El vacío
En opinión de César Daniel Nájera Collado
El día de hoy me pregunto hasta dónde la vida es un vacío que nosotros llenamos, o al menos tratamos de hacerlo. Si tuviera que nombrar cosas difíciles de encontrar, no dudaría en mencionar la idea de un humano que sea feliz en sí mismo. Porque en este mundo actual, intentamos llenar el evidente vacío de nuestras vidas con cosas exteriores o ajenas. Ya sea una pareja, trabajo, religión, preferencia política, etcétera, buscamos la forma de escapar de el hecho que somos auto-insuficientes, ya que así hemos sido educados. El individualismo se retrata casi como un pecado, porque el pensamiento masivo e implantado es más fácil de controlar por aquellos que creen tener el derecho para regir ideas. Se explota la ignorancia humana para vender falsos complementos. “Con un auto deportivo serás feliz”; “solo con una pareja, o hijo, conocerás el amor de verdad”. Pensamientos como estos han ayudado a controlar nuestra concepción de la felicidad.
No digo que se pueda vivir sin nadie; los humanos somos, sin duda, un animal social. Sin embargo, creo que la única forma de llenar el vacío es con una idea de felicidad manufacturada por y para ti, con metas de autoconocimiento. Para esto, sirve mucho la analogía de que nuestra especie busca explorar y conocer todo el universo, mandando sondas al exterior, cuando ni siquiera conocemos completamente nuestros océanos.
La idea de un amor desinteresado yace de un amor propio suficiente. Se trata de amar a alguien o algo por lo que es y no por cómo te va a servir para llenar tu vacío.
Considero que la mayor aspiración de una persona debería ser querer completarse y disfrutar en sí mismo, sin esperar que alguien o algo más, haga el trabajo que estamos creados para hacer nosotros individualmente. Suena difícil, como nada en el mundo, pero sin duda, no creo que exista meta mayor.