A Nivel Banqueta - Cuernavaca: el paraíso perdido

En opinión de Francisco Valverde Prado

A Nivel Banqueta - Cuernavaca: el paraíso perdido

Esta es la historia de un edén que se nos fue como el agua entre las manos…

 

Cuernavaca, la ciudad junto a los árboles, solía ser un paraíso. Nuestra ciudad no era  sólo visitada por celebridades, también habitada por personajes del mundo entero. Por las calles de Cuernavaca han pasado personajes como el Sha de Irán, la princesa María José de Bélgica, el escritor Malcolm Lowry, el filósofo Ivan Illich, el compositor Arturo Márquez y David Alfaro Siqueiros, entre muchos otros más.

 

Durante la época de oro de Cuernavaca, nuestra ciudad ofrecía a sus habitantes el encanto de estar bajo el volcán. Habitar entre los árboles, en medio de fracturas topográficas llenas de magia y esplendor. Qué decir de sus casonas, callecitas y empedrados caminos, ¿pero a dónde se fue toda esa riqueza ambiental?

 

Es cierto, muchos de los problemas de nuestra ciudad se explican cómo los problemas de muchas otras ciudades de nuestro país; una pésima planeación y cero visión de ciudad.  La ciudad entendida como un ente vivo y cambiante. También es cierto que nuestra clase política no siempre ha sido la más digna de presumirse o de gobernar nuestras tierras y para muestra: un pambolero de muy bajo nivel educativo.

 

Muchas de las explicaciones del por qué Cuernavaca está tan lastimada, son válidas y reales, pero también existen algunas otras que contienen características y peculiaridades propias de nuestra idiosincracia. Ciudad con una población flotante, cambiante, con una enorme migración, insertada entre Guerrero y la capital de México. A Cuernavaca le ha faltado quien la reclame, quien la quiera y quien vea en ella un futuro distinto al actual.

 

Todos sabemos que en Cuernavaca existen familias de antaño, familias que también han sido testigos de una buena parte de la destrucción y deterioro de La Eterna Primavera. A Cuernavaca lo que más le duele es su gente, personas de carne y hueso que decidieron ver pero no actuar. Al igual que una ciudad fronteriza, fracturada por múltiples identidades y culturas, a Cuernavaca difícilmente la hemos hecho nuestra. Ni somos de aquí ni de allá. Aún cuando muchos de nosotros hayamos nacido en Cuernavaca, nuestros orígenes más cercanos, migraron de algún otro estado, municipio o país.

 

¿Qué somos? ¿qué significa ser de Cuernavaca? ¿Seremos chilangos frustrados o simplemente no hemos tenido la capacidad de desarrollar nuestro sentido de pertenencia? Siempre aspirando a ser de algún otro sitio. ¡Qué mal nos hemos portado con esta generosa tierra!

 

En un primer momento, Cuernavaca necesita a un visionario, acompañado por muchos  otros más, que finalmente puedan brindarle a La Eterna Primavera un modelo a seguir, una clara visión de cuál es el rumbo a seguir. Tampoco se necesita ser un genio para entender que no seremos nunca, una ciudad industrial o de enormes cadenas de producción. Mucha de nuestra historia contiene la respuesta por sí sola: ¡La cultura! Turismo cultural y todo lo que de ahí pueda desprenderse. Tenemos algunas otras fortalezas, como: educación, ciencia y servicios. Cuando entendamos esto, entenderemos por qué es tan grave que nuestro centro histórico se encuentre de rodillas, abandonado, sucio y anárquico. La estética de Cuernavaca es fundamental si en verdad deseamos salir del agujero en el que nos encontramos.

 

Recuperar a Cuernavaca implica un proceso de redignificación, de honestidad y de transparencia. Verse frente al espejo no siempre resulta fácil y mucho menos sencillo. Dicen que la verdad duele pero la mentira mata.

 

Cuernavaca se está muriendo frente a nuestras narices, con nosotros como observadores, comencemos por sentir un poco de vergüenza, un buen sitio para comenzar cualquier reconstrucción.

 

El valor que se requiere para rescatar a Cuernavaca no es poca cosa. Es necesario enfrentar a los intereses más oscuros, aquellos que han secuestrado nuestras calles. Esta ciudad ya no está para tibiezas.

 

 

Email: fvalverdep@gmail.com