Serpientes y escaleras - La caída del fiscal
En opinión de Eolo Pacheco
Se veía venir, lo dejó claro la Secretaría de Gobernació en su carta. Midieron fuerzas con el presidente y perdieron
La caída del fiscal
El operativo del viernes pasado en el domicilio personal del fiscal morelense demostró el interés del gobierno de la república en Morelos; Uriel Carmona Gándara declaró en el contexto de su detención que se trataba de un acto intimidatorio, ilegal, violatorio de su fuero constitucional, “Es el fin del estado de derecho en México” dijo. Puede ser que detrás de las acciones del gobierno federal exista un trasfondo político, pero la captura del funcionario se implementó en base a una orden judicial y aunque se pueda entender como una revancha, lo arrestaron dentro del marco de la ley. Carmona pagó el precio de retar al presidente.
Lo visto el viernes pasado en la casa de Carmona Gándara no fue sorpresivo, aunque así lo considere el fiscal; las señales de lo que venía eran claras desde hace al menos un par de semanas, cuando la Secretaría de Gobernación difundió una carta luego del fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y el presidente dijo en su mañanera que no se iban a quedar de brazos cruzados.
Uriel Carmona es un buen abogado que, además, se ha rodeado de buenos profesionales del derecho; como él mismo lo señaló, conoce cómo son este tipo de operativos porque los ha llevado a cabo desde la fiscalía estatal. El fondo de esta historia sin duda es político, tiene que ver con la lucha entre los poderes legislativo y ejecutivo y el intento de los diputados de oposición de enjuiciar y procesar al gobernador Cuauhtémoc Blanco.
Pero aunque la captura del fiscal sea una reacción federal a la lucha de poder local, el procedimiento de la policía tiene fundamento y así lo consideró el juez, es decir, la FGR se ocupó de cumplir con todos los pasos que marca la ley para que la detención de Uriel Carmona fuera conforme a derecho y no existiera riesgo de que la acción se cayera por un error procedimental. Eso y la evidente muestra de poder político que hay en este caso.
Uriel Carmona se convirtió en un actor más en la guerra política de Morelos, era el escudo de los diputados de oposición y el estandarte de la lucha del G15. A los legisladores agrupados en torno a Agustín Alonso y Francisco Sánchez les daba tranquilidad tener de su lado al fiscal, lo presumían y a por eso no tenían reparo en atacar frontalmente al ejecutivo. Incluso tenían definida una ruta crítica para su destitución y acuerdos sobre quién ocuparía su lugar. Pero no midieron la reacción del gobierno federal.
Lo que se está viendo en Morelos no es cualquier cosa, ni tiene antecedente: la legislatura 55 ha demostrado ser la peor de todas, está conformada por personajes ambiciosos, mediocres, rencorosos, corruptos, vengativos, inmorales y presumiblemente ligados a grupos de la delincuencia organizada, empezando por el exgobernador Graco Ramírez. Casi desde que inició, el parlamento dejó de ser una representación popular para convertirse en un negocio en donde utilizaron los instrumentos legislativos para atacar a los adversarios, proyectar a los aliados y robar el dinero público. Los artífices de la estrategia son los cuatro superdiputados, pero quienes hacen el juego sucio a cambio de beneficios personales son la diputada Andrea Gordillo y el diputado Julio César Solís.
Lo ocurrido al fiscal morelense está enmarcado en el contexto del pleito entre poderes y podría no ser la única acción del gobierno federal en Morelos; Uriel Carmona es la pieza política más llamativa de la oposición por el rol que ha jugado, por la fuerza que le concede el manejo de la fiscalía y la protección que brinda al G15. Ahora que el gobierno federal ha demostrado que hay una potencia superior, los legisladores deben poner sus barbas a remojar, porque en torno a varios de ellos se cuentan desde hace años historias que refieren actos fuera de la ley, documentadas en investigaciones del gobierno federal.
A Agustín Alonso, Francisco Sánchez, Luz Dary Quevedo y Alberto Sánchez les cayó mal el mote de súper diputados, porque al parecer en verdad se creyeron que tenían superpoderes. De unos meses a la fecha el G15 rebasó cualquier lógica política, convirtió al parlamento en un negocio multimillonario y conjugó la fuerza de varias dependencias en una lucha por el poder individual. Los exalcaldes confundieron sus buenos oficios como jefes municipales con experiencia política, pensaron que el manejo del estado es igual al de su pueblo y olvidaron que a pesar de concentrar mucho poder, siempre hay alguien más grande.
Lo que viene tras la captura de Uriel Carmona Gándara no es claro, pero evidentemente modifica la narrativa política de los últimos meses; sin la protección del fiscal, el G15 deberá ser muy cuidadosos y entender que el gobierno federal ya entró al tema. En Morelos la lucha de poder no tiene reglas, ni hay límites, discursivamente se puede argumentar todo: autonomía, legalidad, estado de derecho… pero en el fondo estamos viendo una pelea donde la ventaja la lleva quien controla las instituciones del país.
Pongámoslo de esta manera: Uriel Carmona es conocedor del derecho y experimentado en temas judiciales, hasta el momento de su captura controlaba absolutamente todo en su fiscalía, reclutó a 15 diputados, al presidente de los derechos humanos, al titular del poder judicial y obviamente al fiscal anticorrupción. La fuerza de Uriel Carmona Gándara era enorme y aún así desde el viernes duerme en el reclusorio sur. ¿Los integrantes del G15 son más fuertes que el fiscal? ¿Quién es el próximo que se quiere pelear con el presidente López Obrador?
