Bienvenido 2022, ¨…vivir otra vez…¨
En opinión de Mirna Zavala
Como cada inicio de año, los buenos deseos y propósitos se multiplican con una buena dosis de esperanza en que las cosas mejoren. Aunque en esto último no todos piensan lo mismo. Y es que la crisis sanitaria comenzada hace ya dos años no cede y mantiene los nervios crispados frente a la necesidad de sobrevivir no solo físicamente, sobre todo económicamente.
El año que comienza tiene, como el año anterior, el reto de alcanzar control sobre la pandemia respecto de lo cual, la vacunación ha sido el principal factor de recuperación de confianza y certidumbre. Acción que ha estado rodeada de toda clase de prejuicios tan comprensibles cuando el hombre se enfrenta a lo desconocido, de ahí que circulen infinidad de historias creíbles y no de porque vacunarse o no hacerlo. No es extraño seguir escuchando aquello del “chip” y otros argumentos. La pandemia navega entre lo racional y lo irracional, el hecho es que la población tiene sus “certezas” sobre el tema y también sus dudas, que expresa de diferentes formas. Al margen de lo anunciado por las autoridades.
Traigo a colación este primer reto del año, que al parecer lo será por varios más, para destacar también un comentario de una mujer entrevistada en un programa de noticias nacional, al finalizar la entrevista la persona concluía que “hay que vivir otra vez”. Nada se dijo respecto de quien era esa mujer, tan solo quizá su nombre quedo registrado en el cintillo de la nota. No cabe duda qué es la aspiración más sentida de la población y que expresa aquello que desde antiguo se afirmaba sobre que el hombre es un ser social por naturaleza. Luego de experimentar el “encierro” y poner en la balanza lo vivido, los seres humanos necesitamos comunicarnos unos con otros en las diferentes esferas donde comúnmente interactuamos: la casa, escuela, el trabajo y demás espacios públicos y privados. Que importante reflexionar sobre “vivir otra vez”; ahora que comienza el 2022, sea cual sea nuestra condición, es urgente retomar con seriedad el sentido de la vida y la alegría de vivir, aun en medio de tantos nubarrones.
Sin embargo, las opiniones son encontradas y tienen diferentes aristas, baste un ejemplo. Luego del “encierro” y el reinicio de labores educativas mediante el uso de internet, quedó claro que era una excelente alternativa que, no alcanzaba a resolver la falta del contacto físico; meses después, se decidió el regreso a clases presenciales en los sistemas de educación básica, todos estaban de acuerdo en la necesidad de la convivencia entre profesores y alumnos, pero también se mostraba la preocupación sobre los contagios que se pudieran derivar de dicha convivencia. Al final, la determinación ha resultado benéfica, dejando a los padres la decisión de enviar o no a sus hijos a los planteles escolares. Este año veremos regresar a clases presenciales de manera progresiva al estudiantado nacional de todos los niveles educativos. Lo que podría suceder con la salud, es algo que no se puede vaticinar con certeza, no obstante, es conveniente desear que sea para bien. En lo que toca a Morelos, habré de insistir a las autoridades en reforzar todas las medidas sanitarias pertinentes para que sea una experiencia saludable y exitosa.
Les deseo amables lectores que este sea un año, como se decía arriba, para “volver a vivir” y vibrar con toda determinación para concretar los propósitos que se han proyectado con el nuevo año.