A Nivel Banqueta - Arte y cultura morelense
En opinión de Francisco Valverde Prado
En la ciudad de Cuernavaca como en muchos otros municipios, habitan un gran número de artistas y profesionales relacionados con las artes. Históricamente, la capital de nuestro estado ha sido la casa y lugar de producción de artistas reconocidos no sólo a nivel nacional pero también internacionalmente. Sin embargo, Morelos como estado, no ha sabido capitalizar este hecho como un atractivo que permita distinguirnos a nivel mundial. Si bien es cierto que gracias al esfuerzo -aislado- de algunos creadores y artistas plásticos, Morelos ha sido proyectado más allá de sus fronteras.
¿Qué impide que nuestra riqueza cultural se potencialice y sea motivo para ser más visitados? En principio, existen algunos esfuerzos que han tenido bueno resultados pero la realidad de nuestras políticas culturales no son muy distintas al resto de las demás (estilo morelense): primero los cuates, amigos, comadres, compadres y luego, los méritos propios. Espacios como el Museo de Arte Contemporáneo Juan Soriano, tendría que ser un espacio para la proyección internacional de nuestro estado, mientras que en los hechos, es un espacio para la ocurrencia y accidentadas propuestas. Sí, ha habido grandes exposiciones en el Soriano, pero también propuestas que niegan la realidad de las artes en tiempo presente. En la practica, carecemos de estrategias a largo plazo, mecanismos de difusión y profesionalización de los recintos culturales no sólo de Cuernavaca, también de todo el estado.
Es urgente que los artistas que trabajan y producen en Morelos y que por méritos propios merecen ser apoyados e impulsados por medio de exposiciones, becas y una correcta difusión, lo sean. De otra forma: ¿De qué nos sirve tener a tantos creadores viviendo en Morelos? El gobierno y la secretaría responsable de la cultura, necesitan reconocer e incentivar la creación más allá de los artistas amigos o que llenan con aplausos al gobierno en turno. La cultura necesita ir más allá de tan vulgares prácticas. A Morelos le urge que la cultura no sea condicionada a quien hable bien del gobernador y quien no. ¡Dejemos por favor de ser tan corrientes! Del otro lado de la moneda, es urgente que los artistas seamos menos divos, actuando como si Cuernavaca fuera un continente y logremos ser más empáticos y generosos con nuestros similares. De lo contrario, las envidias y delirios de grandeza, terminan por destruir posibles acciones y proyectos en beneficio de toda la comunidad.
El potencial que tiene Morelos para hacer de la cultura y las artes un motivo de desarrollo y generación de riqueza, es único. Primero debemos empezar por darle la oportunidad a personas capacitadas para hacer brillar nuestra cultura y no poner a cualquier bobo en el puesto o silla. El turismo cultural es real y posible, pero no mientras el nivel cultural de los responsables de las artes sea tan impresentable (salvo algunas excepciones).
Si bien es cierto que los recursos nunca son suficientes, a pesar de cada tres o seis años producir tanto nuevo rico, mucho se puede hacer por medio de redes sociales y otras plataformas para lograr que el arte que en Morelos existe, se difunda.
Por lo pronto, si algo la cultura puede darnos es la construcción de ciudadanos más conscientes e introspectivos. Que puedan pensar, reflexionar y decidir. Teniendo mejores ciudadanos, es lógico que tendremos un mejor estado. Uno que no sólo aprenda de la violencia y el salvajismo de lo que aquí ocurre pero también de lo que podemos y queremos ser.
Como observadores, el arte nos permite acercarnos más a nosotros mismos y en consecuencia, a los demás. La educación y cultura quizás sean la mejor y única forma de aprender a ser personas que consideren y reconozcan al otro, al diferente.
Email: fvalverdep@gmail.com