Fenicios, exasperados por parálisis en el ALM
A consecuencia del semáforo color rojo, que indica peligro de contagios
Protección Civil tendrá que hacer un diagnóstico, para tomar deciciones
A consecuencia del semáforo en rojo (por la pandemia de covid-19), los locales comerciales del mercado "Adolfo López Mateos" no tienen autorización de abrir. Sin embargo, algunos lo están haciendo. Las autoridades edilicias advirtieron que es bajo su “responsabilidad”.
Tras sus protestas (que se prolongaron este lunes) se determinó una primera conclusión: los comercios “esenciales” abrirán todos los días; los “no esenciales”: un día sí y otro no.
Afuera del ayuntamiento de Cuernavaca fueron apoltronándose, en donde hicieron hincapié que ninguna instancia sabe “cuándo va a terminar esta enfermedad… ni en cuánto tiempo se va a acabar. Así nos van a traer: otros 15 días (de postergación)…”.
En tal sentido, se informó que Protección Civil acudirá este martes, a partir de las 10:00 horas, a la nave comercial, para hacer el diagnóstico correspondiente; ante eso, surgieron los bullicios de inconformidad, donde prevaleció esta interrogante: “¿qué va a checar?”. En cuanto esta dependencia establezca un informe podrían suscitarse ajustes: “no se sientan sorprendidos… Una vez que haga este chequeo en todas las zonas, nos hará a lo mejor alguna observación y habrá que cumplir a la brevedad”. Ergo, “habría otro chequeo para tener una fecha de apertura (total)”, refirió el servidor público que atendió al contingente.
En respuesta, los involucrados comenzaron a exasperarse de nueva cuenta: “¡nooooo. Queremos empezar a trabajar!”. La contraparte insistió: “el compromiso es que se vaya (la suspensión de la operatividad mercantil) hasta el día 30 (de junio)”. He ahí la respuesta: “¡noooooo!”.
De modo previo, durante su periplo de recriminación (por las calles que conforman el primer cuadro de la capital), el grupo de fenicios llevaba pancartas con escritos distintos. Y repetían en voz alta sus demandas: “¡queremos trabajar, queremos trabajar!”. Los integrantes iban ataviados con cubre-bocas; algunos, hasta con caretas de plástico. Empero, no se divisó que se respetara la distancia de 1.5 metros entre cada uno de ellos.
Algunas señoras portaban delantales y traían de la mano a niños -sin medidas sanitarias-. El flujo de vehículos se detuvo por algunos minutos.