Familiares de desaparecidos padecen enfermedades crónicas
Por covid-19 sufren de diabetes e hipertensión, así como sentimientos de incertidumbre, miedo, frustración, tristeza y desolación
Una profunda desolación representa para los familiares de las personas que se encuentran desaparecidas, puesto que ha incidido en su salud física ya que muchas de ellas padecen enfermedades crónicas como diabetes e hipertensión, debido a que el confinamiento por la pandemia provoca una agudización en los sentimientos de incertidumbre, miedo, frustración, tristeza, desolación, enojo y en consecuencia afecta su estado emocional lo que finalmente influye en su sistema inmunológico, reconoció Karla Salazar Serna, investigadora del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Al respecto, puntualizó que las expresiones de violencia más graves se encuentra la desaparición forzada y cometida por particulares porque existen sentimientos prolongados de incertidumbre, que acompañan al sufrimiento de la familia, debido a la existencia de una pérdida ambigua.
Karla Salazar, señaló que otro de los grandes problemas que detectó es que muchas de las familias que tienen familiares desaparecidos no cuentan con trabajos formales, razón por la cual se ven en la necesidad de tener que recurrir al comercio informal. Sobre todo porque les permite mayor flexibilidad para desarrollar diligencias procesales y búsqueda de sus seres queridos.
Precisamente dijo Karla Salazar, que los sectores más afectados por la pandemia del covid-19 debido a que se han visto severamente afectadas, ya que han tenido que resguardarse o realizado actividades económicas del comercio informal.
Agregó que la vulnerabilidad emocional se extiende en las personas con familiares desaparecidos cuando saben que entre las implicaciones del covid-19 se encuentra la reducción significativa de búsquedas.
Sobre todo, indicó que el paso del tiempo es devastador porque afecta las posibles evidencias físicas en las regiones e incide sobre la localización de testigos clave. Por ello, detener las búsquedas en tiempos de pandemia es un hecho trágico que les genera una fundamentada impotencia. Los procesos de búsqueda tanto en vida como de restos humanos, aun cuando se desarrollan en escenarios de verdadero horror y desolación, son un aliciente que permite dar sentido a las vidas de quienes están buscando un ser querido.
destacó que datos de la Secretaria de Gobernación (Segob) indican que, del 1 de diciembre del 2018 al 1 de diciembre del 2019, se encontraron 873 fosas en el país, mil 134 cuerpos fueron exhumados y se identificaron 395. “Diversos colectivos de familiares de desaparecidos dicen que el registro es incorrecto y que no coincide con los datos aportados por ellos”.
Agregó que de acuerdo con la Segob, entre los estados con más fosas clandestinas se encuentran: Sinaloa con 144, Colima con 115, Veracruz registra 108, Sonora tiene 90 y Jalisco con 75,
Morelos, dijo, tiene cifras inciertas, pero los colectivos registran más de 2 mil personas desaparecidas y 46 fosas clandestinas, No obstante, el Informe sobre Fosas Clandestinas y Registro Nacional de Personas Desaparecidas o No Localizadas reporta que, de los años 60 al 1 de diciembre del 2019, se registran 280 casos en Morelos.