Evidencia la CEDH un déficit en el operativo alcoholímetro en Jiutepec
Pone en riesgo a la población la falta de señalamientos y personal médico. Si el conductor rebasa un nivel de alcohol superior a los 0.4 ml; ya infringió la ley.
La Comisión Estatal de Derechos Humanos corroboró un déficit en la aplicación del operativo de alcoholímetro, en Jiutepec, que pone en riesgo a la población: falta de señalamientos y personal médico insuficiente.
Asimismo, hay escasez de iluminación. Esto acrecienta las posibilidades de una contingencia. De esta forma, la Comisión argumenta que, con el objetivo de garantizar el respeto a la dignidad y derechos de la ciudadanía morelense frente a cualquier abuso por acción u omisión de las autoridades en el desarrollo de programas de alcoholimetría, participó, observando -este fin de semana-.
A través de la cuarta visitaduría, que Cuauhtémoc Magdaleno González, la CDHEM documentó la actividad realizada por las autoridades municipales encaminadas a prevenir accidentes viales relacionados con el consumo del alcohol, dentro de las cuales se realizan las siguientes observaciones:
• Falta de señalamientos que permitan prevenir un accidente por los cortes a la circulación que se presentan ante la instalación del operativo. Esto sin comprometer el conocimiento de la ubicación del mismo.
• Personal médico y de seguridad insuficiente para atender el flujo de vehículos que transitan por la vía donde se instala el punto de control y evitar de esta manera la huida de personas que se resisten a realizar la prueba de alcoholimetría.
• Falta de iluminación.
Por ende, la dependencia “… observa la necesidad de adecuar los protocolos de actuación para este tipo de programas, de cara al inicio de operaciones de la Policía Estatal Vial, emanada del convenio que da vida al modelo de Mando Coordinado de la policía. Esto, con la finalidad de brindar certeza a las actuaciones que de este programa emanen”.
La CDHMorelos continuará la observación de los programas de alcoholimetría que se realizan en diferentes municipios, actualizando el diagnóstico realizado en 2018.
Durante su aplicación, y de acuerdo al protocolo, se cierra la circulación en lugares preestablecidos y, de forma aleatoria, se selecciona a los conductores para entrevistarlos. Si se sospecha que éste conduce bajo los efectos del alcohol, se le debe realizar la prueba de alcoholemia, la cual consiste en medir el aire espirado por medio de una boquilla de plástico nueva, sellada y esterilizada, que será usada únicamente por la persona a la que se aplique la prueba.
Según el documento, si el conductor rebasa un nivel de alcohol superior a los 0.4 miligramos, se le indicará que ha infringido el reglamento y será trasladado al médico, para que certifique el estado etílico en el que se encuentra.