Serpientes y escaleras - Diputados: todo o nada

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - Diputados: todo o nada

La estrategia del todo o nada nunca ha sido buena y rara vez funciona. 

Diputados: todo o nada

Las cosas en política suelen cambiar de manera constante en función de variables que están más allá del alcance de los funcionarios y los representantes populares; los movimientos en ese ambiente son permanentes, suelen ser repentinos y muchas veces no resultan como se planean. Lo único seguro es que el poder no es eterno.

Desde el inicio de la actual legislatura los cuatro súper diputados trazaron una ruta crítica de cara al proceso electoral del 2024; no se trata de un plan bien elaborado, ni siquiera de una estrategia que considerara los tiempos y las circunstancias que rodean al congreso. El objetivo de este cuarteto fue uno desde el inicio: enfrentarse a Cuauhtémoc Blanco. 

No es la primera vez en el escenario político local que un actor de poder supedita su agenda de trabajo a sus sentimientos, ni la única en la que las instituciones quedan sujetas a los intereses personales de quienes los representan; en este caso el enfrentamiento de la 55 legislatura con el jefe del ejecutivo es frontal, visceral y sin sentido. Explico: 

La lucha de Agustín Alonso, Francisco Sánchez, Luz Dary Quevedo y Alberto Sánchez con Cuauhtémoc Blanco tiene un origen personal más allá de los partidos políticos que representan. Por supuesto que no hablamos de una diferencia ideológica, ni tampoco de un problema que deriva del ejercicio de poder de cada uno de ellos, detrás del embate legislativo están los sentimientos personales de los diputados y, dicen, intereses que rebasan la investidura de los poderes.

Los cuatro exalcaldes fincan su proyecto personal en los bastiones sociales que ya controlan en sus municipios: tienen capital político, son líderes locales y desde el congreso han fomentado esa representatividad con una fuerte inversión económica; aún así sus liderazgos no rebasan sus comunidades. El choque de poder con el gobernador no es un asunto menor para ninguna de las partes, representa un fuerte desgaste personal y merma la rentabilidad electoral, porque en esta pelea ninguno gana. 

Los peor librados en esta historia son los representantes populares, porque el mandatario no tiene intenciones de volver a competir electoralmente en Morelos y ellos sí. Por supuesto que al gobernador este duelo le cuesta y lo afecta en su imagen, pero es un desgaste que en nada afecta sus expectativas políticas, porque su siguiente aventura electoral será en la Ciudad de México y allá no les importa lo que se diga acá.

Ocurre lo contrario en el caso de los cuatro diputados: ellos sí quieren competir nuevamente en Morelos y su trabajo político apuesta a ello; utilizar el ataque a Cuauhtémoc Blanco como un arma de promoción podría ser un buen camino para crecer mediáticamente, pero no resulta así porque el pleito es callejero, corriente y sin argumentos. Lo que ha quedado grabado en la mente de la opinión pública es que esta legislatura es aún más corrupta que las anteriores y las modificaciones presupuestales fueron para pagarse 2 millones de pesos al mes cada uno.

En esta pelea hay dos bandos bien definidos, pero también actores que son de carne de cañón y hacen labor de sacrificio; los cuatro super diputados tienen claro que su peor escenario sería regresar a sus municipios en busca de la reelección, pero no ocurrirá lo mismo con los demás integrantes de la legislatura, porque ninguno de ellos tiene capital político propio, ni la certeza de que volverían a ganar una elección, sobre todo por el enorme desgaste que están sufriendo como legislatura. 

Salvo los cuatro diputados que vienen de un doble periodo como presidentes municipales y desde el congreso local tienen recursos ilimitados para “apoyar” a su gente y para promocionar su imagen, los demás solo tienen dinero y quedan a expensas de muchas variables que están más allá de su control, empezando por obtener la postulación. Con todo y su historial como alcaldes, los super diputados también resienten el golpeteo mediático y por ello no tienen seguro el triunfo. 

En el pleito con el gobernador los exalcaldes no dan la cara y ponen a otros a que lancen los golpes, hay diputados torpes que sirven de carne de cañón a cambio de dinero, como Andrea Gordillo, Julio César Solís, Oscar Cano, Ángel Adame, Paola Cruz, Macrina Vallejo, Verónica Anrubio y Marguis del Rayo; son ellos los que lanzan los golpes y representan la primera línea de ataque del legislativo, con el desgaste que implica. ¿Es casualidad que Agustín, Paco, Luz Dary y Alberto rara vez toquen al gobernador? Obviamente no.

Varios legisladores están haciendo el trabajo sucio a cambio de dinero, pero los abundantes recursos económicos que se embolsan mensualmente no serán suficientes para matizar la imagen que se están creando, ni tampoco para garantizarles la victoria en el próximo proceso electoral. Su mejor escenario será enriquecerse ahora, porque este sería el final de su carrera política y en el servicio público. 

Analizar quién tiene la razón en este pleito es ocioso si se observa el futuro: suponiendo que los representantes populares tuvieran la razón y su actuación fuera auténtica, la manera cómo proceden, su forma de comunicar y el rol que asumen, los coloca en desventaja ante un poder que les ha superado en todos los puntos anteriores. Pongamos un ejemplo: en el siguiente proceso electoral los diputados tendrán en contra a los medios de comunicación y consecuentemente a la opinión pública, quienes les recordarán que se asignaron percepciones por dos millones de pesos al mes.

