Fallece Isaías Cano; su legado continúa
El cuerpo del mentor y analista político, Isaías Cano Morales, dejó de existir (este jueves), no así su pensamiento crítico, que quedará perenne en las aulas y colaboraciones periodísticas. Sobremanera, la amistad de su alma va a perdurar en el entorno.
Su vereda educativa, política y social no perderá vigencia. Así lo constatan sus diversos quehaceres en los que anduvo: desde un salón de clases, hasta la defensa de las causas más apremiantes (cuando fungió como legislador, integrante de la XLVI Legislatura: 1994-1997, por ejemplo).
Atrás de su legado como columnista en diferentes medios de información escritos (“El Regional del Sur”, verbigracia), deja un legado de afecto insoslayable, que sólo podría reivindicarse con el recuerdo de su abrazo sincero.
Caminaba recto. Sin titubear, su contemplación del horizonte era la de un ser preocupado por las injusticias, la desigualdad, el desempleo, la inseguridad y, sobre todo, la simulación de la clase política (a la que tanto criticó, a través de sus elucubraciones cíclicas).
En su faceta como profesor, formó a generaciones incisivas y con un estigma notorio: la lucha contra la arbitrariedad. Fue un líder axiomático. De modo inexcusable, la parte humana, desde este instante, ha trascendido hacia la perdurabilidad. Expiró su cuerpo, mas no su estridencia idealista ni su obstinación.
La vehemencia cáustica que lo definió, sólo se puede explicar por medio del contenido de sus escritos. Por ejemplo, en diciembre de 2017 (y a propósito del “Ogro filantrópico”, como definió Octavio Paz al partido que duró más de 70 años en el poder presidencial), en un artículo llamado: “PRI, en bancarrota moral y política”, externó:
“Los priistas se ufanan en decir, que el progreso y desarrollo logrado es obra de la visión, voluntad y esfuerzo de los gobiernos del partido que llegó a ser único, sin embargo, esos mismos gobiernos han dejado huellas imborrables en el rostro de México, de injusticia, pobreza inaudita, desigualdad brutal, represión sangrienta, abusos monumentales, corrupción, impunidad, fraudes…”.
En este justo intervalo, los líderes del estado le dicen “adiós” a Cano Morales, un perseverante de la pugna desde la sociedad.