Secreto a voces - La Guía Ética de la 4t
En opinión de Rafael Alfaro Izarraraz
Elaborada en el contexto de la Cuarta Transformación, la Guía Ética de la 4t viene a sustituir (eso creo) la Cartilla Moral de Alfonso Reyes de fuertes reminiscencias porfiristas. De acuerdo al propio documento, por ética se entiende una conducta asociada a la combinación de fines y medios adecuados para conseguirlo. La moral son las normas que regulan esa conducta de las personas en la vida cotidiana. Distribuido a nombre de la Cuarta Transformación, firmado Galván Ochoa, Pedro Miguel, Ortiz Pinchetti, Ramírez Cuevas, Margarita Valdes González Salas y Verónica Velasco Aranda, propone, en un marco de libertad de su adopción, superar valores éticos y morales promovidos por el neoliberalismo.
En los 20 puntos se hace referencia a conceptos universales pero en el contexto mexicano actual, la disputa entre la Cuarta Transformación y el neoliberalismo. Universalizar sus postulados hubiese sido mejor con el fin de evitar polémicas que en algún punto se traducen en blanco y negro y en un diálogo de sordos. Los que fueron derrotados en las urnas van a rechazarla y los quienes se colocan del lado de la 4T van apoyar los puntos de vista que ahí se establecen.
La reducción a nuestro contexto la empobrece porque impide discusiones en ricos contenidos como el debate que propuso Leonardo Boff (filósofo de la Teología de la Liberación), ubicando la discusión en términos de la crisis por la que atraviesa la humanidad: pérdida de valores y destrucción de la biósfera, que nos ha colocado en la misma lógica vivida por los dinosaurios, dice Boff (en: https://www.academia.edu/34365254/LEONARDO_BOFF_ETICA_MORAL_LA_B%C3%9ASQUEDA_DE_LOS_FUNDAMENTOS). Los ambientalistas que ven en la actual crisis ambiental la opción para repensar la cultura occidental.
Quienes creemos que la sociedad actual debe repensarse bajo criterios ya no humanos sino posthumanos. La idea de haber creado a la humanidad (producto del renacimiento y la ilustración, en la época moderna), como un ideal alcanzable de la mano del progreso y el desarrollo ha terminado en un fracaso. En nombre de la humanidad y de sus horizontes se han perpetrado las más grandes pesadillas humanas. Significa repensarnos, teniendo en cuenta el carácter neocolonial que vive Latinoamérica.
Otros posthumanistas (la continuidad de los que inventaron la modernidad y la humanidad) piensan que ante el fracaso de la modernidad es necesario crear una nueva visión de la humanidad en donde de la mano de la tecnología se enfrenten las metas que la modernidad no logró alcanzar. Se trata de tecnologizar el cuerpo humano y acoplar el cerebro a la inteligencia artificial existente. Ya existen experimentos al respecto bastante avanzados (Ver a Gabriela Chavarría Alfaro: en: https://www.scielo.sa.cr/pdf/reflexiones/v94n1/1659-2859-reflexiones-94-01-00097.pdf).
Pero en el debate de estos temas éticos y morales, existen aspectos que no se han cerrado y que están ahí y que no podemos olvidarnos de ellos. Las posturas ético morales tienen un trasfondo de poder, que es el invadir el espíritu sin que el cuerpo social y por ende particular sea modificado. La moral en tanto normas que regulan la vida de la sociedad es, en términos generales normativa, en el sentido de que establece la manera en cómo una sociedad se debe comportar en sus relaciones sociales.
Es una manera de establecer valores dominantes y de poder. Las normas morales del cristianismo impuesto por los españoles durante la conquista fueron precisamente eso. La imposición de una moral cristiana llevó a los cristianizados y moralizados a mecanismos de vigilancia discretamente establecida a través de la confesión. La denuncia de los malos comportamientos no sólo borró antiguas formas de vida que para nuestros antepasados eran normales, también sirvió para delatar a quienes en su resistencia trataron de evadir el sometimiento.
Es imposible no hacer mención a Nietzsche en este tema. La moralización de la sociedad helénica por las ideas socráticas del bien y del mal, lo bueno y lo malo, lo feo y lo bello, etcétera, un remanente para tratar de salvar a la polis de la proliferación de los instintos. La adopción de normas morales que dependen de quien valora y, por lo general, quien valora es el o los que ocupan un lugar privilegiado en la cúspide social. Valorar es un ejercicio del poder Los valores humanos de la modernidad kantiana son el fundamento de la una sociedad que tiene su mirada en un horizonte el cual, como el fábula del conejo y la zanahoria, nunca se cumple.
La moral generalmente conduce a buenos y malos y, bajo esa lógica, los buenos son los que imponen los valores, son los que se valoran a sí mismo y a los demás. De ahí que lo bueno derive en tiene dinero, buena casa, se viste bien, acude a buenos lugares, se junta con personas “igualmente buenas”, come saludable. Los malos tienen piel diferente, son mujeres, inferiores, mal vestidos, feos, huelen mal y el racismo emerge en su plena potencia. El origen del racismo.
Latinoamérica, creada sobre el principio de la raza, fue arrasada por la conquista y los modos de vida fueron ocultados, eliminados, considerados propios de gente atrasada, inculta, los malos. Se impuso una moral traída de occidente. Los que no se ajustan a los nuevos valores fueron consideraos como bárbaros. Jesucristo, Buda, Gandhi, han propuesta una serie de reglas acerca de cómo se debe vivir y cuál debe ser el comportamiento del género humano.
La Ética, a diferencia de los personajes citados, busca estudiar la conducta de las personas no para imponer normas morales, simplemente aporta opiniones fundadas para que quien desee las tome o las vea pasar. Ver Julián Pérez, en https://www.academia.edu/7777663/RELACIONES_Y_DIFERENCIAS_ENTRE_%C3%89TICA_Y_MORAL#:~:text=De%20la%20misma%20manera%20debe,objeto%20de%20una%20investigaci%C3%B3n%20cient%C3%ADfica).