Repaso
En opinión de Carlos Gallardo Sánchez
- La maestra Vicky Ruiz y su “relevo”
Con la maestra Virginia Ruiz Rodríguez, familiarmente llamada Vicky, platiqué brevemente hace algunas semanas. Después del saludo cordial que siempre dispensa a sus conocidos, a pregunta mía comentó que en breve estaría jubilada después de una amplia y pródiga trayectoria profesional. Recuerdo que me dijo haber cumplido 51 años de servicio.
Integrante de una familia que ha honrado la profesión docente, Vicky Ruiz se formó como maestra de primaria en la bien recordada Escuela Normal Rural “Lázaro Cárdenas” de Palmira, luego cursó una especialidad en la Normal Superior de México y, creo, realizó estudios de posgrado en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM).
Tengo la certeza que, durante su paso por las aulas, ya como profesora de grupo, como asesora técnico pedagógica, como jefa de enseñanza o como supervisora escolar, invariablemente empeñó capacidad y entrega al servicio de la encomienda formativa que siempre asumió. Son muchos y bien andados los pasos recorridos, que difícilmente se borrarán.
En otras palabras, quiero decir que Vicky seguirá siendo una maestra a carta cabal, porque el recuerdo que deja ciertamente la mantendrá activa en el ánimo de los otros que supieron de su compromiso con la educación. Por eso los reconocimientos de quienes saben de su huella docente, ahora que finalmente se jubiló.
En estos casos siempre queda la expectativa de lo que sucederá después del retiro digno de un maestro o maestra que sumó prestigio a lo largo de su ejercicio profesional. Sobre todo, en estos días en que, particularmente en educación básica, sólo observo grisuras y medianías en los cuadros directivos de los distintos niveles educativos.
Cualquiera, en esta sociedad credencialista, meritocrática, eficientista, piensa que los fanáticos de la acumulación de puntajes, de resolución de exámenes, de supuestos indicadores de calidad, pueden llegar a ocupar un cargo directivo; sí, además, cuenta con el apoyo de alguien que lo tiene como peón, alfil o caballo, en razón de su propio estilo de dirigir y de aspirar a futuros favorables políticamente.
Lo anterior viene al caso, pues se especula (a lo mejor ya está confirmado), que quien sustituirá a Vicky Ruiz tiene un perfil completamente distinto. En primer lugar, si bien es acumulador de puntos y méritos certificados para estar en lo alto del escalafón o como ahora se le llame, poco me entero de que se le considere un verdadero docente. Si subió peldaños, insisto, obedece a los papeles que juntó para “demostrar” que es bien fregón y a sus caminares burocráticos en el interior del Instituto de Educación Básica del Estado de Morelos (IEBEM), donde el director general, Eleacín Salgado de la Paz lo tiene, dicen, como asesor principal. Pero no se sabe de sus andares por las aulas donde transitan los maestros que siempre quisieron serlo y no de aquellos que llegaron al sector educativo por determinadas circunstancias, como es el caso de Vicente Hernández Sánchez, quien fue parte de un grupo de alumnos que tenía el extinto ingeniero Jaime Arau Granda, a la sazón nombrado titular de Planeación Educativa. Ninguno de esos jóvenes, hasta donde me enteré, tenía carrera docente o pedagógica. Ni normalista, ni universitaria. Su porvenir profesional estaba orientado hacia otro sentido. Pero llegaron al organismo educativo, gracias Al ingeniero Arau, y de allí no salieron.
Súmesele al talante de Vicente Hernández un perfil poco deseable en cuanto al trato como ser humano y como funcionario, para entender las reacciones que provocan los supuestas ayudaditas que recibe de sus jefes para colocarse donde quiera.
A nuestro personaje se le califica de taimado, intolerante, perverso, excluyente. En un reporte periodístico publicado en el espacio digital del periodista Luis Pablo Carrillo Manjarrez, se da cuenta del “ultimátum” que dio a algunos ex funcionarios del IEBEM del sexenio de Marco Adame Castillo, sujetos a un proceso administrativo: “jubílense y el asunto está arreglado”, dicen que sentenció, pasando por alto un proceso administrativo que no era de su incumbencia. El caso era quitar a esos ex funcionarios para disponer de los espacios que dejarían. Al menos eso se afirma en el reporte informativo al que me refiero.
Como dice la sabiduría popular: “el que siembra vientos, cosecha tempestades”. Sucede que circula de manera anónima un mensaje de repudio a la supuesta decisión tomada en el IEBEM, para que Vicente Sánchez se haga cargo de la supervisión escolar donde estaba la prestigiada maestra Vicky.
Si el nombramiento es real, quizá obedezca a que Eliacín Salgado de la Paz lo necesita más cerca, porque su adscripción era Alpuyeca. Entonces lo que deberá cuestionarse son las decisiones del director general del IEBEM. Las reacciones de la gente, que no de quienes analizamos los hechos, seguramente seguirán registrándose, infortunadamente de manera anónima, pero no por ello lejanas de la realidad que se vive.
E mail: profechon@hotmail.com