Serpientes y escaleras - Ciudad Gótica

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - Ciudad Gótica

 

La capital de Morelos luce hoy como la ciudad del murciélago. Pero sin Batman

 

Ciudad Gótica

La inseguridad ha sido un problema constante en Morelos desde hace varios años; cada gobierno que llega promete que acabará con la violencia, que pacificará el estado y disminuirá los niveles delictivos. Al final la crisis los rebasa y la situación empeora. Lo visto en el estado y en la capital en las últimas semanas está marcando nuevos niveles de inseguridad y violencia, nadie está seguro en un lugar donde impera la ley de la selva y no existe una autoridad que se haga responsable. Cuernavaca está peor que nunca.

Dos noticias acapararon la atención el fin de semana pasado: en Cuautla y en Cuernavaca dos restaurantes con todo y comensales fueron asaltados; las víctimas llamaron a los números de emergencia, pero cuando la policía llegó los delincuentes se habían ido. En Cuautla El Zarandeado decidió cerrar sus puertas de manera definitiva ante las amenazas de los grupos criminales y en Cuernavaca Nektar Tropikal Pizzeria expresó su impotencia y elevaron una plegaria para que la situación no se repita. Estos robos ocurrieron en medio de una aguda crisis de inseguridad, violencia e impunidad.

La falta de resultados de la policía es evidente en los tres niveles de gobierno a pesar de los dichos de sus titulares; nadie cree el discurso triunfalista de quienes presumen logros fugaces, capturas espectaculares y operativos que solo sirven para la foto. El presidente de México y el alcalde de Cuernavaca defienden su estrategia con estadísticas, mientras que el gobernador reitera que su gobierno no pacta con la delincuencia y ha detenido a varios objetivos prioritarios. En Cuautla al presidente municipal no lo despeinan los problemas de la gente porque se encuentra distraído en la promoción política de su esposa. Los paganos de esta situación son los ciudadanos.

La falta de coordinación entre autoridades y clase política no es el único problema que hay en el complicado reto de brindar seguridad a la población; a la par está la ignorancia, las soberbia, la incapacidad y/o la complicidad de quienes están al frente de las instituciones y visiblemente son incapaces de aceptar que están rebasados.

La captura de los líderes de los grupos criminales (todos, por cierto, han sido detenidos por la federación) es importante, pero el efecto de estas acciones no cambia la realidad delictiva, ni mejora la situación de violencia. Más tardan las autoridades en descabezar a un cártel que en aparecer nuevas células que continúan y multiplican los delitos. Es el cuento de nunca acabar.

El problema que enfrenta Morelos en materia de seguridad ya no radica solo en la lucha de los cárteles por el control de una plaza; en paralelo está el incremento exponencial de los delitos del fuero común: los robos en todas sus modalidades, las extorsiones, los secuestros y las agresiones que diariamente sufren cientos de ciudadanos en las calles, en el transporte público, en sus casas, en los negocios y hasta en las plazas comerciales. Ya ningún lugar es seguro.

Durante años escuche disertaciones de voz de José Luis Urióstegui y de Alicia Vázquez Luna respecto al problema de seguridad y las maneras de resolverlo. El primero, abogado de profesión y especialista teórico de la seguridad afirmaba que la solución se centraba en la definición de polígonos de seguridad, la colocación de módulos de policía en las colonias y la implementación de mecanismos de participación ciudadana; para la segunda, abogada y policía de medio tiempo, la crisis se resolvería con valentía, firmeza y sin pactos con la delincuencia. Hoy que están al frente del gobierno de Cuernavaca ninguna de sus soluciones ha funcionado, por el contrario, la situación está peor que nunca.

Del lado estatal la historia es distinta, aunque con resultados muy parecidos; el encargado de la seguridad es un marino retirado que se acompaña de otro marino que le ayuda a jugar al policía bueno y malo; ambos son oriundos de Veracruz y desde que asumieron el cargo reconocieron que solo una vez habían venido a Morelos en un operativo. Cuatro años de trabajo al frente de la CES ha dejado claro que el reto les quedó grande, que su estrategia no funciona y que el respaldo que le brinda la federación es la única razón que les permite mantenerse en el cargo.

Los últimos días en Morelos han sido sumamente críticos para el estado en materia delictiva, particularmente en la capital; los gobernantes pueden decir que se trata de una situación nacional, que Morelos padece los embates de grupos delincuenciales que vienen de otros estados y que las cosas no mejoran porque no se tienen policías ni dinero suficiente para dar combatir la criminalidad. Cualquiera que sea la razón el resultado es el mismo: Morelos vive una grave crisis de inseguridad y Cuernavaca está fuera de control.

Salvo en algunos lugares como Jojutla y Jiutepec en donde las autoridades municipales han implementado estrategias de prevención y supervisión combinadas con acciones para fomentar el desarrollo económico, en el resto de los municipios el problema es creciente. La coordinación con el estado es importante, pero lo es más que los alcaldes entiendan la gravedad del problema y dejen a los expertos hacer su trabajo. En Cuernavaca, por ejemplo, el abogado Urióstegui debería enfocarse más en la atención de las necesidades municipales, como el desarrollo económico y los servicios, en lugar de sentirse policía, implementar los consejos teóricos de Javier Oliva o solapar la incapacidad de Alicia Vázquez Luna.

Los asaltos en casas, negocios, plazas comerciales y en las calles se conjugan con el robo de autos, en los cajeros y en el transporte público. Todo esto ocurre a la par de las balaceras, los levantones, las ejecuciones, los secuestros y todos los demás ilícitos que llevan a cabo los grupos criminales con absoluta impunidad. Hasta ahora ninguna autoridad de los tres niveles de gobierno ha sido capaz de acabar con los delitos de alto impacto, ni tampoco de disminuir el delito del fuero común; por el contrario, cada día hay más de ambos.

