de absoluta inocencia política; una y otra vez a lo largo del sexenio Andrés Manuel López Obrador ha defendido incansablemente al futbolista aún de los propios morenistas y de algunos miembros del gabinete federal; no importan los argumentos ni las pruebas, estamos en un sexenio donde el ejecutivo federal es garante de la verdad absoluta (su verdad) y se mueve con sus propios datos. La defensa al gobernador es particular porque se trata de un mandatario de Morena, porque es un activo político del partido y además es su amigo personal, pero al igual que al de Morelos el ejecutivo federal se ha encargado de contener las críticas contra los demás gobernadores por una lógica de gobernabilidad.
Lo único que lograron los adversarios de Blanco Bravo con esta nueva embestida fue hacer que el gobierno federal reaccionara, que las instituciones se movieran y reviviera la presión contra una de las figuras más importantes del bloque opositor; las acciones de la Fiscalía General de la República, la Secretaría de Gobernación y el gobierno de la Ciudad de México contra el fiscal Uriel Carmona no son casuales, forman parte de la respuesta del gobierno de México a la embestida contra Cuauhtémoc Blanco, para desarticular y contener las acciones que caminan a través del congreso, el poder judicial y las fiscalías.
Políticamente hablando también hubo una respuesta: la designación de Ulises Bravo Molina como delegado de Morena en Morelos refleja el respaldo del partido al jefe del ejecutivo; desde que se renovó el consejo político morenista el hermano del gobernador tomó el control de la institución y a pesar de que por un fallo judicial fue descalificado, nunca perdió los hilos de la institución, al grado de que públicamente se le comenzó a llamar el “presidente legítimo”. Hoy esa circunstancia se ha formalizado con su nombramiento como delegado en funciones de presidente, encargo que mantendrá durante todo el proceso electoral del 2024, con todo lo que ello trae implícito.
Bravo Molina ha pasado de ser solo el hermano del gobernador a convertirse en un actor político local; desde hace varios años el novel delegado de Morena se ha relacionado con muchos actores locales, ha participado abiertamente en actividades partidistas y después de la elección intermedia se manifestó abiertamente a favor del Movimiento de Regeneración Nacional. Contrario a lo que muchos pensaban, Ulises Bravo se puso a operar y de la noche a la mañana, contra todos los pronósticos del morenismo tradicional, empezando por los Rabines, les ganó el consejo y por ende el control de la 4T.
Su designación forma parte del respaldo público que el presidente López Obrador y Mario Delgado le dan a Cuauhtémoc Blanco ante los ataques de sus opositores y confirma por donde se moverá la línea partidista en las elecciones venideras; aunque la candidatura a gobernador y las posiciones federales son decisiones que corresponden a la dirigencia nacional con la opinión del presidente y del candidato (a) presidencial, los comités estatales sí tendrán voz y voto en lo que respecta a las candidaturas locales, es decir, alcaldías, diputaciones y regidurías.
Considerémoslo así: en su calidad de delegado estatal de Morena Ulises Bravo Molina intervendrá en el proceso de selección de candidatos y ello implica que los actores locales que se han manifestado abiertamente contra el gobernador, su hermano, tendrán un escenario sumamente complicado para participar en la elección del 2024, porque el partido en Morelos será manejado por la familia del gobernador con todo el respaldo de la dirigencia nacional.
Veamos el caso de los diputados locales que abiertamente se han puesto en contra de Cuauhtémoc Blanco y desde el G15 apuestan por la crisis del ejecutivo, léase Paola Cruz, Macrina Vallejo y Alejandro Martínez ¿Cómo le harán para convencer a Ulises Bravo y a sus consejeros de que los consideren para estar en la boleta? ¿De qué manera podrán avanzar en sus aspiraciones si es claro que tanto el presidente de México como el dirigente nacional de la 4T están del lado del ejecutivo estatal?
La lucha por la sucesión en Morelos comenzó desde hace tiempo y camina por varias vías, no solo la electoral; la lucha entre poderes del estado y la reciente intervención del gobierno federal en la historia son elementos que se deben tomar en consideración en el análisis, porque lo que está en juego es el refrendo de una gubernatura para Morena en un estado que es absolutamente ganable para la 4T. Se puede estar o no a favor de Cuauhtémoc Blanco, pero tratándose de política lo importante es entender que hay factores de poder que juegan en esta historia y figuras de mucho peso, como el presidente Andrés Manuel López Obrador y el dirigente nacional de Morena Mario Delgado, que abiertamente apoyan al futbolista, sin importar lo que digan sus adversarios.
