Columna Desde la Torre - Orquestador de fraudes
En opinión de Roberto Enrique Rodríguez Guerrero
Nuestro país es parte de la historia negra de la humanidad, a causa de un personaje involucrado en homicidios y en desastres que marcaron para siempre su trayectoria y un daño irreversible en todos los sectores; lo que para Grecia y el mundo es un mito Caronte, tenemos en la escena política, una realidad en Manuel Bartlett Díaz, que de una u otra forma se vio involucrado en asesinatos o la imperdonable muerte de la democracia, es el transporte, es el mal inmerso en el arte que debe de ser la política, pero vayamos por partes. Al inicio del mandato de Miguel de la Madrid Hurtado, asesinan el 30 de mayo de 1984, a Manuel Buendía Téllezgirón. Interpretado siempre como muestra de la violación a la libertad de prensa y por este asesinato fue encarcelado José Antonio Zorrilla Pérez, director federal de seguridad, quien dependía directamente de Manuel Bartlett Díaz, señalado como el autor intelectual, a quien jamás se le investigó.
Otro caso es el de Ernesto el Kiki Camarena, el 7 de febrero de 1985 secuestrado, torturado y después asesinado por ex policías judiciales en Guadalajara, supuestamente ordenado por los narcotraficantes encabezados por Miguel Ángel Félix Gallardo, Ernesto Fonseca Carrillo “Don Neto” y Rafael Caro Quintero, miembros del extinto Cártel de Guadalajara. Se coludieron el crimen organizado, agentes de la CIA, Manuel Bartlett Díaz, entonces secretario de Gobernación, y el general Juan Arévalo Gardoqui, titular de la Sedena, participaron en el interrogatorio del agente estadounidense.
El 19 de septiembre de 1985, un terremoto de 8.1 grados en la escala de Richter sacudió la Ciudad de México. Los daños materiales fueron masivos, la opinión pública consideró que la cifra podría haber rebasado los 40 000. La reacción inicial del gobierno fue muy lenta e inadecuada, tal incompetencia provocó que fuera la población la que tomara el liderazgo y la organización de las labores de rescate de víctimas y cuerpos de entre los escombros. Manuel Bartlett se apanicó, era el secretario de Gobernación y responsable del dantesco desfile de muertos, personas que quedaron sin hogar y una ciudad devastada.
En 1988 el gobierno protagonizó el mayor escándalo electoral del país. El 6 de julio, durante las elecciones presidenciales. Por motivos que son del dominio público, el sistema electoral de cómputo se detuvo. La secretaría de Gobernación, en esa época a cargo del funcionario letal Manuel Bartlett Díaz, fungía como presidente de la Comisión Federal Electoral (CFE), responsable de la jornada electoral, señaló que: el sistema se había caído. Golpe mortal a la democracia. Para que no existieran pruebas los paquetes electorales fueron quemados por Carlos Salinas de Gortari. La sociedad mexicana tuvo que esperar hasta el año 2000, para que se diera la alternancia política y la transición democrática, por desgracia, hoy se encuentra amenazada en esta administración por AMLO, colocando una bomba de tiempo, una trampa al INE quitando 5000 millones de pesos presupuestados para llevar a cabo el próximo 10 de abril del 2022, la Revocación del Mandato, instrumento de participación solicitado por la ciudadanía para determinar la conclusión anticipada en el desempeño de la persona titular de la Presidencia de la República, a partir de la pérdida de la confianza. El país entrará en un conflicto constitucional, el INE al no tener estos recursos le impedirá la realización del mandato constitucional y Andrés Manuel López Obrador consumará su felonía contra el pueblo de México, planteará la urgencia de desaparecer el INE, para que el Poder Judicial absorba temas electorales, organismo a modo y aplastar los avances democráticos y la libertad ciudadana.
Bueno después de estos dislates, entramos al terreno minado, la aprobación de la Reforma Energética, desde el 1º de octubre el presidente la envió al congreso, Ley Bartlett, promovida por el ideólogo de la 4ta. Transformación y director de la CFE. Trajo serias preocupaciones al gobierno de los Estados Unidos, además de que cierra el mercado eléctrico, suspendiendo permisos de generación de electricidad ya otorgados y cancelación de contratos con empresas privadas tanto nacionales como extranjeras, desapareciendo a los reguladores y le da al Estado el derecho exclusivo de exploración y producción de litio y otros minerales considerados “estratégicos”. Tema álgido en la reunión trilateral entre Estados Unidos, Canadá y México. Si la ley se aprueba, abrirían un alto números de litigios y arbitrajes internacionales que serían muy caros para el país. Atenta contra el principio de no retroactividad y de garantía de audiencia. El resultado de la reunión que sostuvo el embajador Ken Salazar de los Estados Unidos en México, por el momento será el aplazamiento para la aprobación de la reforma hasta el 15 de abril de 2022.
La última y nos vamos: Manuel Bartlett Díaz, orquestador de fraudes, ocasionó el corto circuito que dejará sin luz el camino del presidente López Obrador, su error provocó escuchar las voces de los especialistas que sugieren reformar el sector energético, independiente de ideologías y sobre todo con ética para que realmente sea un buen negocio para los mexicanos, de otra forma, el país se encuentra en el umbral que deteriora la salud financiera de la Comisión Federal de Electricidad, un impacto negativo en el presupuesto de la federación, en el bolsillo de los ciudadanos, con las principales consecuencias económicas de esta reforma y sus leyes secundarias: Se pierde la oportunidad de empujar la productividad de nuestra economía; No se generarán empresas nacionales significativamente; No aumentarán significativamente el nivel actividad económica y de generación de empleos; Aumentará la concentración del ingreso y habrá transferencia de riqueza al extranjero; El gasto público continuará destinándose mayoritariamente a gasto corriente; No se generará ahorro de largo plazo; No contribuirá a reducir la pobreza, los niveles de pobreza pueden dispararse, la pérdida de competitividad del país y del bienestar de la población; Se desaprovecharán recursos para atacar los determinantes estructurales de la pobreza en México; Una señal demoledora contra la inversión internacional. Lo anterior no sólo por el tema eléctrico en sí, sino por la señal de que en México no se honra a las disciplinas comerciales.Una regresión a un régimen de Estado más centralizado, menos transparente y con nula rendición de cuentas y a la hipercentralización del poder de la CFE.