Observador político - A frenar las ambiciones económicas de los diputados

La promesa de regeneración que ha caracterizado al Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) enfrenta una nueva prueba de fuego en el Congreso del Estado, luego de que Carmelo Enríquez, aspirante a la dirigencia estatal, lanzó un desafío audaz contra las prácticas de corrupción que han empañado la imagen del partido, prometiendo erradicar el clientelismo y los pagos por votos en el Congreso.

MORENA, ¿UN NUEVO AMANCECER O MÁS DE LO MISMO? Carmelo Enríquez ha sido enfático al señalar que prefiere un partido reducido pero unido, a una agrupación en la que el dinero sea el motor de la política, evidentemente que esta postura parece un eco de la retórica de regeneración que inicialmente catapultó a Morena al poder, no obstante, el reto radica en traducir estas declaraciones en acciones concretas ya que la realidad ha demostrado que, a pesar de contar con una mayoría en la legislatura saliente, Morena no logró evitar la división y la confrontación, elementos que obstaculizaron una gobernabilidad efectiva.

Lo cierto es que, el panorama político en el próximo Congreso no se ve nada claro, es incierto el que en realidad Morena tenga mayoría y con las reformas que hicieron los integrantes de la Legislatura LV, entre ellos algunos de Morena y otros de sus aliados como Tania Valentina y Alberto Sánchez Ortega, del Partido del Trabajo, pondrán a parir chayotes de los legisladores morenistas que entrarán este 1 de septiembre porque se ve incierto el panorama para ellos, ya que no tendrán los 14 votos que requieren para tener el control político y económico del Congreso del estado.

Algo de lo que puede pasar es la historia vigente, en donde los abusos, excesos y ambición por el dinero público fue una constante de los legisladores que se van y por ello, el llamado a evitar estas prácticas desleales en la Legislatura que se viene. Más, porque la fragmentación del grupo parlamentario y la falta de cohesión se reflejaron en una gobernabilidad débil frente al Ejecutivo y al Judicial. Sobre todo por la incapacidad para construir una estructura sólida y armónica dentro del Congreso permitió que las viejas prácticas de corrupción florecieran, mientras la promesa de una política limpia se diluía.

La crítica al gobierno saliente por no coordinarse eficazmente con los diputados de la actual legislatura es un punto válido, pero plantea la cuestión de por qué Morena, con su mayoría, no logró imponer una agenda unificada y efectiva. Este fracaso en la gestión y la falta de unidad no solo han perjudicado la imagen del partido, sino que han demostrado una ineficacia alarmante en el ejercicio del poder.

Enríquez también ha insistido en la necesidad de una estructura de izquierda bien definida y en la importancia de respaldar a la gobernadora electa, Margarita González Saravia, en los desafíos que se avecinan; sin embargo, la pregunta es si esta estructura será suficiente para enfrentar las exigencias de la gobernabilidad o si será otra fachada para un partido que aún necesita resolver serios problemas internos.

VA CARMELO ENRÍQUEZ POR LA DIRIGENCIA DE MORENA.- En el entramado político de Morena, donde la promesa de una Cuarta Transformación ha sido el estandarte, emerge nuevamente la figura de Carmelo Enríquez Rosado, un veterano luchador social que busca suceder a Ulises Bravo Molina en la dirigencia estatal. Con una trayectoria cargada de historia y un respaldo significativo dentro del partido, Enríquez Rosado se perfila como una opción sólida para liderar en un momento crucial.

Sin embargo, surge una pregunta fundamental: ¿es esta candidatura una verdadera oportunidad para renovar el compromiso de la 4T o simplemente una continuación del status quo? Lo cierto, es que, Carmelo Enríquez Rosado no es un desconocido en el panorama político y social de México; su historia es un testimonio de compromiso y lucha: desde las movilizaciones estudiantiles de 1968, pasando por su activismo en la Liga Comunista Espartaco y el Movimiento Revolucionario del Pueblo, hasta su participación en el PRD y el Movimiento Mexicano Socialista. Con más de cinco décadas en la arena política, Enríquez Rosado ha sido testigo y actor de numerosas transformaciones en la izquierda mexicana.

Es innegable que su experiencia y su trayectoria ética aportan un capital político valioso, más por su trabajo junto a figuras como Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard que  refuerzan su credibilidad dentro de la Cuarta Transformación; además, su disposición para abordar las necesidades sociales de Morelos y su enfoque en propuestas concretas para beneficiar a la comunidad de Cuernavaca muestran un entendimiento profundo de los problemas locales.

Sin embargo, la cuestión crítica es si Enríquez Rosado puede ofrecer la regeneración prometida por Morena o si, por el contrario, se arriesga a convertirse en un símbolo de la continuidad de viejas prácticas dentro del partido, la 4T con su promesa de erradicar la corrupción y promover una verdadera justicia social, que enfrenta el desafío de no caer en las mismas trampas que sus predecesores. En este contexto, el liderazgo de Enríquez Rosado debe ser evaluado no solo por su trayectoria, sino por su capacidad para implementar un cambio real y estructural.

El hecho de que Enríquez Rosado cuente con el apoyo de diversos consejeros y grupos de militantes morenistas es indicativo de su capacidad para movilizar y unir, ya que hoy en día requiere de un liderazgo que desafíe y reforme las estructuras y prácticas establecidas para construir un futuro verdaderamente diferente.

En este momento de transición, con la salida inminente de Mario Delgado de la dirigencia nacional, es imperativo que Morena no se conforme con la experiencia de los viejos líderes como único criterio para la renovación; la verdadera prueba para Enríquez Rosado será demostrar que su candidatura no es solo un regreso a los viejos tiempos, sino un paso decisivo hacia una auténtica transformación que refleje los principios de igualdad, democracia y justicia social que han sido el fundamento de su trayectoria.

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