A Nivel Banqueta - El próximo 6 de junio
En opinión de Francisco Valverde Prado
En algunos días estaremos eligiendo al próximo presidente municipal de Cuernavaca. La pregunta del millón es, ¿qué podrá más? Si nuestras divisiones o el futuro de nuestra ciudad. Con tantos partidos políticos en la boleta electoral, lo de menos es la confusión y lo más la pulverización de nuestros votos. El color que más se beneficia con la llegada de más de una veintena de nuevos partidos políticos es Morena, por una razón muy sencilla: los seguidores de AMLO son demasiado fieles para la reflexión y poco interesados en los datos duros que la ciencia pueda arrojar.
Para muchos, la llegada de nuevos institutos de participación política ha representado la forma de acceder al poder e incluso soñar con algunos minutos de gloria. Algo así como la viaje y añeja frase: mis cinco minutos de fama. Un sentimiento nada despreciable para un individuo con baja autoestima. El próximo 6 de junio estaremos eligiendo entre dos modelos de ciudad; la primera, construida a base del esfuerzo y el trabajo en las calles de Cuernavaca; la segunda, construida a base de una relación, principalmente con el gobernador Cuauhtémoc Blanco. Esa es la principal diferencia entre José Luis Uriostegui y Jorge Argüelles.
El futuro de Cuernavaca jamás había sido tan incierto; la ciudad se está cayendo a pedazos y parece no tocar fondo aún. Con la llegada de una muy insípida democracia, llegaron todo tipo de personajes al poder, a las cúpulas de los partidos políticos y lo que parecía ser prometedor, ha terminado de convertirse en nuestra propia tumba.
Dios, si en verdad estás ahí, manifiéstate y concedemos el milagrito, permite que a Cuernavaca le vaya bien y quien gane sea el candidato que más historia tenga en la capital del estado de Morelos. Los ciudadanos de carne y hueso necesitamos a un Alcalde que sienta y piense en primera persona. No podemos tener a presidente municipal cercano a sus gobernados cuando ni siquiera los conoce. Hablar de Cuernavaca es hablar de una ciudad que ha sido habitada por personas de nacionalidades y características muy distintas, pero en su inmensa mayoría con una clara constante: el arraigo.
Si algo ha cambiado en nuestra ciudad es la precipitada llegada de seres sin ningún tipo de existencia en Cuernavaca, salvo la enorme ambición de enriquecerse a costa de lo que sea. La Eterna Primavera se ha convertido en un espacio para conquistar y retener a cualquier precio. A Cuernavaca se le juega como si fuera una cascarita de fútbol, sin consecuencias y mucho menos resultados.
En tan sólo unos días descubriremos que pesó más entre los habitantes de nuestra ciudad, si la división y resentimiento entre unos y otros o el futuro de nuestra maltratada urbe. De ganar la división, una vez más quedará claro que los ciudadanos le hemos fallado a la ciudad; de ganar el bien común, demostraremos que los ciudadanos podemos ponernos de acuerdo, unirnos y proteger lo que es nuestro no sólo por oriundez, también porque hemos elegido hacer de la capital del estado de Morelos, el sitio donde descansen nuestros muertos y crezcan nuestros más grandes sueños.
Este 6 de junio, votemos con responsabilidad y entendamos el momento histórico que vivimos. Tenemos frente a nosotros sólo dos opciones, la primera la llevamos padeciendo casi seis años, la segunda la conocemos pero por razones muy distintas: años de trabajo e historias contadas en nuestra ciudad, ¿qué queremos para Cuernavaca?
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