El Tercer Ojo - Palestina, otra vez Palestina

En opinión de J. Enrique Álvarez

El Tercer Ojo - Palestina, otra vez Palestina

 

"Escribe / que soy árabe. / Soy nombre sin apodo. / Espero pacientero, en un país / en el que todo lo que hay / existe airadamente. / Mis raíces, / se hundieron antes del nacimiento / de los tiempos, / antes de la apertura de las eras / del ciprés y el olivo, / antes de la primicia de la yerba (...) / Escribe, … pues… / Escribe / en el comienzo de la primera página / que no aborrezco a nadie, / ni a nadie robo nada. / Más que, si tengo hambre, / devoraré la carne de quien a mí me robe. / ¡Cuidado, pues!... / ¡Cuidado con mi hambre, / y con mi ira".

 

Mahmud Darwish

 

Estimados y apreciados lectores de esta columna semanal en el Regional del Sur; como somos testigos de ello, durante el transcurso de esta semana reciente hemos sido objeto de un bombardeo mediático que centra su temática discursiva en la cuestión Palestina. Pero no sólo ello, asimismo, y no deja de ser asombroso este asunto, hubo medios, personajes, seres humanos que, sin tapujo alguno, pregonaron y difunden la tesis de que es la hora de diseñar e instrumentar la "Solución Final" –la "Solución Clarifinante" al decir del psiquiatra Paul Watzlawic– al "Problema" del "Terrorismo" en Oriente Medio, particularmente en Palestina y los países aledaños.

 

Para ello, afirman categóricos, el Estado Sionista de Israel y su "poderoso" ejército e inteligencia –puestos en evidente vulnerabilidad por el grupo palestino Hamas– deben eliminar a los "terroristas" –lease asesinarlos o matarlos– y reducir a escombros inhabitables los territorios palestinos, tal cual lo hubiera hecho Hitler con los judíos o, como también lo hizo recientemente, el primer ministro de Israel, realizando un "limpieza", con estrategias de terror y militares ilegales y despoporcionadas, en la región.

 

Una vez que, contra todas las creencias y supuestos en boga y contra la propia soberbia del Estado Sionista de Israel, el brazo armado del grupo Hamas incursionó dentro del territorio israelí –por aire, mar y tierra–, que asesinó a una cantidad importante de personas y que secuestró a cientos de personas, entre ellos algunos miembros del ejército, mostrando con dicha acción que no es invulnerable Israel ni su inteligencia militar, el primer ministro, Benjamín Netanyahu, "declaró la guerra" al grupo Hamas y determinó borrar de mapa a Gaza y matar a todos los que ellos consideren "terroristas". Es decir, declaró que arrasarán  Palestina y, desde luego, eliminarían a todos los terroristas de Hamas, o sea, a todos los que consideren que apoyan al grupo que, por lo demás, fue electo democráticamente como gobierno en Gaza; siguen, al parecer, la tesis del "Pez en el agua". Si destruyen la pecera y le quitan el agua –léase Gaza, Cisjordania, países circunvecinos– el pez no tendrá modo de sobrevivir y será eliminado.

 

Muchos esperan la intervención militar por tierra, después de una oleada desproporcionada de bombardeos sobre Gaza y los gazaties, otros pronostican una masacre criminal que, por lo demás, el Estado Sionista de Israel ha venido instrumentando desde hace ya prácticamente 75 años, y no faltan quienes anhelan, bajo el manto del supuesto "derecho a defenderse" de los ataques terroristas, dicha masacre criminal.

 

El gobierno de Israel, sin embargo, tiene presente que dentro de Gaza se encuentran quienes fueron secuestrados por el brazo armado de Hamas y que, en caso del avance militar por tierra, pudieran ser ejecutados; tal vez por ello el gobierno israelí manifiesta que si son liberados todos los secuestrados se detienen los bombardeos.

 

También reconoce que pese al "respaldo" que le da la "comunidad internacional" –los EE.UU, la Unión Europea, Reino Unido, y algunos otros países y gobiernos–, que a pesar de la ausencia efectiva de la ONU, lo cual le permiten cierto grado de impunidad; por otro lado, ni los países árabes, ni Rusia, ni China, Turquía e Irán, entre otras naciones más, le respaldan y, por el contrario, apoyan a Palestina y no "condenan" a Hamas, complicando una acción de "limpieza".

 

Parece que, pésele a quien le pese, no está limpio el panorama para que Israel opere una masacre definitiva, pronta y rápida, sin consecuencias poco claras aún.

 

Tengamos en cuenta que Palestina y naciones y grupos aliados, a lo largo de 75 años, han mantenido una "rebelión recurrente" y que, muy probablemente, no será ésta la última.

 

La solución real se encuentra en la negociación fundada en el cumplimiento de las resoluciones 181 y 242 de la ONU, sobre la existencia de los dos Estados, con fronteras seguras, con independencia y autonomía, un Estado Palestino con Capital indivisible en Jerusalén, el retorno sin condiciones de todos los refugiados palestinos y el compromiso bilateral de suspender las acciones bélicas inmediatamente con el compromiso de no atacar a la población civil en ningún lado de los dos países.