Rechazan la gente las acciones de las normalistas de Amilcingo
Cuautla, Mor.- Que se pongan a trabajar y que dejen de andar de argüenderas, fueron los gritos que se escucharon el pasado fin de semana en contra de las estudiantes de la normal rural “Emiliano Zapata” , de Amilcingo, municipio de Temoac, luego de que pretendían secuestrar un autobús de la empresa Estrella Roja. Las normalistas pararon el vehículo automotor a la altura del hospital general “Mauro Belauzarán Tapia”, de Cuautla.
Cuando con sus clásicos gritos pretendían obligar al chófer del autobús que les abriera la puerta, fueron cuestionadas severamente por gente que se acercó a verlas como actuaban, y ahí les empezaron a gritar que se pudieran a trabajar, a estudiar. Les dijeron de todo, que ya estaba bueno que siguieran con sus actos vandálicos y como “viejas argüenderas”, que lo mejor era que se regresaran a los salones de clase.
Ante esa manifestación que no esperaban, una de las líderes camuflajeada con una sudadera de color amarillo mostaza, intentó responder a las personas que se habían acercado, tratando de justificar su acción. Por más que grito, y que algunas de sus compañeras la respaldaron, la verdad es que resultó peor, porque entonces los gritos de “fuera, fuera, fuera; váyanse a trabajar, a estudiar, y dejen de estar de argüenderas”, fue creciendo más y más.
El autobús de pasajeros fue custodiado por dos patrullas de la Secretaría de Seguridad Pública de Cuautla, quienes no actuaban, dejaron que las normalistas siguieran golpeando con las manos la unidad, para que el conductor de la unidad les abriera la puerta. Desesperadas por los gritos de las personas, intentaron por todos los medios que las dejaran subir al automotor, lo que finalmente no lograron.
Tuvieron que irse por donde vinieron, con las consignas en su contra, a pesar de que en su defensa pusieron en la mesa lo que está sucediendo en la normal rural de Chiapas, y la detención de varios normalistas. Ni eso le importó a la gente, que se nota que ya está cansada de los actos vandálicos de las normalistas, que de nuevo tuvieron que irse con las manos vacías porque no pudieron llevarse el autobús.