Observador político - Tiempo de Morelos, tiempo de Margarita…
En opinión de Gerardo Suárez Dorantes
En las últimas dos décadas, el estado de Morelos ha sido testigo de un constante vaivén de conflictos y enfrentamientos entre sus gobernadores y otros actores políticos. Desde Jorge Carrillo Olea hasta Cuauhtémoc Blanco Bravo, pasando por Sergio Estrada Cajigal Ramírez, Marco Adame Castillo y Graco Ramírez Garrido, los choques con los alcaldes de Cuernavaca y otras municipalidades, así como con los poderes Legislativo y Judicial y organismos paraestatales, han provocado un estancamiento significativo en el desarrollo político, económico y social del estado.
ESPERANZA POR CONFRONTACIÓN.- Esta confrontación constante ha tenido un efecto perjudicial en la vida cotidiana de la sociedad morelense, que ha visto cómo sus expectativas y necesidades quedan relegadas a un segundo plano.
Sin embargo, la inminente llegada de Margarita González Saravia y quien será la primera mujer gobernadora en la historia de Morelos, trae consigo una esperanza renovada, más porque su propuesta de gobernar bajo los principios de diálogo, consenso y colaboración representa una desviación necesaria de las prácticas confrontativas del pasado.
González Saravia ha retomado ya su papel como titular del Ejecutivo que en breve asumirá con todas las de la ley, subrayando en sus primeras intervenciones su disposición para trabajar por el bienestar del pueblo, sin dejarse llevar por intereses partidistas o ideológicos; su llamado a los alcaldes electos para establecer acuerdos de colaboración es una señal clara de su compromiso por superar las divisiones y construir un frente común en favor del desarrollo del estado.
Este enfoque, que prioriza la cooperación sobre la confrontación, ofrece una oportunidad única para que Morelos pueda finalmente avanzar en la dirección que merece; la posibilidad de dejar atrás los conflictos estériles del pasado es especialmente relevante en un momento en que la gobernadora cuenta con el respaldo de la presidenta electa, Claudia Sheinbaum Pardo. Y es que, la relación cercana con Sheinbaum, quien ha demostrado ser una figura clave en el panorama político nacional, podría abrir puertas para nuevas inversiones y proyectos que impulsen el crecimiento de Morelos.
Sin embargo, es crucial que la administración de González Saravia no se limite a la mera retórica de la unidad y el diálogo, no, tiene la capacidad, el talento y las condiciones para ser capaz de traducir estos principios en acciones concretas que beneficien a la población.
Por tanto, la inauguración de obras importantes y la implementación de políticas que atiendan las necesidades urgentes del estado serán indicadores clave de su éxito, de su gobierno y esto será bueno porque entonces sí, le irá bien a Morelos.
La llegada de una gobernadora con un enfoque renovador es una oportunidad que Morelos no puede permitirse desaprovechar. Si Margarita González Saravia logra consolidar una administración basada en la cooperación y el progreso real, el estado podría finalmente dejar atrás las décadas de estancamiento y conflicto y posicionarse de manera destacada en el ámbito nacional.
UN NUEVO COMIENZO; DESAFIOS Y OPORTUNIDDES DE MARGARITA.- Durante décadas, los municipios de Morelos han arrastrado una serie de problemas que han obstaculizado su desarrollo y el bienestar de sus ciudadanos, por lo que la gestión administrativa ha sido marcada por despidos de personal, generando una carga financiera a través de la acumulación de laudos que terminan por complicar la vida de las siguientes administraciones. Casos como el de Ocuituco, donde se destituyó a un alcalde debido a estos problemas, subrayan la gravedad de la situación.
Pero el problema no se limita a las cuestiones administrativas, ya que muchos alcaldes han tenido que recurrir a relaciones cuestionables con grupos delincuenciales para asegurar protección y seguridad para sus municipios, cediendo a extorsiones y amenazas. Este fenómeno ha convertido a algunos municipios en territorios ingobernables, como lo evidencian durante años atrás los informes de la Secretaría de la Defensa Nacional sobre ediles en tales circunstancias; la situación es insostenible y pone en riesgo la estabilidad y la seguridad de los ciudadanos.
Ahora, con la llegada de Margarita González Saravia como gobernadora electa, hay una oportunidad crítica para abordar estas viejas prácticas y transformar el panorama político y administrativo del estado; sobre todo, porque les ha propuesto una apertura hacia la colaboración entre los municipios y la federación para erradicar estas malas prácticas. Es decir, su propuesta de designar a personas con verdadera vocación en los cargos de seguridad, y que estos sean aprobados por el nuevo encargado de la seguridad a nivel nacional, Omar García Harfuch, es un paso prometedor hacia una gestión más eficiente y libre de corrupción.
En su reciente pronunciamiento, la gobernadora electa enfatizó la importancia de la coordinación entre todos los niveles de gobierno, y en su mensaje, destacó que los recursos públicos deben aplicarse para el beneficio de los morelenses, sin distinción de partidos políticos. Esta visión de unidad y colaboración es esencial para superar las barreras que han frenado el progreso en los municipios.
González Saravia también ha subrayado la necesidad de implementar estrategias para mejorar la eficiencia administrativa y combatir la corrupción, además, su compromiso con la colaboración con la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) y otras autoridades universitarias para fortalecer programas de desarrollo económico, bienestar social e infraestructura es una señal positiva de su intención de construir alianzas estratégicas en favor del estado.
La gobernadora electa ha demostrado un compromiso serio al anunciar su intención de firmar un convenio con la UAEM y al recorrer el estado para identificar y atender las prioridades regionales, esta cercanía con los presidentes municipales y su enfoque en una coordinación efectiva puede ser la clave para transformar la administración pública en Morelos.
Empero, la tarea no es sencilla ya que la corrupción y la ineficiencia son problemas profundamente arraigados que requieren un enfoque audaz y una implementación rigurosa de las políticas propuestas.
Hoy, Margarita González tiene la oportunidad de marcar un antes y un después en la política de Morelos, pero esto dependerá de su capacidad para hacer realidad sus promesas y mantener una administración transparente y efectiva.
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