Juego de Manos - La carrera del 2024

En opinión de Diego Pacheco

Juego de Manos - La carrera del 2024

En menos de un mes arrancarán nuevas administraciones en los municipios de nuestro estado. Algunas presidencias contarán con caras nuevas —en ocasiones, opositoras a las que van de salida—, mientras que otras repetirán a las personas que, a partir de un buen trabajo en sus espacios, fueron respaldadas por la ciudadanía en las urnas para dirigir una vez más. Independientemente de la renovación o la reafirmación de mandatos, queda claro que los próximos 3 años deberán ser distintos a los que están por terminar.

Este trienio será naturalmente diferente al que está por concluir, dado que se desarrolla en el trayecto para las elecciones del 2024, donde muchas de las figuras políticas de la Tierra de Zapata aspirarán a cargos de elección popular que solo se presentan una vez cada sexenio, estas son las senadurías y la gubernatura de Morelos. Los resultados para estas posiciones serán factores de definición para el juego político estatal y, a su vez, influirán en la dinámica nacional.

El camino que decida tomar cada personaje dependerá de la trayectoria política que quiera seguir. Evidentemente, las posiciones más llamativas son la gubernatura y el Senado de la República —seguidas por las diputaciones federales— dadas las condiciones que ofrecen a quienes ocupan el cargo, las conexiones que es posible hacer desde ahí, el peso político y la capacidad de maniobra hacia el exterior de Morelos.

Los espacios para competir estas posiciones son reservados por los partidos para quienes cuenten con un mayor capital sociopolítico (lo que les asegure una posibilidad de triunfo y rentabilidad política para el partido), así como mejores relaciones con las personas que toman las decisiones dentro de las entidades políticas que, vale la pena señalar, no se trata de los dirigentes estatales.

Por otro lado, se encuentran los cargos dentro del estado, llámense presidencias municipales y diputaciones locales, los cuales ofrecen un valor social mayor para quienes ocupan el puesto, dada la cercanía con la ciudadanía y la posibilidad de realizar acciones con impactos directos en la vida de las personas. Claro, no está de más señalar que esta es un arma de doble filo, ya que los errores también tienen mayor visibilidad y castigo por parte de las y los gobernados.

Ojo, aunque las opciones federales pudiesen tener un brillo más llamativo —dicho de manera burda, son puestos más fresas—, esto no necesariamente implica que sean la mejor opción ya que, mientras que ofrecen un acercamiento con la cúpula del poder en el país, también ponen frenos a las acciones que se pueden realizar en los bastiones. Por ello, hay quienes al irse a la federación pierden visibilidad y fuerza política en sus estados. Aunque se salga, no se puede deja la casa desatendida.

En ese sentido, la decisión sobre a dónde ir parte de las preguntas “qué se quiere hacer” y “cómo se puede lograr”. El paso a un proyecto federal debe partir de una base fuerte que pueda sobrellevar los años que se trabaja desde el exterior. Si no se cuenta con ello, la opción más conveniente es un espacio local para fortalecer el capital social, generar estructuras y construir un equipo fuerte que maneje las cosas en el estado cuando se esté fuera.

También, pensando a largo plazo, un espacio local bien utilizado —como la presidencia de un municipio metropolitano o una diputación local— pueden convertirse en el impulso necesario para competir en la próxima contienda por la gubernatura del estado. En este juego, toda estrategia requiere de mucha paciencia para poder concretarse.

Entonces, el trabajo que realicen las y los aspirantes de aquí al 2024 deberá ser más arduo y visible que en los años previos, dada la aguerrida competencia por los distintos puestos en juego. La campaña del 2024 empieza desde ahora, por lo que el trabajo que se realice debe ser mediáticamente visible dentro y fuera de los espacios geográficos que se ocupan.

 

Por cierto

 

Qué mejor que cerrar el año con una sonrisa (aunque sea por pena ajena). Si no lo has hecho, te invito a echarle un ojo al árbol de navidad que instalaron el Patio del Federalismo del Senado de la República. A modo meramente descriptivo, sin juicios de valor, podemos llegar a una conclusión objetiva después de mirarlo: está bien feo.

Las primeras imágenes de este ornamento alcanzaron la agenda a inicios de esta semana, cuando inclusive el presidente de la Junta de Coordinación Política, Ricardo Monreal, aseguró que le hacía falta trabajo. Días posteriores, una vez que se veían los ornamentos prehispánicos entre la flora navideña, el senador volvió a declarar al respecto, esta vez diciendo que no está de mal ver puesto que, aseguró, es un árbol de la armonía, no de la discordia.

Lo bueno de todo esto es que se conjuntan nuestras tradiciones originarias con aquellas que compartimos con el mundo (esto dejando a un lado el análisis a profundidad que pudiese arrojarnos un sinfín de incongruencias). Lo malo es que, en la ejecución, pareciera que olvidaron sacar al árbol de su caja. En fin, espero que Santa y Quetzalcóatl te traigan todo lo que les pidas.

 

Para ti

 

Este espacio cierra su ciclo 2021 y, con ello, agradezco con el corazón y el alma el haber recorrido a tu lado esta nueva vuelta al Sol. Que la madurez y la vejez nos encuentren juntas y juntos en el porvenir, mientras observamos y actuamos en este mundo tan caótico (y precioso).

La denuncia, el análisis, la empatía, los aciertos y los errores nos han hecho crecer mientras avanzamos por este trayecto. Es un verdadero honor crecer a tu lado mientras miramos el acontecer local, nacional e internacional y, también, hacemos el intento (realista o imaginario, según lo queramos ver) de hacer de este un lugar más bonito para todas y todos.

A ti que me estás leyendo, te doy las gracias por llegar y por quedarte. Gracias por estar. Te agradezco por los abrazos a la distancia, por los zapes, los comentarios y las conversaciones. Sigamos enriqueciéndonos, aprendiendo y creciendo. Nos leemos el próximo año, te dejo un apapacho longevo que dure hasta enero, cuando nos volvamos a encontrar en las letras. Felices fiestas y que el 2022 llegue lleno de más cosas buenas, salud y felicidad. Hasta pronto.

 

Ya te extraño:

 

diegopachecowil@gmail.com