Observador político - Los conflictos en el sector salud en Morelos
En opinión de Gerardo Suárez Dorantes
La alarmante falta de medicamentos, insumos y recursos humanos en los hospitales de Morelos, como lo denuncia Gil Magadán Salazar, Secretario General de la Sección 29 de los Trabajadores de Salud, no es solo una cifra más en la larga lista de deficiencias que afectan al sistema de salud, sino un grito de alerta que no podemos ignorar.
BOMBAS DE TIEMPO.- En las próximas semanas se espera que haya “bombas de tiempo” que podrían explotar en cualquier momento y que así podría suceder durante la administración de Margarita González y por eso requieren poner atención en uno de los sectores más delicados y preocupantes como lo es el sector salud. Urge que se haga una análisis e incluso una auditoría para saber cómo y en qué se distribuyeron los recursos económicos de una de las áreas más necesarias de la administración que debe apoyar y favorecer a la sociedad en general.
La situación en el Hospital José G. Parres de Cuernavaca es un reflejo de un problema estructural que, si no se atiende, podría desencadenar una crisis severa que ya está comenzando a afectar a la población más vulnerable.
Y es que la crítica de Gil Magadán al equipo actual de gobierno, que a pesar de su ineficacia intenta perpetuarse en el poder, es más que justificada; de ahí que la futura gobernadora, Margarita González Saravia, se enfrenta a la herencia de un sistema en ruinas. ¿Cómo es posible que quienes han demostrado una incapacidad flagrante para atender las necesidades ciudadanas aspiren a continuar en sus cargos? Esto no solo es irresponsable; es una traición a los principios de justicia y equidad que deberían regir la administración pública.
La situación es aún más alarmante cuando observamos el papel del actual coordinador del IMSS Bienestar, Marco Antonio Cantú, sobre todo porque su gestión ha dejado al sistema en una condición precaria, y cualquier intento de mantener a este tipo de personajes en posiciones clave podría significar la continuación de un ciclo de desmantelamiento y abandono. La falta de experiencia y compromiso que ha caracterizado su gestión son una receta segura para el desastre.
El llamado de Gil Magadán a la nueva administración es claro y urgente: seleccionar a personas capacitadas, con verdadera vocación de servicio y un compromiso genuino con la salud pública. No podemos permitir que la próxima administración siga cerrando los ojos ante una realidad crítica. Recibirán un "cascarón vacío", un sistema que no solo necesita ser reestructurado, sino que requiere una inversión real en recursos humanos y materiales para que pueda cumplir su función esencial.
Los problemas no son meramente logísticos; tienen un impacto directo en la vida de las personas. Los altos índices de mortalidad son una consecuencia directa de esta negligencia. La gobernadora electa debe entender que su administración no puede ser un continuismo de lo que ha fracasado. La salud es un derecho humano fundamental, y es hora de que los nuevos funcionarios actúen en consecuencia.
UNA NUEVA HISTORIA CON MARGARITA.- El 1 de octubre se convierte en una fecha crucial para el estado de Morelos, donde Margarita González Saravia rendirá protesta como gobernadora electa. Este evento, que marcará el inicio de su mandato, no solo es significativo en términos protocolarios, sino que representa una esperanza renovada para la ciudadanía en medio de desafíos persistentes, una nueva historia y esperanza para la población morelense que tan maltratada ha sido durante las últimas décadas por sus autoridades estatales.
La ceremonia, que contará con la presencia de 500 invitados especiales, refleja la magnitud de la responsabilidad que asume la nueva gobernadora, anunció Jazmín Solano López, presidenta de la Mesa Directiva del Congreso, ha enfatizado la importancia de un proceso de transición ordenado y consensuado.
González Saravia llega al poder en un contexto de crisis de seguridad, desigualdad y desconfianza hacia las instituciones, a pesar de las promesas de diálogo y colaboración, es vital que su administración no se quede en buenas intenciones. Las expectativas son altas, y la ciudadanía demanda acciones concretas. Es necesario que las estrategias propuestas no solo apunten a paliar problemas inmediatos, sino que busquen transformar las estructuras que perpetúan la inequidad en Morelos.
La participación ciudadana y la rendición de cuentas son esenciales, si bien el protocolo del evento destaca la importancia de un consenso político, es imperativo que este diálogo incluya las voces de quienes realmente enfrentan las dificultades del día a día; la gobernadora electa tiene la oportunidad de abrir espacios reales para la participación comunitaria, algo que ha sido un reto en administraciones anteriores.
El discurso inaugural de González Saravia será fundamental, debe abordar de manera clara y contundente los retos que enfrenta el estado, proponiendo soluciones que vayan más allá de los discursos de campaña. La ciudadanía anhela ver acciones tangibles que demuestren un compromiso genuino con la transparencia y la justicia social.
En un momento en que la política se encuentra saturada de promesas vacías, la toma de protesta de Margarita González Saravia podría ser el punto de inflexión que Morelos necesita, sin embargo, para que esto se materialice, su administración debe demostrar que el cambio es posible, y que este nuevo capítulo en la historia del estado no será solo un cambio de nombres, sino un verdadero avance hacia la justicia y el bienestar para todos los morelenses. La esperanza está en el aire, pero también la vigilancia: la ciudadanía estará atenta a los primeros pasos de su nueva gobernadora.
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