En el caso de los representantes populares de Morena el panorama es más oscuro, porque al unirse al bloque opositor cancelaron sus opciones para competir en el 2024; el control del partido y de su consejo está en manos de Ulises Bravo, hermano de Cuauhtémoc Blanco Bravo, el ala política de Rabín está totalmente disminuida y será incapaz de negociar algo más que algunas posiciones menores para su gente más cercana. 

El choque de fuerzas entre los poderes legislativo y morelense no es un asunto menor y desde hace tiempo dejó de ser un problema político local: detrás del gobernador Cuauhtémoc Blanco está el presidente Andrés Manuel López Obrador y todo el gobierno que representa, incluyendo las instituciones federales y el partido; los propios diputados lo vieron, lo sintieron y lo escucharon en su último encuentro con el secretario de gobernación Adán Augusto. ¿Qué les dijeron cuando hablaron con Adán Augusto?

Pelear contra el poder no es un asunto sencillo, es una batalla en la que en el mejor de los pasos se sobrevive; en términos político-electorales la situación es más compleja, porque aunado a lo que implica este conflicto en lo mediático, en este caso queda pendiente el revire que vendrá después de que concluya el periodo de los diputados, porque el próximo gobierno federal podría activar las acciones penales que tiene contra varios de ellos. No es lo mismo pelear con fuero que hacerlo como ciudadano.

En política la estrategia del todo o nada nunca ha sido correcta, ni ha dado buenos resultados; el enfrentamiento del congreso con el ejecutivo es por el todo o nada, utilizando a varios representantes como carne de cañón a cambio de dinero, sin considerar los escenarios que habrá en el futuro.

La primera mitad del periodo legislativo está por cumplirse y los diputados comenzarán a hacer trabajo electoral para volver a competir y ganar, situación que se antoja sumamente complicada visto lo que ha ocurrido en legislaturas pasadas, en escenarios similares, pero mucho menos radicales que ahora.

No importa lo que pase en este pleito Cuauhtémoc Blanco competirá bajo las siglas de Morena en la Ciudad de México y su rentabilidad le permite escoger entre varias posiciones. ¿Cuántos de los legisladores tienen la certeza de que volverán a ser candidatos y pueden ganar nuevamente una elección?

Para la mayoría de ellos será debut y despedida en política. 

  • posdata

José Luis Urióstegui podría convertirse en el candidato de la oposición al gobierno de Morelos en el 2024 pero primero, cómo él mismo lo dijo, debe hacer un buen papel al frente del gobierno municipal. 

Este año es clave para el alcalde de Cuernavaca y para todos aquellos que tienen la mira puesta en la siguiente elección, porque será en este periodo cuando comenzará el proceso de selección de candidatos y se afianzará la imagen de los que quieren estar en la boleta electoral.

En el Movimiento de Regeneración Nacional hay al menos seis personajes que ya externaron su deseo de obtener la candidatura al gobierno estatal; en la oposición no hay ninguno que lo haya dicho de manera expresa y solo se le ve posibilidades al abogado que administra la capital.

En algún momento en el PRI alzó la mano el senador Ángel García Yáñez, pero sus expectativas para ser postulado se han ido desvaneciendo de manera paulatina desde que detuvieron a La Jefa. En el PRD no hay nadie y en caso de una alianza Acción Nacional llevaría mano en la candidatura. Ahí aparece nuevamente Urióstegui.

La suma de todos los partidos opositores no alcanza para ganarle a Morena, pero una fractura en el obradorismo derivado de una imposición de candidato podría mover el escenario en contra de la 4T.

Sí José Luis Urióstegui quiere ser candidato o desea concluir bien su mandato, es imperativo que ajuste su equipo de trabajo, replantee su estrategia y cambie su plan de comunicación. Si no hace eso nada tiene que hacer en el 2024. 

  • nota

Hablando de partidos: Cuauhtémoc Blanco y todo su equipo ya están en Morena, atrás quedó el PES y la pestilencia que emana Hugo Erick Flores. 

En Encuentro Social también se quedaron Jorge Argüelles y Mirna Zavala. 

A ver quién se anima a competir en el 2024 por el PES.

  • post it

Para participar en el proceso electoral del 2024 el gobernador Cuauhtémoc Blanco tiene que separarse del cargo a mitad del 2023; para ello requiere solicitar una licencia al congreso del estado, quien deberá aprobarla, de otra manera el jefe del ejecutivo no se puede retirar porque el cargo es irrenunciable.

En caso de que los diputados no quieran autorizarle la licencia, Blanco Bravo puede recurrir a un juicio de protección a sus derechos políticos y de esa manera se iría sin mayor problema. Luego viene el nombramiento de un gobernador sustituto, que correspondería al congreso; mientras eso sucede quien asumiría las riendas del ejecutivo sería el secretario de gobierno por un periodo determinado. Aquí la historia se complica. 

¿Ya tomaron en cuenta el camino jurídico que se debe seguir una vez que el mandatario deje la jefatura del ejecutivo?

  • redes sociales

El dinero que reciben los diputados de la 55 legislatura es mucho, pero no suficiente para vivir sin trabajar el resto de su vida. Para la mayoría este será su último rol en la vida política y se irán con un enorme desprestigio. 

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