Juego de Manos - La clase media

En opinión de Diego Pacheco

Juego de Manos - La clase media

Entre el aspiracionismo y la mediocridad, la clase media es criticada desde el Palacio Nacional. Desde hace ya varias semanas, el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, ha criticado con dureza a la clase media mexicana. Aspiracionistas, egoístas, individualistas y en desmedida ambiciosos; son algunos de los adjetivos con los que se ha definido a este sector dentro de su discurso.

Este juicio —que se presenta como respuesta a un resultado electoral con victorias importantes y derrotas dolorosas— se basa en el entendimiento (o la retórica) de que los espacios que se perdieron tuvieron ese destino debido a que se manipuló a esta clase media, a partir de la explotación de las características antes mencionadas. En otras palabras del presidente, la ambición egoísta y la falta de empatía social fueron las causantes de que este grupo poblacional votara en contra de la Cuarta Transformación. Vemos.

A este hecho lo comparó con la victoria de regímenes fascistas en el mundo, como el de Hitler en Alemania y el de Pinochet en Chile, donde asegura que fue la falta de información y una mentalidad clasista la que hizo a la clase media un sector vulnerable a la manipulación de los medios. Entonces, dijo, se busca construir una nueva clase media más humana, fraterna, solidaria y resistente a la manipulación política; a partir de que se saque de la pobreza a millones de mexicanos y mexicanas.

Aquí hay dos puntos por aclarar. En primer lugar, que la clase media mexicana es un sector de gran tamaño, de acuerdo con el INEGI, 42.4% de los hogares mexicanos, donde vive el 39.2% de la población, pertenece a la clase media —en su gran mayoría, es un sector urbanizado—; no obstante, es también un grupo que se presta a la interpretación, por lo que las clases socioeconómicas altas y bajas tienden a identificarse con la clase media, a pesar de que sus condiciones las ubique en otro espacio. Esto representa un problema pues genera un falso diagnóstico acerca de las necesidades que se tienen y los sectores que las piden.

Por otro lado, esta lógica “aspiracionista” no es originaria o exclusiva de un sector social, sino que parte de un sistema socioeconómico capitalista. El buscar ser más, hacer más, y tener más son dinámicas que nacen y se replican por este sistema; es decir, que no se generan a partir de una posición social, sino que son compartidas por la totalidad de nuestra población. La solución no se encuentra en “sacar de la pobreza a millones de mexicanos” —que es benéfico, pero no para ese fin—. Para abolir el individualismo se requiere de una reconfiguración del entendimiento social, partiendo de una educación, prácticas sociales y condiciones que lo permitan.

Ahora bien, más allá de los juicios erróneos que se cometen a partir de las aseveraciones presidenciales, vale la pena señalar que la clase media en México tiene un gran impacto electoral, puesto que este del 40% de la población es políticamente activo. Este debería ser un hecho de preocupar —o, al menos, motivo de prudencia— para el Ejecutivo Federal, quien ha destacado por priorizar su imagen y su discurso por encima de políticas impopulares.

Enfrentarse de esta manera a la clase media es un error estratégico, puesto que es este es el sector con más poder de toma de decisiones en el país. El discurso de que las elecciones se ganan a partir de la clase baja es erróneo, mientras que la táctica del enfrentamiento está generando más enemigos que aliados.

 

Por cierto

 

El conservadurismo y la oposición son bolsas sin fondo en el discurso de oficialista. Las y los opositores al gobierno, independientemente de su ideología, condición socioeconómica o diferencias particulares; son sujetos a introducirse dentro de esta categoría para servir al discurso confrontativo. Lo que en un primer momento se centró en los partidos tradicionales y la oposición, hoy se extiende a grupos sociales (feministas, en su mayoría), la academia, los medios de comunicación, las organizaciones internacionales y virtualmente a quien contradiga los mensajes presidenciales.

Las enemistades gratuitas jamás favorecerán a algún proyecto político, puesto que la esencia misma de la política implica la construcción de acuerdos, puentes y alianzas. Las metas no se alcanzan en individual, sino a partir de la suma de esfuerzos. Los antagonismos los naturales, pero los enemigos son peligrosos. Aguas.

Ojo, hay que recordar que, para el próximo periodo legislativo ordinario, Morena y sus aliados no contarán con el número necesario de diputaciones federales para aprobar reformas constitucionales. Hasta el momento, el presidente ha anunciado 3 propuestas que enviará al Congreso, una para fortalecer la CFE, otra para la Guardia Nacional y una última en materia electoral.

El presidente ha anunciado que buscará la mayoría calificada con el apoyo del PRI u otros partidos, a lo que el dirigente del tricolor contestó que el se mantendrá el bloque opositor que operó en las elecciones; no obstante, no sería sorpresa que se consolidara el respaldo priista a las reformas cuatroteístas, siendo que su apoyo mutuo ha existido con anterioridad. Habrá que seguir de cerca la estabilidad de este bloque de oposición, para determinar si sus cimientos son de hierro o de gelatina.

Algo que es indudable es que las diputaciones ajenas a la 4T tendrán más valor de negociación, mientras que el oficialismo deberá ceder más (mucho más) para poder alcanzar las metas establecidas desde Palacio Nacional. Veremos con qué fuerza se defienden los intereses obradoristas en el legislativo, ahora que el poder absoluto no está en sus manos y las próximas elecciones definirán el destino de Morena.

La gobernabilidad se construye a través de la estabilidad política en los distintos Poderes de la Unión y esferas sociales. El problema de optar por la confrontación como herramienta de retórica es que, una vez se pierde el poder absoluto, se genera un escenario de enfrentamiento constante, que obstaculiza el progreso de los proyectos político. En otras palabras, cuando uno se dedica a pelear, un enemigo empoderado puede dedicarse a bloquear todos tus pasos.

 

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