Juego de manos - Caso omiso
En opinión de Diego Pacheco
A inicios de esta semana, un grupo de mujeres se manifestó en las oficinas de la ProcuraduríaGeneral de Justicia de la Cuidad de México, para exigir justicias por la violación de 3 mujeres por policías capitalinos. La historia la conocemos, se pintó “violadores” en las paredes y cristales, se rompieron las puertas de la institución y se bañó de diamantina al Secretario de Seguridad de la CDMX, Jesús Orta.
Posteriormente, autoridades de la ciudad de México fijaron una postura defensiva al señalar que los actos realizados en la institución de seguridad buscaban provocar a las autoridades para que utilizaran la fuerza; sin embargo, ellos, dijeron, no caerían en provocaciones. A partir de ello, el enojo y la indignación crecieron.
Los casos, aparentemente, se aclararon.Dos de ellos terminaron con policías culpables y uno, quizá el más mediático de los tres, levantó sospechas aconsecuencia de un testimonio no ratificado, la huida de las víctimas (posiblemente debido a la divulgación de su información), videos de lo acontecido, y el choque de los dimes y diretes entre ciudadanos (mujeres, en su mayoría) y autoridades. Bien, ya que establecimos el contexto inmediato, tenemos que hablar de la manifestación del pasado viernes.
Empecemos por los motivos. Si bien, las tres denuncias de violación en este mespor miembros de la policía capitalina fueron el catalizador de este enojo y la razón de la existencia del #NoMeCuidanMeViolan, sería ingenuo pensar que esta es la razón de toda la rabia desencadenada este fin de semana.
Cuando se exige justicia para ellas, se habla no solo de las tres mujeres violadas este mes, sino también de las más de 1,500 asesinadas en lo que va del año por el simple hecho de ser mujeres, de las miles que sufren acoso en las calles día con día —en la Ciudad de México y en el país— y de las que, lamentablemente, mañana se seguirán sumando a la lista si seguimos con los brazos cruzados.
A pesar de ello, ahoraresulta que todos estamos enojados. Parece ser que las demandas de seguridad, respeto y justicia no legitiman los actos vandálicosrealizados durante las protestas del 16 de agosto. Esa no es la forma, violencia genera violencia, concuerdo.Sin embargo, cuando todas las demás vías han sido agotadas, tanto parahacer un llamado de atención como para protegerse, lo que queda son medidas extremas para darse a entender dentro de un contexto en el que se presta más atención a una pared pintada y a un vidrio quebrado, que a una mujer asesinada o a una niña violada.
Ahora bien, nos quejamos de la agresión haciaJuan Manuel Jiménez, reportero de ADN40, y con justa razón; no solo él, sino mucho periodistas son víctimas de acoso político, de ataquesfísicos y de asesinatos. La violencia hacia los periodistas tiene que detenerse ya. Empero, poco se comentó del homicidio de Arturo Jorge Ramírez la madrugada del viernes, quien fue comunicador de la radio comunitaria de Huajuapan de León, en la región Mixteca. Será que no nos enteramos (¿y por qué?), que no le dimos importancia (¿por su papel en un a radio comunitaria y no en un medio nacional?), o que no servía para deslegitimar a la protesta del viernes. Venga, si vamos a exigir justicia por el periodismo, exijámoslo por todas y todos, no por conveniencia.
Por otro lado, hay que poner énfasis en dos cosas: en el caso del comunicados de ADN 40, fue víctima de un acto despreciable, pero no a manos de las mujeres sino de un externo al que apodan “El chupas”, por lo que no tiene sentido cargar de culpa a las manifestantes por el acontecimiento; asimismo, valdría la pena señalar al medio por poner en riesgo a su reportero, ¿por qué no enviar a una mujer en su lugar?
En cuanto a los demás hombres agredidos, hay que poner algo en claro. La manifestación no fue espontánea, se anunció, y dentro del aviso se informó que esta sería exclusiva de mujeres. Las razones ya han sido cubiertas en otro Juego de Manos (échale un ojo aNi una asesinada más); por lo que su presencia en la marcha era innecesaria.
Vamos, no se trata de buscar el protagonismo en todo momento, si no te invitaron, no vayas (o no te quejes si te avientan diamantina), se les dijo, se les repitió y ustedes hicieron caso omiso. Ahora, si lo que buscas realmente es apoyar a las mujeres, hazlo desde tu espacio: si tus cercanos tienen actitudes machistas, hazles saber; si conoces a una víctima, apóyala; pero hoy lo más importante que podemos hacer es escuchar para entender, no para contestar.
Cuando veamos al feminismo no como un movimiento en contra de todos los hombres y todos los policías, sino de hombres que violentan, física, mental y sistemática a la mujer; de actitudes y pensamientos que hacen daño a mujeres y hombres (pongamos como ejemplo el “no seas niña”, “eso no es de señoritas” “eso no es de hombre”); y cuando comprendamos que este es un problema serio. Cuando realmente dimensionemos lo grave que son49 mujeres que sufren de abuso sexual y 9 asesinadas al día; quizá, podamos tener un poco de empatía por quienes aún siguen aquí y temen no estar el día de mañana.
No nos hagamos tontos, el vagón rosa, el silbato contra violación ylos taxis exclusivos para mujeres no están de adorno… O sí, pero señalan que existe un problema real de violencia de género en el país y que las autoridades han sido poco efectivas para combatirlo. Por otra parte, la sociedad ha hecho poco o nulo caso a los gritos de auxilio de las mujeres. “Nos están matando” gritan, y son tachadas de exageradas. ¿Cómo?¿No leemos noticias, no les creemos o es que ellas no nos importan?
Hace falta generar un poco de empatía hacia las víctimasy abrir un poco los ojos para darse cuenta de que no es un problema lejano. Seguramente tú conoces a una mujer que ha sido acosada, probablemente, a una que haya sidoabusada sexualmente o violada y, quizá, a una que ha sido asesinada. No sé tú, pero yo sí y me aterra.
De nuevo, el problema no se centra en estos tres casos que, afortunadamente, en su mayoría han sido resueltos; sino en los miles que quedan impunes, en la falta de eficiencia del sistema de denuncias, en la carga de culpa a las víctimas y también en la falta de empatía para ellas. El problema no es de hoy, esdesiempre, y lo sufren día con día las mujeres de este país.
Entonces, en un contexto en donde los medios de comunicación enfocándose en las pintas al Ángel de la Independencia —que, de acuerdo con la Secretaria de Cultura son reversibles— y en los daños a la estación Insurgentes del Metrobús —que al día siguiente funcionaba de forma normal—, y con un gobierno capitalino que tacha a las manifestaciones de mujeres de“provocaciones que buscan generar violencia”; me queda claro que la revolución será feminista o no será.
Por cierto
Grupos de feministas que asistieron a la marcha del pasado viernes han conseguido sentarse a dialogar con la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum; mientras tanto, este sábado se realizó una manifestación feminista pacífica en el Hemiciclo a Juárez, en la Ciudad de México, ¿es esa la manera apropiada, (dentro de este contexto) de protestar? No veo la atención por parte de la ciudadanía, las autoridades o los medios de comunicación. Entonces, ¿sí entendemos por qué se llegó a lo ocurrido el viernes?
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