Observador político - Los 100 días del alcalde José Luis Urióstegui

En opinión de Gerardo Suárez Dorantes

Observador político - Los 100 días del alcalde José Luis Urióstegui

Después del desastre financiero y social heredado por administraciones anteriores como las de Cuauhtémoc Blanco y Antonio Villalobos Adán, el gobierno de José Luis Urióstegui Salgado ha logrado trascender con el orden y estabilidad financiera que ha logrado sacar avante con una transformación importante para lograr tener una ciudad con eficacia, y “visión de futuro”.

 

LOGROS Y AVANCES HISTÓRICOS.- Un ejemplo de ello, sin lugar a dudas, la “histórica inversión” de 240 millones de pesos en diversas obras sobre todo la hídrica para generar más y mejor servicio de distribución del vital líquido; de ahí que la política gubernamental de la comuna capitalina se ha enfocado en centrarse para transformar las condiciones de vida de los más vulnerables, y eso solo se logra con una distribución justa del poder, la riqueza y los recursos.

La Cuernavaca, sin embargo, requiere aún más y mejores proyectos y obras que logren beneficiar a la mayoría de sus habitantes y no solo a unos cuantos, de ahí que todos los esfuerzos hechos por el alcalde José Luis Uriostegui tienen que ser copiados por sus secretarios y funcionarios municipales para que verdaderamente se logre la transformación que tanto se anhela pero que se requiere de más esfuerzo sobre todo en la secretaría general, obras públicas y desarrollo económico y turismo, que es el talón de Aquiles de la actual administración. Los titulares de estas dependencias no han estado a la altura del edil, Urióstegui.

 

UN CUERNAVACA CON PROYECTO Y TRANSPARENCIA.- En un contexto estatal marcado por la incertidumbre, el descrédito institucional y los vínculos criminales que han manchado la administración pública en varios municipios, Cuernavaca empieza a tomar una ruta distinta.

Mientras alcaldes como Jesús Corona en Cuautla e Israel Piña en Temixco son señalados por su presunta cercanía con grupos delictivos —el segundo incluso involucrado en denuncias por cobro de piso y amenazas contra concejales—, en la capital morelense se consolida una gestión que apuesta por la legalidad, la planeación y la responsabilidad social.

José Luis Urióstegui Salgado, primer alcalde reelecto de Cuernavaca, con esfuerzo y dedicación ha logrado estabilizar el rumbo de una ciudad que venía arrastrando crisis económicas, conflictos sociales y abandono institucional, legado de administraciones pasadas como las de Cuauhtémoc Blanco y Antonio Villalobos.

Hoy, tres años después, la narrativa ha comenzado a cambiar: el desorden da paso al ordenamiento financiero, la opacidad a la transparencia, y el desánimo ciudadano a una renovada esperanza en el futuro inmediato.

Esta tarde, en el Museo de la Ciudad, Urióstegui presentará su informe de los primeros 100 días de la nueva administración 2025-2027, acompañado por la gobernadora Margarita González Saravia y su gabinete municipal; por lo que se espera será una rendición de cuentas que no busca deslumbrar con promesas, sino confirmar avances concretos, fruto de una política pública responsable.

De igual manera, destaca el ambicioso Programa de Inversión Hídrica 2025, con una inversión de 71 millones de pesos que contempla la construcción de cinco tanques elevados y la sustitución de más de ocho kilómetros de tuberías. Este esfuerzo no solo mejora el servicio, sino que reafirma el compromiso de garantizar el acceso al agua como un derecho básico.

Lejos de escándalos y sospechas, el gobierno municipal de Cuernavaca avanza con una visión de largo plazo que pone en el centro a la ciudadanía. La confianza no se impone, se gana.

 

EL LEVANTAMIENTO DE UNA CIUDAD.- Para nadie es un secreto que durante años, Cuernavaca fue el reflejo de una ciudad sumida en el abandono, la corrupción y la inercia de gobiernos irresponsables que dejaron tras de sí una estela de crisis.

Deudas impagables, servicios públicos colapsados, calles intransitables y una ciudadanía cansada de promesas rotas fueron el escenario que heredó la actual administración encabezada por José Luis Urióstegui Salgado, empero, hoy, a más de tres años del inicio de su primer mandato y en los primeros 100 días de su segundo periodo, Cuernavaca comienza a reescribir su historia.

Reitero, que uno de los logros más contundentes ha sido el saneamiento de las finanzas municipales, puso orden financiero y por tanto, la deuda heredada por anteriores gobiernos, que ascendía a mil 046 millones de pesos, se ha reducido de forma impresionante a 200 millones de pesos.

Esta disminución no es un dato menor: significa liberar recursos para invertir en lo que realmente importa, desde calles en buen estado hasta acceso al agua y becas para jóvenes, por lo que es, en pocas palabras, el principio de una administración que ha sabido priorizar, ajustar y ejecutar.

De ahí que la confianza ciudadana en el gobierno local también se traduce en números, y tan solo en los primeros dos meses del año, se recaudaron 192.6 millones de pesos por concepto de impuesto predial y 71.5 millones por servicios públicos.

 

LA INSEGURIDAD, TALÓN DE AQUILES.- Pero no todo es infraestructura o cultura, la seguridad, ese gran desafío nacional, también se está enfrentando con decisión en Cuernavaca y por ello, la coordinación entre los tres niveles de gobierno ha permitido realizar operativos estratégicos, fortalecer a las corporaciones locales y avanzar en la construcción de entornos más seguros, a pesar de que la incidencia delictiva que se sigue reflejando en colonias de la capital tal y como ocurre con la mayoría de los municipios del estado. De ahí que es fundamental el esfuerzo y trabajo realizado por la administración actual.

Y como dato, la SEPRAC, ya sin Alicia Vázquez Luna, en tan solo 100 días, logró detenciones importantes (608 personas en total, 107 puestas a disposición del Ministerio Público), y lo que es más significativo es que ya se han localizado con vida a 11 personas desaparecidas, gracias a una respuesta ágil y coordinada del C4.

La Cuernavaca que se dibuja hoy no es perfecta ni mucho menos, hay todavía muchos retos y éstos son enormes por delante, sobre todo en lo relacionado a la violencia estructural, la desigualdad territorial, la precariedad laboral y la exclusión social que no se resuelven en 100 días ni en tres años. Pero lo que sí se ha logrado es algo fundamental: recuperar el rumbo.

 

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