Juego de Manos - De academia, política y violencia

En opinión de Diego Pacheco

Juego de Manos - De academia, política y violencia

Hasta hace unos días, se analizaba la destitución de dos profesores de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), acusados de acoso sexual por parte de estudiantes de esta casa de estudios. Sus casos fueron llevados ante las autoridades universitarias que, a través de la Unidad de Atención a Víctimas y del abogado general de la institución, determinaron responsabilidades y castigos para los dos acusados. Esta decisión fue dada a conocer por la secretaria general de la Universidad del Estado, Fabiola Álvarez Velasco, quien aseguró que en dicha institución se tiene una nula tolerancia ante este tipo de señalamientos.

Esta no es la primera vez que observamos un acontecimiento como el previamente descrito. En agosto del año pasado, un par de docentes adscritos a la Facultad de Medicina fueron suspendidos, luego de ser señalados como agresores sexuales de una alumna y haber sido encontrados culpables. En dicho caso, así como en el descrito dentro del párrafo anterior, se denunció que esta violencia se llevó a cabo desde años previos a la denuncia.

Problemáticas así no son exclusivas de la Máxima Casa de Estudios de Morelos y, como ya lo hemos visto en este y en múltiples espacios, tampoco son nuevas. La violencia de género ejercida dentro de los centros de conocimiento existe a lo largo del país y, con diferente forma, logra burlar los pocos mecanismos efectivos que existen para combatirla. Es un problema que se ha sostenido por años, derivado de la falta de mecanismos efectivos para el procesamiento de los casos, y de la tasa de denuncias menor a los casos reales, como consecuencia de la escasez de confianza en las instituciones.

Desde la perspectiva propia de quien escribe esta columna, se ha observado cómo, a pesar de denuncias directas y con pruebas contundentes en contra de un profesor que ejercía violencia psicológica y sexual hacia una compañera, la respuesta dada a las compañeras que exigían un castigo para el catedrático fue negativa. Lamentablemente, sus amistades y larga trayectoria dentro de la institución hicieron más ruido que las amenazas dirigidas hacia su víctima.

Por ello, las estudiantes pertenecientes a diferentes casas de estudios han adoptado acciones y mecanismos para hacer frente a este problema, los cuales podemos dividir en dos grupos generales. En primer lugar, podemos ver los intentos de impactar de manera simbólica a un público, con respecto a la gravedad de esta problemática. En este conjunto podemos ver los performances, los tendederos del acoso o las esculturas. Este, si lo vemos desde la teoría, es un primer paso importante, pues tiene como virtud el posicionar el problema dentro de la agenda, que es el primer paso para la resolución de un problema.

En segundo lugar, están las acciones que generan un conflicto social (ojo en la manera descriptiva y no negativa en el uso de la palabra), como lo son las protestas y los bloqueos, a partir de las cuales se reitera el tema en la agenda y, a su vez, se ejerce presión a las autoridades competentes para generar un cambio.

Vale la pena señalar que ninguna de las formas anteriores es novedosa, exclusiva para esta problemática, ni se está rompiendo con las dinámicas sociales que han existido en nuestro país por décadas; sí podemos observar cómo, desde el pasado cercano al tiempo presente, se ha abierto la conversación pública al respecto y, a su vez, se han generado mecanismos jurídicos y productos legislativos dirigidos a enfrentar estos males sociales dentro y fuera de la academia.

Con lo anterior, hay dos puntos para reflexionar. Primero, que la Universidad, con un particular énfasis en la universidad pública, es un espacio político donde se replican a menor escala las virtudes y males que ocurren a nivel nacional, por ello, las redes de apoyo a maestros y alumnos que acosan existen y aún tienen fuerza. Segundo, que los esfuerzos hechos por algunas agrupaciones, estudiantes y personas que alzan la voz tienen logros tangibles, por lo que la lucha no ha sido en vano. Enhorabuena por los casos que, a partir de un análisis responsable, han sido resueltos para el bien de la comunidad. De aquí hacia adelante, sin dar un paso atrás.

 

Por cierto

 

Para gusto y disgusto de muchas personas, se llevó a cabo el proceso de revocación de mandato, un ejercicio democrático que, en el papel, tiene como finalidad determinar si la ciudadanía quiere la permanencia o la renuncia del presidente López Obrador. Hay dos cifras que se deben tener presentes para esta votación: las 92 millones y fracción de personas que integran la lista nominal y los poco más de 37 millones de votos necesarios para alcanzar el 40% de la participación, requeridos para hacer de este un ejercicio vinculante.

Sin adelantarme al resultado de la elección, que puede intuirse con relativa facilidad, podemos ver que será muy complicado alcanzar la votación necesaria, por lo que el objetivo juicioso pasa a segundo plano. Por ello, podemos entender que esta encuesta servirá al partido para diagnosticar, en lo general, su base votante a nivel nacional y, en lo particular, medir sus puntos espaciales fuertes y débiles a lo largo y ancho del territorio, así como los actores y actrices con poder de movilización.

Ahora, ¿qué viene? El domingo fue el punto de arranque de la carrera al 2024, las restricciones comunicativas se alzan y, en lo general, estaremos viendo a las personas políticas comenzar a moverse para renovar su capital social y hacerse del foco mediático. La dinámica que se realice dentro de los espacios de poder que quieran renovar su mandato, o que aspiren a un nuevo puesto, será más complejo que durante los primeros 3 años de esta administración federal.

Aunado a la responsabilidad que se tiene con personas votantes y representadas de ejercer el poder en pro de ellas, se deberán impulsar proyectos que generen un bienestar visible y llamativo para las personas. En política, lamentablemente, lo que no se ve, no ocurrió. En ese sentido, la competencia no es solo por trabajar mejor que la otra persona, sino de que el trabajo que se realice llame la atención de la agenda.

 

Eso sí, que viva Zapata:

diegopachecowil@gmail.com