Secreto a voces - Feminicidio: “el asesinato por ser mujer”

En opinión de Rafael Alfaro Izarraraz

Secreto a voces - Feminicidio: “el asesinato por ser mujer”

La violencia contra las mujeres ha sido una parte del signo que ha asumido la violencia en México. Ese tipo de violencia forma parte de ese florido de repertorio maldito de muerte que nos ha heredado el régimen neoliberal, en el que la violencia fue parte de una estrategia perversa de dominación y poder sobre la población e imposición de una forma de producir, distribuir y consumir. Evidentemente, que sería injusto reducir el tema de la violencia contra las mujeres a un aspecto puramente económico, pero de que existe una relación entre neoliberalismo y violencia contra las mujeres, existe, combinado con otros factores que, al confluir con la economía, han hecho transitar el fenómeno del ámbito familiar al social.

De acuerdo a un estudio de Martha Castañeda, Patricia Ravelo y Teresa Pérez (2013), que lleva por título “Feminicidio y violencia de género en México: omisiones del Estado y exigencia civil de justicia” y quienes citan a Celia Amorós (en: https://www.redalyc.org/pdf/393/39348328002.pdf), la violencia contra las mujeres tiene su origen en la existencia de una estructura social patriarcal, así como en las formas de sobreexplotación y prescindibilidad que ha impuesto el régimen económico neoliberal. Rosa Cobo, en el mismo artículo es citada, y expone que la violencia es la respuesta a los logros alcanzados por las mujeres en ámbitos como la relación entre parejas, la familia y el matrimonio.

Destaca Cobo que las dificultades a las que han sido sometidos los hombres por el régimen neoliberal (interpreto que habla) de inestabilidad laboral, baja de los salarios, el impacto que ha tenido en la familia el debilitamiento de las instituciones como las de la educación y la salud, entre otros factores, implica una crispación al interior de la familia que se traduce en un tipo de desahogo dirigido a las mujeres. Castañeda, Ravelo y Pérez, la citan de la siguiente manera: “…En ese sentido, afirma que asistimos a una “reacción patriarcal” que esgrime como argumento la minimización de las agresiones contra las mujeres frente a las fatalidades padecidas por los hombres…”.

Otro factor es el lugar que ocupan hombres y mujeres en la estructura social y económica, que coloca a las mujeres en condiciones de desventajas frente al poder que las mismas estructuras económicas, sociales y culturales le concede a los hombres en el momento de adquirir un empleo en el momento en una fábrica o un puesto administrativo. La violencia dirigida hacia las mujeres no se debe a una especie de “atributo” de los hombres hacia las mujeres, sino derivado de la forma en que el sistema social y económico “distribuye” o “asigna” o “funda” a través de procesos invisibles lugares diferentes a hombres y mujeres.

Estos son elementos que explican el sedimento social y económico del surgimiento del feminicidio, pero para Radoford y Russell (también citadas en el artículo al que hemos hecho referencia), el feminicidio es el asesinato de mujeres es definido por un aspecto central: se asesina a las mujeres por el hecho de ser mujer. Dicen las autoras del texto que: “Marcela Lagarde acuñó el término de feminicidio para enfatizar tres circunstancias: el asesinato de una mujer por el hecho de ser mujer, la impunidad y el incumplimiento del Estado como garante de la vida, la seguridad, la dignidad y la libertad de las mujeres. Lo concibe como la expresión más drástica de la violencia de género, por lo que no es un hecho aislado sino la culminación de un proceso de acciones y omisiones que permiten perpetrarla”.

Marcela Lagarde, fue diputada por el ahora casi extinto Partido de la Revolución Democrática (PRD), y en otros documentos apunta que resultó lamentable que el humanismo no haya considerado la diversidad de género haya dejado fuera del humanismo a la mitad de la humanidad: las mujeres. Indica que: “…La perspectiva de género tiene como uno de sus fines contribuir a la construcción subjetiva y social de una nueva configuración a partir de la resignificación de la historia, la sociedad, la cultura y la política desde las mujeres y con las mujeres” (en: https://catedraunescodh.unam.mx/catedra/CONACYT/08_EducDHyMediacionEscolar/Contenidos/Biblioteca/Lecturas-Complementarias/Lagarde_Genero.pdf).

El concepto de feminicidio, no solamente incluye la muerte de las mujeres, también en sus nuevas versiones contempla la violencia que puede terminar con la vida de una mujer, o no necesariamente, de acuerdo a Margarita Bejarano. La violencia feminicida es la manifestación de la misma, independientemente de sus resultados. (https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=10230108002).

En otro texto sobre los feminicidios, de Teresa Incháustegui (https://www.redalyc.org/pdf/3399/339932122004.pdf), sobre “Sociología y política del feminicidios; algunas claves interpretativas a partir del caso mexicano”, apunta a que si bien es cierto que existen factores normativos que le dan un impulso al clima de los feminicidios en diferentes regiones, también se debe destacar algunos factores que constituyen ingredientes a toma en consideración, entre ellos el incremento de la violencia criminal, el aumento del número de armas que han ingresado al país, pero sobre todo, la existencia de impunidad de parte de las autoridades encargadas de aplicar la justica en estos casos, en el que se destaca la violencia en Ciudad Juárez, cuya fecha data desde 1993.

En ese sentido, no es casual que ante un ambiente cultural marcado por una normatividad que contribuye al sometimiento de las mujeres, en un clima de violencia de social promovida desde el Estado durante el neoliberalismo, no debe resultar extraño que el aspecto más relevante que se destaque hoy de la lucha del feminismo sea el feminicidio. Sin embargo, el feminicidio con todas las implicaciones que aquí se han apuntado, no deja de ser “la punta del iceberg”, porque detrás de este fenómeno al que se le debe prestar atención inmediata, está todo un conjunto de otros hechos que no lo son menos, como la desaparición de jóvenes que son llevadas a centros de prostitución a lo largo y ancho del territorio nacional, como diría Margarita Bejarano Celaya (https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=10230108002).

Esto es lo que mueve al 9, independientemente de los intereses de aquellos, como Felipe Calderón, cuyo sexenio se caracterizó por el incremento sustancial de los feminicidios.