Escala de Grises - Cabeza fría

En opinión de Arendy Ávalos

Escala de Grises - Cabeza fría

Después de que Donald Trump asumiera (otra vez) la presidencia de Estados Unidos, los decretos y propósitos firmados en su primer día ocasionaron revuelo a nivel internacional, especialmente para México.

Con la criminalización de inmigrantes, la designación de los cárteles como “organizaciones terroristas”, el aumento de aranceles y hasta el cambio de nombre para el golfo de México, el mandatario estadounidense ha dejado claro que no busca una relación amistosa con el país vecino; sino demostrar que es él quien tiene todo el poder entre las manos.

Igual que en los discursos que enunció a lo largo de su campaña y su periodo pasado frente a la Casa Blanca, Donald Trump utilizó recursos xenófobos, discriminatorios y ultranacionalistas. Ante la situación y los cuestionamientos por parte de la opinión pública, Claudia Sheinbaum abordó el tema en su conferencia matutina el día de ayer.

La presidenta de México aseguró que lo más importante para ella es defender a México “por encima de todo” y mantener la cabeza fría para actuar en defensa de la soberanía del país. A pesar de las amenazas, Sheinbaum también compartió que está dispuesta a mantener la cooperación y colaboración con Estados Unidos.

De acuerdo con la mandataria, estas cuestiones no resultaron inesperadas para su administración, pues es un escenario que ya habían enfrentado. Sin embargo, las dificultades ya comenzaron, especialmente para las personas migrantes que ahora se encuentran ante el cierre de la frontera y la imposibilidad de cumplir el sueño americano.

Otra de las preocupaciones más grandes por parte del gobierno mexicano es la posibilidad de que Estados Unidos pretenda realizar intervenciones militares en territorio nacional bajo la excusa de combatir a las organizaciones criminales, recién categorizadas como terroristas.

Aunque la alternativa de mantener la calma y no caer en provocaciones suena atractiva, la presidenta de México tiene grandes retos por enfrentar en materia de soberanía nacional y, sobre todo, de derechos humanos. Cuando los aranceles y las amenazas de un hombre como Donald Trum logran cosechar el miedo que siembran, ceder a las presiones ya no es tan inimaginable.

El desafío más importante de esta relativamente nueva administración es identificar los principios y compromisos que no pueden ni deben romperse. Tal es el caso de la violación a los derechos humanos de las personas migrantes, independientemente de si son originarios de México o no.

Por otro lado, para no tener la intervención (no solicitada) de Estados Unidos, Claudia Sheinbaum y su gabinete deben desarrollar una nueva estrategia en materia de seguridad que consista en algo más que militarizar las calles del país. Y, por supuesto, implementarla de manera eficaz o realizar las modificaciones necesarias hasta que los índices de violencia disminuyan considerablemente.

Mientras la derecha mexicana celebra el triunfo de un presidente abiertamente racista, xenófobo y —en resumidas cuentas— violento, el partido hegemónico ahora tiene la oportunidad de hacer bien su trabajo. No se trata de delegar responsabilidades y culpas a las administraciones anteriores, sino de enfrentar la realidad con conciencia.

Y la ciudadanía (por supuesto, usted y yo) tenemos la responsabilidad de observar de cerca el actuar de las autoridades para, en caso de ser necesario, cuestionarlas sobre sus decisiones y exigir que hagan lo mínimo: su trabajo.

Empezar negociaciones en materia de comercio exterior, seguridad y migración es parte innegable de la lista de pendientes, nos queda claro. Sin embargo, caer en el mismo discurso violento del nuevo presidente es un lujo que no nos podemos permitir como país.

Ahora más que nunca es indispensable que México no ceda ante las presiones unilaterales y avale un discurso lleno de odio que sólo consigue incrementar la desigualdad (y la ignorancia) a nivel internacional.

Mucho cuidado:
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