Sacar al titular de la FGE morelense de la pugna entre poderes es un durísimo golpe a la oposición local, pero no resuelve todos los problemas de Cuauhtémoc Blanco. El operativo para detener a Carmona fue aparatoso y sustentado, por eso el fiscal no opuso resistencia y se entregó de manera pacífica, luego un juez validó los hechos y determinó mantenerlo en la cárcel, lo que validó jurídicamente las acciones federales. A pesar de ello la noticia no fue totalmente bien recibida por la ciudadanía, la opinión pública se dividió porque muchos entendieron (como lo fue) que se trató de una revancha política, de un movimiento federal para defender al gobernador. Uriel Carmona no es la figura más querida por la sociedad morelense, pero el futbolista tampoco.
Desde hace tiempo había quedado claro que el presidente de México defiende a Cuauhtémoc Blanco y el encarcelamiento del fiscal morelense expone que están dispuestos a todo con tal de cuidarlo; el americanista está blindado en lo que resta del sexenio y puede tener la certeza de que como presidente de México Andrés Manuel López Obrador va a cuidarlo. Después quien sabe.
Políticamente hablando la historia es otra: el régimen cuauhtémista debe entender el momento y todas las derivaciones de este hecho, el encarcelamiento del fiscal no es poca cosa y representa también un enorme golpe social para su gobierno y para la 4T en la víspera del proceso electoral, porque lo hecho en Morelos se puede repetir en más estados del país con fiscales incómodos.
Hay que esperar la reacción de la oposición. El pleito ya es por todo o nada.
· posdata
La detención de Uriel Carmona Gándara representa un muy duro golpe político para el grupo opositor a Cuauhtémoc Blanco, refleja el interés del gobierno federal en cuidar a uno de sus gobernadores y una muestra de poder del estado mexicano. El fiscal jugaba con fuego desde hace tiempo, decidió medir fuerzas con el presidente y perdió.
La clave en la debacle del abogado estuvo en los errores que cometió en la investigación del asesinato de la joven Ariadna; desde el principio fue notorio que algo estaba mal, la versión de que ella misma fue culpable de su muerte y no había signos de violencia era inverosímil y la participación de Carmona en la rueda de prensa para dar a conocer los hechos llamó la atención, porque esa misma semana hubo dos feminicidios más que no requirieron su atención; el cuerpo de la joven fue encontrado sin vida en un paraje de Tepoztlán y a petición de la familia la fiscalía de la Ciudad de México realizó una nueva necropsia, dando un resultado opuesto al presentado por su símil de Morelos.
El tema de Ariadna Fernanda fue el motivo de la detención del fiscal de Morelos, pero tras las rejas, cuando deje de tener fuero, podrían aparecer otras carpetas de investigación; es claro que en esta historia hay un trasfondo político porque Uriel Carmona es incómodo para el jefe del ejecutivo estatal, lo complejo fue encontrar el camino jurídico para procesarlo y de esa manera sacarlo de la ecuación política local de cara al 2024. La clave fue el feminicidio.
El golpe a los opositores del gobernador es contundente y va a mover drásticamente el escenario de poder local, pero la acción conlleva un enorme desgaste para los gobiernos de Morena, porque la opinión pública estatal y nacional está dividida y hay un sector importante que considera que la captura del fiscal representa una revancha política.
Sin el fiscal el G15 pierde a su más grande aliado, a la figura que daba confianza a los diputados que tienen asuntos pendientes con la ley o investigaciones judiciales abiertas; Uriel Carmona era poderoso en esta historia porque de él dependían las acciones de la FGE, manda en la Fiscalía Anticorrupción y en la Comisión de Derechos Humanos. Al estar en la cárcel lo que sigue es que nombrar a un sustituto, facultad que corresponde al congreso local a partir de una terna que envíe el gobernador.
Ambos bandos deben tener muy claro lo que viene: el G15 se debilitó, se colocó en la mira del gobierno federal y cualquiera de sus integrantes puede enfrentar el mismo destino que el abogado Carmona. Cuauhtémoc Blanco no tiene a la opinión pública de su lado y el costo social para él y para Morena será muy alto si no atienden adecuadamente el tema en los próximos días.
En una pelea nadie gana. Algunos pierden más que otros, pero todos pierden.
· nota
A la senadora Lucía Meza se le están complicando mucho las cosas; cuando parecía que agarraba vuelo en la carrera por la sucesión, le comenzaron a brotar historias de su pasado, como su relación con el gobernador Graco Ramírez y circunstancias recientes, como el apadrinamiento del fiscal Uriel Carmona.
Y como si eso no fuera suficiente, el viernes Cuernavaca colapsó por el bloqueo de ciudadanos que le exigían el pago prometido por acudir a su informe de labores. “Los morenistas verdaderos no ofrecemos pago a cambio de apoyos” dijo ante el reclamo público; personas cercanas a su equipo refieren que el impago a los acarreados fue porque ese día “asaltaron” a la persona que llevaba el efectivo para pagar.
“Haiga sido como haiga sido” el golpe a la precandidata fue muy fuerte, pero no tanto como su vinculación con Graco Ramírez y a Uriel Carmona.
· post it
Algunos actores políticos locales aún no entienden las consecuencias de retar al presidente. La actuación del gobierno federal en esta historia deja claro que además de detener al fiscal, mostraron quien tiene el poder.
En algún momento se pensó que Uriel Carmona pudo haber sido detenido cuando fuera a la CdMx. El viernes vimos que vinieron por el hasta su casa con un operativo de película.
“Sacaron a pasear al perro” dirían los clásicos.
· redes sociales
“Graco Ramírez anda muy movido, está detrás del fiscal” dijo en su conferencia mañanera el presidente Andrés Manuel López Obrador. Y luego capturaron al fiscal.
Cuando veas las barbas de tu vecino cortar…
Comentarios para una columna optimista: eolopacheco@elregional.com.mx
X: @eolopacheco
Facebook: Eolopachecomx
Threads: eolopachecomx