¿El principio del fin?
En opinión de José Román
Cuando AMLO comenzó su gobierno el impacto social de sus decisiones a muchos nos hicieron reflexionar sobre el personaje que la sociedad había decidido que la guiara los próximos 6 años.
Era compleja la situación de una nación como la nuestra que salía de una criminalidad generalizada, con un alza en el consumo de enervantes de nuestros jóvenes, con escándalos muy serios sobre el gobierno de Peña Nieto y la corrupción en su gobierno, quien a todas luces podríamos considerar como un gobernante frívolo, más dado a los escándalos que al trabajo, hasta que surgió el de la Casa Blanca que lo catapultó. Su mujer no supo ni pudo explicar congruentemente el origen del dinero con que se había adquirido. Lo obvio, al igual que el caso del hijo de AMLO, José Ramón no tuvo ni tiene una explicación razonable, excepto que recurramos a las llamadas influencias del poder o a la corrupción, que para el caso es lo mismo.
La cancelación de tajo, inmisericorde, cruel, sin mediar ni importar consecuencias de AMLO sobre la construcción del nuevo aeropuerto (Texcoco) tan necesario para la Ciudad de México nos hizo voltear la cara sobre ese personaje que prometió bajar el precio de la gasolina, mandar a los soldados a sus cuarteles, tener un sistema de salud de nivel y calidad mundial y, sobre todo, cosa que nos sigue acongojando, acabar en seis meses con ese maldito lastre de delincuencia que aun padecemos. Muchos, miramos impropio el acto de la cancelación, sobre todo por los costos que iba a tener para el erario público, que, dicho sea de paso, ya prácticamente se multiplicó por tres las liquidaciones e indemnizaciones que se han tenido que hacer para cumplir con el capricho de un solo hombre, el presidente.
Con el paso de sus primeros tres años ya no es posible que el deterioro no sea notable en todos los renglones y facetas del actual gobierno. Pero independientemente de los daños materiales y entre ellos el mas grave, el de la pandemia que desde luego supera según cifras de expertos ajenos al gobierno, mas de 500 mil muertos, lo más preocupante es la división que el mandatario federal ha hecho entre los mexicanos. Eso es más grave por que deja huellas emocionales entre los sectores de la población y eso para nada es sano para tener el país unificado y menos aún para hacerlo crecer económicamente.
Pero no todo es para siempre y en este caso La Revocación de Mandato, hecha y manipulada con los pies por parte del presidente de la Nación al tomar un papel de promotor que le está vedado por la ley, nos demostró el resto que le queda de sus fanáticos y seguidores con los que inició al tomar el poder. Más de la mitad, de hecho. Perdió el 50% de seguidores. Porque Fue una elección de Estado, promovido, patrocinada e impulsada desde el gobierno, para juzgar al gobierno de AMLO. Un error evidente máxime que el original promotor fue Morena, su partido. Pero el otro golpe trascendente es la reciente decisión de los legisladores de negar la aprobación de la Reforma Energética. Se demostró que el Señor presidente, es, como decía Mao Tze Tung, un tigre de papel. Es decir, frágil, débil…y en este caso, pendenciero porque en lugar de gobernar, se dedica a buscar enemigos, a provocar rencillas ya sea poniendo calificativos despectivos (impropios del cargo) o francamente dándole poca importancia a los temas vitales del país.
Los síntomas de ruptura están a la vista y al final puedo deducir que terminara muy fraccionada entre la gente del presidente y su partido. Cada día serán, como ya comenzamos a verlo, mas notorias, dos cosas: Las divisiones internas y las corruptelas que en este gobierno son igual que antes, o peor. Quedará AMLO como un presidente en el que muchísimos fijamos nuestras esperanzas de convertirnos una nación importante tanto para el interior como para el exterior, pero todo probablemente termine en un circo de o cuarta sin mas utilidad que el show diario de sus mañaneras, donde se miente a diestra y siniestra, y donde el pasado persigue a nuestro personaje que no alcanzó a cuajar o ser el hombre que buscábamos. AMLO vivió y morirá su gobierno con los vestigios del viejo y marrullero PRI del cual tiene su acta de nacimiento, del cual también se agarra desesperado de ese mundo que fue, pero que ya no es. Lo doloroso para su interior, será reconocerlo, que de antemano digo, su orgullo se lo impedirá. Es la historia, tristemente.