Arruinó el covid-19 celebración mexicana de los fieles difuntos
Se registró una afluencia del 40 por ciento, señalaron autoridades municipales de Cuautla
Cuautla, Mor.- Contrario a lo que se esperaba que los cementerios lucieran abarrotados por los deudos en este pasado 2 de noviembre “Días de Muertos”, no fue así porque cuando mucho se registró una afluencia del 40 por ciento, señalaron autoridades municipales, quienes estuvieron presentes para que se respetaran las normas de prevención sanitarias para evitar contagios por coronavirus.
“El covid-19 hasta arruinó una celebración muy mexicana como la de convivir con los fieles difuntos”, dijo uno de los funcionarios que estaba sorprendido porque esperaban que los panteones lucieran abarrotados de personas. Informaron que sería por el temor a los contagios de coronavirus o a que no tenían dinero o no quisieron recordar a sus deudos fallecidos hace poco, porque los panteones lucieron semivacíos.
Revelaron que sobre todo en los lugares que se puede decir son más tradicionales como el cementerio municipal, ubicado casi en el centro de Cuautla, el aforo de las familias fue poco a comparación de otros años. Los mismos vendedores de flores destacaron que sus ventas cayeron hasta el 70 por ciento, porque no hubo gente, “no tuvimos compradores y eso que se nos permitió instalarnos desde el pasado domingo9 primero de noviembre.
Situación similar se registró en los municipios de Ayala, Yautepec, Yecapixtla y Jonacatepec, donde la afluencia de familias a los cementerios fue considerada como reducida, sobre todo por la festividad. Las familias terminaron por hacer y presentar sus ofrendas a sus seres queridos desde sus casas, sin hacer más, porque seguramente tuvieron temor de los contagios de coronavirus.
Ayudantes municipales como Armando Cárdenas, de la colonia Tepeyac, que realizó guardia de apoyo en el cementerio de la localidad, confirmó que se registró poca afluencia en el panteón; “nos quedamos sorprendidos porque esperábamos muchas más personas. Observó que “pego” el temor de contagios, porque en otras ocasiones los panteones estarían abarrotados de gente que hasta come ahí en las tumbas, acompañando a sus familiares fallecidos.