Secreto a voces - Ayotzinapa
En opinión de Rafael Alfaro Izarraraz
El obradorismo le ha disputado al antiguo régimen neoliberal del PRI y el PAN la verdad sobre lo que ocurrió con los estudiantes en Ayotzinapa: Se trató de un crimen de Estado. Los crímenes de Estado “son aquellos delitos cometidos por agentes estatales o particulares (como los grupos paramilitares) que actúan en complicidad o por tolerancia (omisión) del Estado. Algunos de estos crímenes son el asesinato, el exterminio, la esclavitud desaparición forzada, el desplazamiento forzado, la deportación o las persecuciones contra cualquier población civil por motivos sociales, políticos, económicos, raciales, religiosos o culturales” (Movice, Colombia)
El cambio de lenguaje y el trato que se le da a los sucesos de Ayotizinapa habla de la existencia de un tiempo diferente (ver: Eva Muchinik: la verdad). Ha ocurrido una transformación y con ello los hechos juzgados por el gobierno anterior son puestos en cuestión, no destruidos porque en realidad se trata de ruinas en el sentido derridiano, de una historia llena de muerte y destrucción. Sobre las ruinas de la verdad histórica se reconstruye una nueva narrativa que da un giro de 180 grados a lo contado, que nos dice que el sufrimiento, dolor de familiares, amigos y padres de familia de los estudiantes pudo haberse evitado.
Con el informe de Encinas, lo ocurrido entre la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre de 2014 se miran de un color muy distinto al de la “Verdad histórica” promovida por Murillo Karam, entonces procurador General de la República. Si Peña Nieto o los encargados de las instituciones, que tuvieron en todo momento la encomienda de vigilar las acciones de los estudiantes, hubiesen actuado con apego a un gobierno humanista otra historia tendríamos ahora. La normal ha sido sistemáticamente vigilada debido al contexto histórico de esa región y al hecho de que varios municipios eran dominados por grupos del crimen organizado.
La normal de Ayotizinapa recibió en sus aulas a Lucio Cabañas, Genaro Vázquez y Othón Salazar. Todos ellos emblemáticos luchadores sociales y personajes que buscaron la democracia tanto en el gremio magisterial como la ruptura con el régimen autoritario mexicano. En esa misma entidad se encuentran los municipios habitados por segmentos de la población que reciben menos renta a nivel nacional, clasificados como pobres extremos. Ante esta condición a la que han sido arrojados millones de campesinos del país, el que sus hijos puedan estudiar en una escuela normal, convertirse en profesores es algo extraordinario.
Lo anterior se combina recientemente con el hecho de que es una región en donde se cultiva la goma de opio (de las principales del mundo, ver Pierre Gausssens: La otra montaña roja: el cultivo de la amapola en Guerrero) una de las drogas que más ganancias deja al crimen. Por lo que se trata de un lugar que es objeto de disputa entre grupos criminales por su dominio, en particular, cita el informe a los Guerreros Unidos y los Rojos. Aquí debemos anotar que su influencia también se debe no solo a la disputa del espacio en donde se produce la goma de opio, sino al hecho de que los gobiernos neoliberales en todo el país sostenían acuerdos con grupos criminales de coexistencia.
Esos grupos dominaron la región que incluye a Ayotzinapa y otros municipios vecinos, de acuerdo al Informe. Tenían bajo su control no solamente a las policías municipales locales sino también a quienes se encontraban como alcaldes, como es el caso de Jesús Abarca, quien era presidente municipal de Iguala. Llegó al poder a través de las siglas del Partido de la Revolución Democrática (PRD). Dentro de las mentiras de la “Verdad histórica” se dijo que los estudiantes se dirigieron la noche del 26 a ese municipio con el fin de interrumpir el informe de la entonces presidenta del DIF municipal, María de los Ángeles Pineda, señalada como principal operadora de grupos del crimen.
Los estudiantes de la normal se dirigieron a Iguala con el fin de tomar unidades de transporte para cumplir con un compromiso que habían adquirido en agosto de 2014 en la normal de Amilcingo, Morelos, ante representantes de otras normales del país (compromisos que no pudo asumir la normal de Tenería de Tenancingo, estado de México), y que consistía en trasladar a los estudiantes a la Ciudad de México (en 20 unidades) para participar en el evento que cada año se lleva a cabo y en el que se conmemora el 2 de octubre, el asesinato de estudiantes ocurrido en 1968. La normal Raúl Isidro Burgos, normal de Ayotzinapa, es y ha sido en todo momento un centro de luchas sociales y estudiantiles.
Instituciones del Estado (como el ejército mexicano) y organismos gubernamentales como la Procuraduría, los centros de espionaje del gobierno federal como el CISEN, jueces vinculados al Poder Judicial, policías municipales región, entre otros, fueron coparticipes de la desaparición de los estudiantes por lo que se considera un Crimen de Estado. Lo anterior, en razón de que fueron omisas ante los hechos de Ayotzinapa o coparticipes del homicidio, según el informe, de por lo menos seis de los 43 estudiantes desaparecidos, de acuerdo a llamadas telefónicas que implican a miembros del ejército mexicano.
El informe es un triunfo de los padres y madres de los estudiantes y del pueblo mexicano pues, parafraseando a Martí, citado por Rigoberto Pupo (ver: La verdad como eterno problema filosófico) el informe es un contraveneno que contribuye y: “ (..) urge devolver a los hombres a sí mismos; urge sacarlos del mal gobierno de la convención que sofoca o envenena sus sentimientos (…) y recarga su inteligencia con un caudal pernicioso, ajeno, frío y falso. Sólo lo genuino es fructífero”. Y qué fue la “Verdad histórica” sino un ensamblaje falso, frío, ajeno, pernicioso creado por el mal gobierno que quiso imponer la mentira como verdad.
El trabajo de las evidencias para reconstruir los hechos fue exhaustivo y profesional, mediante el cual se reconstruye una línea temporal de los hechos, importantísima en la medida en que describen las acciones minuto a minuto, de puntos nodales de los sucesos, con evidencias claras y contundentes, tanto de declaraciones directas de los participantes como de llamadas telefónicas de toda la red maldita de corrupción en donde se conjuntaron y que combinan instituciones locales estatales, municipales, federales y grupos criminales. Terrible y doloroso del país que teníamos.
El informe se sustenta en evidencias como millones de llamadas telefónicas, declaraciones de los detenidos por los hechos, informes de organismos federales de vigilancia sobre luchadores sociales y el narco en la región tanto federales como de la entidad, poderes como el judicial y el trato de los jueces a los juicios y declaraciones, entrevista con funcionarios públicos, informes del ejército mexicano, incluidos mensajes que incriminan a miembros de esta institución, trabajo directo de supervisión de las áreas en donde ocurrieron los hechos, videos que existen al respecto, informes del gobierno de los Estados Unidos. Está en el informe pero con ello concluimos el análisis: falta la prueba madre: evidencias de dónde se encuentran los estudiantes desaparecidos.
La verdad debe iluminar el alma como el sol a la naturaleza: Martí.