El tercer ojo - Sobre los “Héroes”, “Antihéroes”, “Agoreros de la Historia” o Sobre la “Historia y la verdad” (Segunda de dos partes)

En opinión de J. Enrique Alvarez Alcántara

El tercer ojo - Sobre los “Héroes”, “Antihéroes”, “Agoreros de la Historia” o Sobre la “Historia y la verdad” (Segunda de dos partes)

Dando continuidad al asunto que trataba la colaboración precedente, considero pertinente precisar dos cuestiones más que son fundamentales a la hora de interpretar algunos de los sucesos de relevancia indiscutible sobre la historia de la ex URSS, la Segunda Guerra Mundial, el papel de los Estados Unidos y los intentos revisionistas que tratan de imponer una visión de la historia ajustada a sus intereses.

Una vez que los comandantes de ejército nazi firman la admisión de su derrota ante los comandantes del Ejército Rojo –léase ante la ex URSS--, las naciones que integraban a los “vencedores” –URSS, Inglaterra y los Estados Unidos, representados por I. Stalin, F.D. Roosevelt y Winston Churchill--, acordaron realizar una reunión cumbre en Salta, con el propósito de establecer acuerdos sobre lo que debiera seguir para el mundo. Dicha reunión es conocida como la “Cumbre de Yalta” que tuvo lugar en dicha región soviética los días que van del 04 al 11 de febrero de 1945.

El acuerdo oficial de dicha cumbre estipulaba: 1) La declaración de la Europa liberada, es decir, que ya no necesitaban seguir en estado de guerra, permitiendo elecciones democráticas en todos los territorios liberados; 2) Realizar una conferencia en abril de ese año en San Francisco, USA, para organizar la construcción de un organismo internacional –léase la Organización de las Naciones Unidas (ONU)--, contemplando un Consejo de Seguridad y, adicionalmente se acordó que las RSS de Bielorrusia y Ucrania tuviera escaños independientes en la ONU; 3) El desarme y desmilitarizacion de Alemania; 4) Indemnizaciones a pagar por Alemania por las “pérdidas que ha causado a las naciones aliadas en el curso de la guerra” 5) Se estableció que la "zona de ocupación en Alemania" otorgada a la ex URSS, así como las zonas de ocupación por las otras naciones aliadas; entre otros acuerdos más.

 

Como es sabido, los acuerdos de Yalta fueron polémicos incluso antes del encuentro final en Postdam; una vez fallecido Franklin D. Roosevelt –quien por cierto adolecía de secuelas de la poliomielitis, razón por la cual iba en silla de ruedas, aunque las fotografías oficiales ocultaron esa circunstancia--, Churchill y Stalin fueron acusados de no haber aceptado un “control internacional sobre los países liberados por la URSS”. Más aún, fueron acremente cuestionados porque ningún otro país fue consultado o le fueron notificadas las decisiones tomadas allí. Fue, lisa y llanamente, un “acuerdo tripartito” del cual incluso Francia no fue partícipe.

Ahora bien, si afirmamos que los “revisionistas” actuales de la historia borran de un plumazo el papel de la ex URSS y del Ejército Rojo en estos sucesos y que, además, la Federación Rusa, es la única que trata de mantener el reconocimiento de esa etapa histórico y el papel no sólo relevante en esta etapa de la historia, sino fundamental y determinante, no significa que la Rusia actual siga siendo la URSS, que siga teniendo un Ejército Rojo y, sobretodo, el mismo proyecto histórico.

Al parecer los discursos al respecto, mutuamente excluyentes, no se corresponden hoy, con los hechos pretéritos ni se anclan en la supuestamente inexistente “Guerra Fría”.

¡Vamos! Ni Rusia es la URSS ni persigue los mismos objetivos que se propuso la “Revolución Rusa y Bolchevique de 1917”, ni Vladimir Putin es el Stalin contemporáneo ni, mucho menos, Donald Trump y adláteres o agoreros son los émulos de Franklin D. Roosevelt o Winston Churchill.

La disputa no se asemeja a la del término de la Segunda Guerra Mundial, ahora las posturas revisionistas tienen un propósito justificacionista de los objetivos y acciones del Imperialismo Estadounidense y aliados.