Podría haber cárcel para policías asesinos
Se abre la posibilidad de exculpar a las cuatro mujeres, niño y bebita ejecutados a sangre fría por elementos de la Policía Morelos en la colonia La Nopalera, en Temixco, a finales del año 2017, los cuales, aún muertos, afrontan acusación de intento de homicidio en agravio de los uniformados.
Tras la infame masacre de la gente enviada por el entonces jefe de la policía Alberto Capella Ibarra, -hoy con el mismo cargo en Quintana Roo-, la Fiscalía calificó que los finados eran culpables de varios delitos en agravio de los policías de Capella.
Hasta hoy así están las cosas y, aunque un poco tarde, la CNDH, desempolvó el caso y solicitó al Estado actuar, que no quede impune esta matanza, sin embargo, las autoridades actuales difícilmente podrán hacerlo porque los ejecutados al interior de un baño a donde fueron confinados por sus verdugos, aparecen de “imputados”.
Los criminales, con ropas de civil y con armas de alto poder, incursionaron en una vivienda ubicada en la calle Venustiano Carranza, aquel uno de diciembre del 2017, lanzaron bombas de gas lacrimógeno y gas pimienta, hicieron más de 100 disparos en contra de la familia que se encontraba reunida con motivo de un cumpleaños.
Las llamadas de auxilio de las víctimas pidiendo ayuda al ejército, porque la policía uniformada se unió a los agresores civiles, no llegó, dejando a su suerte a indefensas mujeres que terminaron masacradas dentro de un pequeño cuarto de baño, entre ellas, una criatura de apenas 3 meses y un niño de 12 años, a quienes se les colocaron armas, granadas y drogas, para acusarlos de lo peor.
Además de las víctimas mortales, Capella ordenó la detención de: Gilberto, Carlos Alberto, José Alberto, José y Elena, a quienes señaló públicamente como secuestradores, zares de la heroína en Guerrero, secuestradores y muchos otros delitos, que no pudo comprobar y todos ellos quedaron en libertad en menos de una semana, luego de ser torturados.
El Jefe Capella dijo: “Los presuntos delincuentes se encontraban armados y con suficientes cartuchos útiles, prolongando esta agresión durante más de dos horas aproximadamente, tiempo durante el cual los elementos no repelieron la agresión y simplemente aseguraron el perímetro solicitando más apoyo policial. En virtud de que los gritos del interior señalaba la existencia de una mujer, se optó por lanzar gas pimienta, momento en el cual los agresores tomaron la decisión de entregarse”.
Hasta ahora no hay un solo detenido por estos hechos, porque la Fiscalía acusó a los fallecidos, dejando a los criminales como víctimas, al grado que los uniformados dijeron: “Se nos rompieron las uñas de acrílico de tanto jalar el gatillo y lanzar las bombas de gas” y esto configuraba el delito en su agravio.