Caricatura Política - La tristeza de Morelos
En opinión de Sergio Dorado
La verdad ya no sabe uno cómo empezar a describir lo que sucede en Morelos. No es que sea uno pesimista o ave de mal agüero, pero para donde voltea usted, estimado y único lector que esta mañana me acompaña, se respira desorden, negligencia, desinterés y muchos otros agravantes para quienes vivimos en esta tierra. Las calles de la capital y del estado, por ejemplo, son un asco y no se les ve pronta recuperación; los servicios del gobierno son engorrosos, fastidiosos e ineficientes, por decir lo menos; y no se diga la seguridad que las nuevas generaciones parece nunca conocerán porque nunca vivieron la paz de las generaciones anteriores, cuando Morelos de verdad fue un paraíso.
La lengua ya no alcanza para contar lo que sucede en nuestro ex bello estado de Morelos. Es de verdad inefable. Lo del crimen supera ya en mucho la crueldad y el horror que se ha impuesto a los morelenses como fantasía macabra, asustados e indefensos; pero no solamente nosotros, los morelenses de a pie, sino el gobierno mismo, que se siente insípido, pasmadoy sin mostrar un halo esperanza sobre cómo gobernarMorelos.
Y no es solamente el crimen, desde luego, el único mal de Morelos, sino también el cierre de negocios antes prósperos y un desempleo rampante que en mucho alimenta la permanencia del crimen en el escenario del horror morelense, que cíclicamente recluta sicarios jóvenes para sustituir a los que van cayendo, en una cadena interminable que ensancha su espacio de hoyo negro a cada instante.
Y para colmo de males, nos rodea y nos aplasta una economía tan delgada como el hambrederivada del encarecimiento constante de las necesidades básicas de la mayor parte de la población, que ya no siente lo duro sino lo subido.
Y más allá de todo, para variar, el discurso moral del presidente de México, que es letra muerta en Morelos, y los pillos del sexenio pasado, como es el caso del exgobernador, siguen mofándose del gobernador actual quien no debió dejar la pelota. Incluso, el asesor contra la corrupción de Morelos ha declarado últimamente que Graco no pisará la prisión, pues no hay forma legal de vincularlo a proceso, cuando tanto él como el gobernador aseguraron con toda firmeza en campaña que ese sería el final del corrupto exgobernador, que en cambio anda asoleando la panza por todo México mientras la mayoría de la población puro picante.
Desde luego que nadie es perfecto, ni usted, ni yo ni el presidente de México. En tanto humanos, tenemos aciertos y errores. El Gobierno Federal ha cometido errores, pero también tiene aciertos, como el intento de equilibrar la distribución de la riqueza en la nación o la erradicación de la corrupción. Un error, por otra parte, fue el desaparecer, por motivos de corrupción, las estancias infantiles, tan útiles y económicas para muchas madres mexicanas-, pues Pemex es el ejemplo emblemático de este mal y no sólo sigue con vida sino que se le invierte mucho recurso público para recuperarlo. Y si lo de las estancias no es una equivocación, es al menos una incongruencia que se ha medido con diferente vara.
Aquí en Morelos, sin embargo, se dificulta encontrar aciertos. ¿Cuáles se podrían mencionar sino sólo demagogia pueril del gobernador y su equipo de trabajo? ¿Qué hay en obra pública o en crecimiento económico que enorgullezca a Morelos? ¿Qué hay en materia de justicia que nos diga que este tétrico aparato funciona, o en educación o salud o proyectos innovadores? No hay nada más que la natación grupal de muertito de los funcionarios públicos que cada vez hunden más a Morelos, pero eso sí, ávidos de ganar bien sin merecer tan abultado pago.
En el estado de Morelos, al menos, cuando el gobernador llegue a su fin, habrá de pagar las consecuencias de su apatía y desdén por nuestro estado. La gente se sigue enfadando al grado que si mañana hubiera consulta ciudadana, mañana el gobernador se iría de la tierra de mi general Emiliano Zapata a freír espárragos a otro lado para siempre.
Y claro, quien se acostumbra a ganar dinero fácil, de menso renuncia.