Resaltar este tipo de situaciones no representa un ataque político a quien gobierna, como cotidianamente lo quieren hacer ver los aludidos; el problema es real, es tangible, es generalizado y está a la vista de todos. Señalarlo no tiene por objeto hacer quedar mal a alguien, la idea es que las autoridades entiendan, acepten la gravedad del problema y reaccionen en consecuencia.

El problema de fondo en esta historia está ahí, en la incapacidad de los gobernantes de admitir la realidad, de entender que el problema existe, que la delincuencia los ha rebasado y que todos los días hay casos delictivos que afectan a miles de personas.

Cubiertos por el manto del poder, resguardados con seguridad personal, viajando en vehículos blindados y escuchando solo lo que les gusta oír, es imposible que cualquiera de ellos entienda lo que siente un ama de casa a la que le roban el mandado en la ruta, un trabajador al que lo despojan de su vehículo o de su quincena, y un estudiante al que le quitan su teléfono celular. Ya ni hablar de los cientos de personas que cotidianamente lloran la muerte de un ser querido.

Mientras las autoridades no entiendan y acepten el problema y reconozcan que su estrategia no funciona, nada va a cambiar. Vivimos en un escenario de caos, como el que se describe en Ciudad Gótica, pero sin un Batman que ponga orden y enfrente con efectividad a los delincuentes.

Aquí solo tenemos guasones.

·         posdata

Los diputados del congreso local han lanzado un guiño al ejecutivo para discutir las observaciones hechas al paquete económico que aprobaron hace unas semanas; la respuesta fue inmediata de parte de la jefa de la gubernatura Mónica Boggio, quien ha dicho que la reunión sobre el tema podría llevarse a cabo este miércoles.

Ambos poderes expresaron su disposición al diálogo, aunque reconocen que los acuerdos no son sencillos de alcanzar. De los dos lados hay un punto que evita las coincidencias: la cláusula de transferencia.

Cualquier modificación que los representantes populares puedan hacer a las cifras planteadas por el gobierno de Cuauhtémoc Blanco en materia financiera es discutible, incluido el millonario aumento a su presupuesto; el punto donde el ejecutivo no transitará es la eliminación de la cláusula de transferencias, porque ello implicaría sujetarse al ánimo del congreso y convertir cualquier movimiento presupuestal en una negociación económica con los legisladores. Nadie cedería a algo así.

Para cumplir con la forma ambos poderes han reiterado su disposición al diálogo, pero en el fondo los dos saben que existe un punto en donde es imposible la coincidencia; el diferendo en lo referente a la cláusula de transferencias se traducirá en una controversia constitucional que obligará al ejecutivo a volver a ejercer el presupuesto del año pasado, al menos hasta que una autoridad judicial determine lo contrario.

Por los tiempos que lleva este proceso se puede anticipar que también en el 2023 aplicarán las reglas presupuestales del 2019, porque aún en el caso de que un tribunal conceda la razón a los legisladores, para el momento que eso ocurra la mayor parte del presupuesto se habrá ejercido.

La lucha del congreso por el tema presupuestal es llamativa, pero en ningún escenario les brindará un triunfo en el corto plazo; por el contrario, en el enfrentamiento mediático son los diputados quienes se llevan (otra vez) la peor parte, justo en el preámbulo de que inicie la carrera electoral del 2024.

Desde cualquier ángulo los legisladores pierden, porque aunque todos los involucrados en el tema se desgasten, Cuauhtémoc Blanco no pedirá el voto a los morelenses en el 2024 y los diputados sí.

El problema de esta legislatura no ha sido de valentía ni de capacidad, sino de timing y por una mala elección de sus batallas. Si lo que buscan es ponerle piedras a Morena y hacerle la vida difícil a Cuauhtémoc Blanco, el camino es otro.

·         nota

Los familiares de la joven Ariadna Fernanda no dejan que el tema se enfríe; desde la capital del país exigen justicia y la destitución del fiscal Uriel Carmona, a quien insisten en llamar cómplice por encubrimiento, de los asesinos de Ariadna. Esto es lo que dijo su prima hermana:

“Soy Michelle Andrade, prima hermana de Ariadna Fernanda. Estamos buscando justicia para Ari. Aunque las personas involucradas ya se encuentran en proceso, lo que estamos buscando es que saquen a la Fiscalía de Morelos por el mal trabajo que hicieron durante todo el proceso que ellos llevaron. Elegimos esta ubicación (CdMx) porque es la salida hacia Morelos, la más transitada; queremos decirle a la gente que no haga caso omiso a lo que esta sucediendo en el país, en nuestra ciudad y que no sigan dejando cuerpos de mujeres en Morelos.

-          ¿Ustedes siguen luchando porque el Fiscal sea destituido de su cargo?

Si; a él y a todos los involucrados que llevaron mal el caso desde un principio, desde como obtuvieron las pruebas, de cómo llevaron el resultado y que se tardaron en entregar la carpeta de investigación buscando quien sabe que, entonces estamos viviendo eso. Necesitamos apoyo, necesitamos alzar la voz por Ari, porque no está con nosotros y no queremos que esto quede impune. Invitamos a sus amigas, a la familia, a la gente a la sociedad, para que no deje de lado esta situación que está pasando no solo con Fer, sino con todas las mujeres que lo han vivido estas últimas semanas, que aunque no pasan en las noticias sucede en las colonias”

·         post it

A pesar de la violencia, la ocupación hotelera en Cuernavaca durante el fin de semana largo fue superior al setenta por ciento, celebra el alcalde José Luis Urióstegui.

Menos mal.

·         redes sociales

Pobre Cuernavaca. Pobre Morelos. Pobre México.

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