En este sexenio la narrativa política la marca el presidente de México; en lo que corresponde a las decisiones de su gobierno y en su partido, la única verdad que importa es la de él, sin considerar argumentos o pruebas que existan en contrario. Las acciones y posturas del gobierno federal en torno a la crisis de gobernabilidad en Morelos, lo mismo que el reciente nombramiento de Ulises Bravo Molina como delegado especial del partido, son mensajes claros de cómo, a pesar de lo que se diga, Andrés Manuel López Obrador está del lado de Cuauhtémoc Blanco.
Quien no lo entienda así se va a equivocar. Pregúntenle a Rabindranath Salazar o a Lucía Meza.
· posdata
La crisis de seguridad en el municipio de Hutzilac llegó a un punto de ebullición esta semana luego de que autoridades federales realizaron operativos contra talamontes; tras de las acciones de la autoridad, un grupo de personas desataron el caos en la zona, quemaron vehículos, bloquearon las vialidades y se enfrentaron con policías.
Hablamos de uno de los municipios más inseguros de la entidad, aquel al que el comisionado de seguridad ha descrito como muy peligroso y sobre el cual existen advertencias múltiples de parte de mandos de tres estados. Es el mismo, por cierto, al que su alcalde describe como un lugar pacífico, que se encuentra muy por debajo de la media en materia de delitos y sobre el cual las historias “se inventan o se magnifican”.
En Huitzilac fue donde plagiaron y asesinaron hace unos meses a tres jóvenes, es en donde los pobladores han linchado y quemado delincuentes y sobre el que se advierte que existen múltiples bandas delictivas dedicadas a la tala de árboles, secuestro, narcotráfico, robo y extorsión.
Es falso lo que afirma el alcalde Rafael Vargas: Huitzilac no es un municipio seguro, ni se magnifican los problemas que ocurren en esa comunidad, son los propios lugareños quienes desde hace muchos años expresan su temor y denuncian que grupos delictivos mantienen el control en esa región.
Que el priísta no quiera ver la realidad, o no le convenga hacerlo, es otra cosa.
· nota
En poco más de un mes el frente opositor y Morena definirán a sus candidatos presidenciales; la decisión dará paso a la selección del resto de los candidatos a los distintos cargos de elección popular que se van a disputar en el 2024.
En Morelos se renovará todo: la gubernatura, las diputaciones locales y federales, el senado, las alcaldías y las regidurías; la discusión que más llama la atención es la referente a la gubernatura, pero una vez que esa posición se defina, vendrán en cascada el resto de las nominaciones y entonces veremos el reacomodo de piezas: quienes compiten hoy por la jefatura del estado buscarán otros espacios.
En Morena la definición del candidato a la gubernatura, al senado y al congreso federal corresponden la dirigencia nacional, tomando en cuenta al presidente López Obrador y a quien en ese momento sea la candidata (o) a la presidencia de la república; en los demás espacios imperará la decisión del consejo estatal del partido, incluyendo en este caso al delegado en funciones de presidente.
Dada la cercanía de su hermano con Andrés Manuel López Obrador y Mario Delgado, Ulises Bravo estará sentado en la mesa donde se definirán las candidaturas de Morelos, ocupará un lugar preponderante, pero también cargará con una enorme responsabilidad porque cada figura cercana a él que ocupe un espacio provocará reclamos de los morenistas, sin importar los méritos que tenga la persona. item más: en su calidad de delegado en funciones de presidente, será complicado que Bravo Molina aparezca en la boleta, porque eso elevaría el enojo y dividiría al partido.
Como diría Spiderman: un gran poder conlleva una gran responsabilidad.
· post it
¿En dónde se ven los cuauhtemistas después del 2024? ¿Cuántos amigos dejan en el camino? ¿Cómo quedarán con la siguiente administración?
El poder no es eterno.
· redes sociales
El general vuelve a asomar la cabeza. Alfonso Duarte Múgica insiste en que quiere competir por la gubernatura de Morelos.
Y no parece un mal candidato para la oposición. La seguridad sigue siendo un tema prioritario.
Comentarios para una columna optimista: eolopacheco@elregional.com.mx
X: @eolopacheco
Facebook: Eolopachecomx
Threads: eolopachecomx