Escala de Grises - Arma de doble filo

En opinión de Arendy Ávalos

Escala de Grises - Arma de doble filo

La reforma aprobada por 21 legisladores pertenecientes al Congreso de Baja California para permitir una extensión del mandato de Jaime Bonilla, además de ser escándalo nacional, deja muchas cosas sobre la mesa de las que es necesario hablar.

Las opiniones que más abundan al respecto son las “nulas” o las que están en contra de lo sucedido el pasado lunes, situación que se refleja en las posibles formas de acción para reparar lo sucedido o para dejarlo tal como está. Una de las opciones —viables, a primera vista— es la desaparición de poderes en dicho estado, misma que está en entredicho por el sustento jurídico que se pueda presentar (tanto a favor como en contra).

Se podría pensar que un cambio de tres años en la temporalidad no es una exageración, ¿qué tanto es tantito? Habría que ver si eso mismo fue lo que pensó Porfirio Díaz… Tal vez la comparación suene exagerada y un tanto alarmista, pero no va con ese afán. Sin embargo, entre que son peras o son manzanas y se toma una decisión al respecto, lo que nos queda es ponerle atención a los datos tan significativos que tenemos a la mano.

Una de las cosas que hacen más polémico este caso es la supuesta forma bajo la que Jaime Bonilla convenció a los legisladores de aprobar la reforma: otorgándole una cantidad considerable de dinero a cada participante. Se debe investigar más allá de la superficie y del voto de confianza que se les pueda otorgar a las personas involucradas porque las preguntas derivadas son varias: ¿Qué medidas se tomarán si el gobernador es culpable? ¿Cuál será la postura del presidente?

Se le cuestionó al respecto y, con el objetivo de no meter los pies en el lodo, AMLO respondió que los legislativos ya no trabajan bajo las órdenes del ejecutivo; en otras palabras, se lavó las manos y se deslindó del problema. De lo que no puede deslindarse es de tener a unas personas con lasombra del autoritarismo y la corrupción en las filas de su partido.

Ya sabíamos que la corrupción no es exclusiva de ciertas personas o ciertos grupos como la mafia del poder y que erradicarla no es tan simple como enunciar una lucha contra ella durante toda la campaña, pero ¿López Obrador argumentará que también en casos como este es hereditaria?

Otorgarles perdón y confianza a aquellas personas con antecedentes de corrupción resulta un tanto crédulo; como si fuera un tipo de adicción que se “cura” o se controla en algún centro de rehabilitación (como Morena). Parece que el bautizo o el cambio de colores no son suficientes para resolver el problema.

Tampoco se trata de lanzar dardos con los ojos vendados para ver si le atinamos al blanco. Las cosas no se resuelven con pensar “que sea lo que Dios quiera”, porque ya nos dijo el Papa que “el diablo se trae bronca con México” y ahí, ni hablar.

La imagen de la presente administración utiliza la silueta de personajes venerados por la historia nacional, tales como Hidalgo, Morelos, Madero, Cárdenas y Juárez; este último aparece al centro, sosteniendo la bandera. Resulta curioso que El Benemérito de las Américas sea quien carga el estandarte cuando el título de “el padre de la patria” le pertenece a alguien más.

El justificante para la reelección (o la ampliación de mandato) se basa en que la población encuentra desgastante salir a votar cada dos años y que en dos años no se pueden consolidar los proyectos planeados para una sociedad, en este caso, para un estado; en la época de Benito Juárez, para un país entero.

AMLO ya declaró que lo sucedido en Baja California no es un antecedente para buscar la reelección en las próximas elecciones; empero, no podemos afirmar nada. El peligro de la reelección no se “reduce” únicamente a la extensión del mandato. El periodo de 1928 a 1934 es una muestra clara de ello, durante el Maximato cambiaban a los títeres, pero no a quien movía los hilos.

Hace un par de Escalas hablé sobre el afán de trascendencia del presidente, su discurso, sus declaraciones y sus acciones. El paralelismo forzado que nos intentan mostrar entre nuestro mandatario y los personajes anteriormente enunciados es peligroso. Utilizar la Historia como aliada es un arma de doble filo. Hay que ponerles atención a los detalles, por mínimos que parezcan.

 

Cuénteme qué opina:

arendy.avalos@gmail.com

@Arendy_Avalos en Twitter