Cuando sea demasiado tarde… - El de todos los años.

En opinión de Gabriel Dorantes Argandar

Cuando sea demasiado tarde… - El de todos los años.

Pues a ver, toca otra vez el mensaje de todos los años. ¿Qué aprendimos este año que se va? No va a faltar la persona que esté en desacuerdo con el cambio de formato, antes este mensaje se hacía llegar por correo electrónico en una tesitura más personal. Sin embargo, el Regional me ha dado una plataforma para compartir cosas que opino, así que considero que también es oportuno incorporar cosas que aprendo, pienso que no sirve de mucho aprender las cosas si no se van a compartir con otros. Acostumbro a decirle a mis estudiantes de Metodología que el principio básico de la ciencia es la comunicación, no sirve de nada descubrir la cura para el cáncer o el SIDA, si tal hecho no se hace de conocimiento a los demás. De hecho, Thomas Kuhn (1971) sostiene que la ciencia se genera a través del consenso, y para generar consenso las ideas se tienen que comunicar. Es preciso vencer el miedo a la opinión de los demás, el miedo a equivocarse y ser sujeto del escrutinio público, hacer ciencia es aprender a regarla a dos manos y reconocerlo públicamente. Esa es la razón fundamental que me motiva a construir estas líneas todos los años, aunque bueno, tampoco quiero caer en la arrogancia de sostener que lo que sea que haya aprendido este último año es ciencia, pero quisiera pensar que, si de algo sirvió el año anterior, en especial el 2021, fue para aprender. 

Pasé la mitad del año encerrado en la casa de ustedes, y la otra mitad encerrado en el cubículo de ustedes. Al principio me dio pavor subirme al coche y trasladarme a Chamilpa, pero con el paso de los días la cosa se normalizó un poco. Nos tocó armar buena faena en la chamba con el tema del 50° Aniversario de la Facultad de Psicología, por lo que me fue grato volver a entrar en contacto con compañeros de trabajo a los que aprecio mucho, la chamba fue harta y la sacamos todos adelante. Hasta al más perezoso de todos le tocó ponerse a chambear. La segunda mitad del año requirió no sólo de vencer el miedo de uno, sino aprender a mirar el mismo miedo en los ojos de los demás, y aun así sacar la chamba adelante, porque the show must go on.  

Diría que el aprendizaje más grande que obtuve en 2021 fue al respecto de mi profesión, esta necedad de querer enseñarle a los demás cómo hacer las cosas. La educación a distancia nos permitió encontrar ese lugar en el corazón al que tenemos que acceder cuando no queremos hacer las cosas. Creo que no me equivoco cuando sostengo que todos los miembros de la comunidad educativa estamos hasta el 10 de mayo de las clases virtuales. En el fondo no me molesta tanto hablarle a la cámara, y diría que los recursos tecnológicos que se aprovecharon en esta temporada fueron en beneficio del proceso educativo, pero la gente está muy cansada de tener que atender sus propios procesos de aprendizaje. Diría que, para mí, lo más difícil ha sido enfrentarse al muro negro, la facilidad con la que el estudiante apaga su cámara. Entiendo que todos tengan su derecho a la privacidad, pero es muy difícil sostener una conversación, ya deje usted el dar clase, ante un grupo de personas que nunca has visto en toda tu vida, sino que además nunca mostró una mirada o una sonrisa. Siento que una de las maneras que tuvieron los estudiantes de canalizar sus propios procesos emocionales al respecto de la educación a distancia fue distanciarse más del proceso, lo cual dificultó mucho la labor del profesor. El estudiante apaga su cámara, y que el profesor sirva de entretenimiento on demand. 

Algunos colegas me han manifestado que esa distancia era necesaria, y coincido en pensar que el aprendizaje es principalmente del que lo adquiere, no del que lo promueve, pero el contacto humano es fundamental para la realización de estos menesteres. Lo es para los estudiantes, así como lo es para los profesores. Tal vez suene a sorpresa, pero los trabajadores de la educación también son seres humanos, y estos tiempos han contribuido a deshumanizar la labor. ¿Cómo se explica usted, apreciado lector, el que un profesor reciba mensajes y llamadas a las 11 de la noche por parte de un estudiante solicitando un cambio de calificación? ¿O la guía de estudio para el examen que se realizará la mañana siguiente? El estudiante hizo rapport con el teléfono celular y la computadora, le fue muy difícil realizarlo con el ser humano que se encuentra del otro lado del dispositivo. Lo que sea que hagamos este año sobre el tema de la educación, va a requerir rehumanizar todo el proceso, tanto para los estudiantes, así como para los trabajadores. 

También considero que aprendimos a volver a ser comunidad, aunque sea un poco. El uso de cubrebocas demostró que, aunque haya quien no se haya enterado de ello, la comunidad debe de priorizar el bienestar del otro. ¿A qué me refiero? Que el cubrebocas protege más a los demás de los aerosoles que uno genera, a través del mismo cubrebocas, que a uno de los aerosoles que generan aquellos quienes nos rodean. Las medidas de seguridad requirieron de proteger al otro para protegerse uno mismo, priorizando el bienestar del otro por encima del de uno. Este tema es prioritario porque insisto en que los esfuerzos del gobierno desorganizado tienen como objetivo principal el control poblacional con el fin de aliviar todos los procesos de jubilación, pensiones, seguridad social, salud, etc. Mientras menos individuos seamos, mejor será para la organización social, o de lo contrario, ¿cómo se explica usted la insistencia de no usar el cubrebocas, abrasarse los unos a los otros y no limitar la movilidad social? ¿Cuál es la necedad de insistir en regresar a los estudiantes a las aulas justo cuando comienza la cuarta ola? Dado, la variante Omicron parece ser menos letal que las anteriores, pero sigue siendo letal. ¿Cuántos menores deberán ser sacrificados para adornar la vanidad del pelmazo en turno? Gobierno nos quiere matar, y no hay otra explicación para ello, y no es un tema partidista ni del sexenio actual, es una estrategia que se ve reflejada en la infraestructura de mala calidad, lo destruido que esta el sistema de salud, y las condiciones a través de las cuales se gestiona a la población desde que su servidor tiene uso de razón (si a eso se le puede llamar razón), y por supuesto, los vínculos con el desgobierno paralelo (de aquellos que los tengan).

Así que como siempre, apreciado lector, si no tiene usted a qué salir, le ruego no lo haga. Ya ve usted que el Commander in Absence se reúne con miembros de la delincuencia organizada en las parroquias del sureste. Supongo que se habrán reunido para hablar de futbol. Ahí explíqueselo usted mismo, tal vez le encuentre más sentido que su servidor. 

 

Kuhn, T. S. (1971). La estructura de las revoluciones científicas. In Fondo de Cultura Económica (1era caste). Fondo de Cultura Económica. https://doi.org/10.1046/j.1440-1614.2002.t01-5-01102a.x