Diversidad, orgullo y prejuicios. Una mirada desde los derechos.

En opinión de Aura Hernández

Diversidad, orgullo y prejuicios. Una mirada desde los derechos.

 

“Lucha por las cosas que te importan, pero hazlo de una forma que lleve a que otros se te unan”.

 

Ruth Bader Ginsburg

 

Hoy, hace 52 años que uno de los colectivos de personas más discriminadas por su condición, inició lo que sería una larga lucha por la igualdad y el respeto a su dignidad y a sus derechos. Un 28 de junio de 1969 en el bar Stonewall Inn de Manhattan, cansados de las redadas masivas y el hostigamiento de los cuerpos policiacos, integrantes de la comunidad de la diversidad sexual decidieron oponer resistencia a la brutalidad policial que los perseguía, maltrataba y encarcelaba pues no ser heterosexual era considerado ilegal en Estados Unidos.

La noche del 28 de junio será recordada en el mundo como el evento fundacional en la defensa de los derechos de esta colectividad, pues a la oposición de dejarse encarcelar siguieron manifestaciones y disturbios en todo Manhattan y al año siguiente en conmemoración de esa larga noche, se realizó la primera marcha del orgullo de la diversidad sexual, que hasta nuestros días ha iniciado, apenas, un proceso de naturalización muy tímido.

La idea fundacional de las marchas del orgullo LGBTTTI, como la que vimos el fin de semana en la Ciudad de México abreva de la idea de que ninguna persona debe avergonzarse de lo que es, cualquiera que sea su sexo, orientación o identidad sexual, pues la dignidad de las personas no debe verse afectada por sus preferencias sexuales, esto último ya consagrado en nuestro maravilloso artículo primero constitucional.

Con todo, pocas veces la discusión publica sobre la minoría que representa el colectivo de la diversidad sexual en nuestro país, se da a partir de un enfoque de derechos, sino más bien a partir de una discusión ideológica y moral. Lo que soslaya el hecho irrefutable de que, según cifras oficiales, esta comunidad es en nuestro país la que más discriminación padece.

Discriminación que afecta un sinfín de sus derechos humanos como es el acceso a la justicia, el acceso a los servicios de salud, el acceso al trabajo en igualdad de condiciones frente a la mayoría de las personas que se identifica como heterosexuales.

De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Discriminación (Enadis) 2017 reportada en el portal de Conapred, casi 2 millones 700 mil personas en México declaran no ser heterosexuales, lo cual representa 3.2% de la población nacional. No obstante, siguiendo con la información de Conapred, es probable que dados los prejuicios sobre la diversidad sexual, varias personas no hayan compartido su orientación sexual abiertamente y el porcentaje sea mayor. La Consultora Ipsos, según una encuesta realizada el año pasado, elevó la cifra al 11 por ciento de la población.

La misma encuesta de Enadis sobre discriminación, nos da cifras demoledoras sobre la discriminación que padecen las personas de la diversidad sexual. De acuerdo con esto, del total de las personas encuestadas y que se declaró como no heterosexual, el 40 por ciento respondió que le fueron negados derechos por su condición como la atención médica o medicamentos, la atención o servicios en alguna oficina de gobierno, la entrada o permanencia en algún negocio, centro comercial o banco, recibir apoyos de programas sociales, obtener algún crédito de vivienda, préstamo o tarjeta, y la oportunidad de obtener un empleo.

La encuesta revela que la población más discriminada, con un 72 por ciento del total, son las personas, trans, seguida por un 66 por ciento de las personas lesbianas, seguida por un 65 por ciento de las personas indígenas. El 23.3% de la población de 18 años y más señaló que en los últimos cinco años, se le negó injustificadamente alguno de los derechos.

De la población encuestada, el 33 por ciento de mujeres declaró que no le rentaría su vivienda a una persona trans y 40 por ciento los hombres tampoco lo harían. El 30 por ciento de mujeres no les rentaría a lesbianas frente a un 35 por ciento de hombres. Por su parte, el 40 y 46 por ciento de mujeres y hombres, respectivamente, no aceptarían que sus hijos se casaran con una persona del mismo sexo, mientras que un 64.4 por ciento de encuestados declaró que no se justifica que personas del mismo sexo vivan como pareja.

En esta encuesta el estado de Morelos se ubica en el “Top Five” de las 5 entidades donde más se discrimina por esta condición personal, junto con estados de la región sur sureste, Nuevo León y Baja California.

Y no es para menos, pues fue hasta el 17 de mayo de 1990 que la Organización Mundial de la Salud (OMS) eliminó a la preferencia sexual hacia parejas del mismo sexo de la lista de enfermedades psiquiátricas. Sin duda los prejuicios, el estigma y la discriminación que padece este colectivo abreva de esta concepción tan asumida en el mundo entero y tan contraria al derecho humanitario.