A Nivel Banqueta - Campañas región 4
En opinión de Francisco Valverde Prado
Nos encontramos de lleno en tiempos electorales; la llegada de mensajes, letreros y fotografías de candidatos es abrumadora. Nuestros hábitos no son muy distintos a otras elecciones. Los anuncios detrás de las rutas o peseros, lonas colgadas alrededor de la ciudad y anuncios en cristales de automóviles, continúa siendo un estilo y una forma de hacer campaña. Digamos que nuestra manera de hacer política bien podría ser resumida con uno de aquellos códigos regionales en los que nuestro país, México, estaba dentro de la región 4. Para quienes crecemos con la tecnología de DVD´s, sabemos exactamente lo que eso significa.
Por definición, anunciarse en el trasero de una ruta no puede ser bueno. La rutas representan lo peor de nosotros: corrupción, prepotencia, mala educación, contaminación, ineficiencia , tráfico e inseguridad entre muchas otras cosas. Ser un candidato a un cargo de elección popular y poner el rostro en la parte trasera de una de estas unidades es aliarse, es vincularse simbólicamente con lo peor de nosotros mismos.
Ni qué decir de los pegotes, estampas o lonas. Símbolos que contaminan y tampoco comunican gran cosa. En los países mucho más civilizados que el nuestro, difícilmente uno se topa con este tipo de propaganda. El verdadero debate se centra en el terreno de las ideas, las únicas que verdaderamente tienen la fuerza suficiente para cambiarle la vida a las personas de carne y hueso.
Quizás sí, algo hemos mejorado. Hace algunos años, el problema era aún mucho mayor y la contaminación visual era aún más vulgar. Las campañas región 4 centran su mensaje y contenido en el ser vistos y reconocidos, sin importar el por qué. Se trata de darse a conocer a costa de lo que sea, ya sea bailando, haciendo chistes o trucos de magia. Ninguna de ellas, capaces de mejorar la calidad de vida de los cuernavacenses. Si en verdad queremos que la triste realidad de nuestra ciudad cambie, debemos empezar por transformar nuestra forma de comunicarnos y expresar nuestras ideas. Una nueva cultura ciudadana que nos permita ponernos de acuerdo en torno a principios y acciones a llevar acabo en la capital del estado de Morelos. Los logotipos de los partidos políticos necesitan contener ideas más que modas o falsas ilusiones. Nada de esto será posible mientras los ciudadanos nos conformemos con tan poco o casi nada. Debemos preguntar, cuestionar e incrementar el debate político. Un debate que no puede estar supeditado a intereses personales o negocios de unos cuantos.
De no intentar salir de la región 4, poco o nada saldremos adelante y para muestra: el cómo luce Cuernavaca. Una ciudad finalmente destrozada. La única vía y camino posible es defender lo público y todo aquello que lo construye. Necesitamos ponernos la camiseta y defender lo nuestro. No se trata si somos de aquí o de allá pero sí, si queremos o no a nuestra Cuernavaca. Tocar fondo, puede ser el mayor de los tesoros. Siempre y cuando transformemos nuestra indignación en acciones constructivas en favor de la ciudad.
La cultura y el espacio público son un excelente camino para comenzar a trazar un presente y futuro que pueda devolverle la dignidad a Cuernavaca. Es ahí donde aquello que llamamos ciudad, ocurre, vive y se transforma. La cultura nos dibuja, nos retrata y expresa lo que somos y queremos ser. El espacio público nos permite tener el espacio necesario para vivir, crecer y expresar el sentir y ser de una comunidad. Por ahora, el espacio público de Cuernavaca está tomado por la ilegalidad, el desencuentro y la violencia. ¿Esa es la ciudad que queremos?
¡Comencemos por entender que lo importante es lo que se dice y se hace, no lo que se pega o cuelga!
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